Las guerras son terribles, nadie gana. Hoy el mundo está en guerra se ve que nada aprendimos. La historia del hombre parece más una historia de guerras que una historia del ser humano y su desarrollo. Las guerras, solo traen dolor, muerte, separación familiar…el ambiente siempre huele a muerte, en cambio la paz es el triunfo de la vida, ese estado de justicia y solidaridad donde se hace todo lo posible por construir un mundo mejor.
Sin embargo,la humanidad dese que piso la tierra no ha evitado la guerra. Hace casi 190 años, se inició un conflicto colonial que aún permanece irresuelto,la causa Malvinas. Una fuerza naval británica expulsó, el 3 de enero de 1833, a las legítimas autoridades y a la población argentina de las Islas Malvinas.
El 2 de abril es uno de los momentos más importantes de nuestra historia actual, es por ello que deseamos recordar la experiencia de los jóvenes que participaron de la Guerra de Malvinas, desde el servicio que han hecho a nuestra patria.
Un hecho que debió necesariamente basarse en la fuerza de las armas como único modo de compensar la total ausencia de títulos soberanos de la cual el Reino Unido siempre debe ser consciente de su actuar. Por citar sólo un ejemplo, recuérdese que en 1829 nada menos que el Duque de Wellington, Primer Ministro británico, en una carta dirigida a Sir George Murray (funcionario del Foreign Office) expresó: «he revisado todos los papeles relativos a las Malvinas. No está claro para mí que alguna vez hayamos poseído la soberanía de dichas islas. El Acuerdo no va más lejos que restablecer Port Egmont para nosotros, el cual abandonamos casi sesenta años atrás»
La Argentina conquistó su independencia en 1816 y las Malvinas eran ya parte de su territorio. Alcanza con mencionar que el Gran Libertador, el General José de San Martín, ya en 1816 (17 años antes de la invasión del Imperio británico) escribió a las autoridades nacionales pidiéndole que le enviaran refuerzos desde las Islas Malvinas para el Ejército que preparaba con el objetivo de contribuir a liberar a los pueblos hermanos de las actuales Repúblicas de Chile y Perú. Textual «disponga que todos los de alta clase que se hallen presos en esa jurisdicción de su mando sentenciados a los presidios de Patagones, Malvinas u otros sean remitidos a esta capital con copias de sus respectivas condenas y a la mayor seguridad posible comprendiendo también en ellos a los desertores contumaces en este delito» Carta del 14 de julio de 1816.
Malvinas nos lleva a reflexionar día a día en torno a nuestra identidad nacional, una tarea colectiva que se construye cotidianamente desde todos los ámbitos, y en el que la escuela cobra aún más un papel fundamental. Se trata de una oportunidad para pensar la Patria desde un lugar renovado, a favor de la libertad y de la igualdad entre todas las naciones, contra todo resabio colonial que exista en el mundo.
Fueron héroes aquellos padres que apoyaron a sus hijos que decidieron defender esta causa, como también las familias que recibieron a los que volvieron, después de 72 días, diferentes, con sus memorias marcadas a fuego por una guerra inútil, estéril e innecesaria, como toda guerra. Son héroes lo que quedaron en las islas y los que están hoy entre nosotros.
Pensar Malvinas nos debe hacernos reflexionar sobre el valor de la vida humana frente a las ambiciones desmedidas y a los intereses de distintos sectores de poder que pujan por el control de los pueblos. No nos olvidemos que estabamos gobernados por una dictadura militar. La sumatoria de errores y horrores no logran empañar la entrega, abnegación y el valor de quienes entregaron con sacrificio sus vidas. Un reconocimiento al honor, que perdura por sobre las circunstancias y la temporalidad del hecho histórico.
El legado de Malvinas lo tenemos que construir entre todos, Malvinas es una causa argentina, es de todos. Tenemos que hablar con nuestros hijos, con nuestros nietos y bisnietos, pero de generación en generación tenemos que transmitir que pasó, el horror de la Guerra y la entrega de los héroes de ella. Este 40 aniversario debe activar la posibilidad de construir espacios de diálogo y reflexión: recordando y rindiendo un merecido homenaje a los veteranos, ex combatientes y caídos en nuestras Islas Malvinas, hombres y mujeres.
“Todos los veteranos soñábamos con un regreso triunfante y ser recibidos en la 9 de Julio en una nube de papeles celestes y blancos. Pero perdimos y nos trajeron de noche, escondidos, 70 kilómetros en un camión volcador y de ahí un avión a Campo de Mayo a ocultarnos otra vez”. Fabián López
Para honrar tantas vidas truncas, para honrar los que están hoy entre nosotros pero, sobre todo, para construir un país donde estén garantizados la plena vigencia de la democracia y los derechos humanos y donde esto permita que el pueblo viva realizado en sus objetivos y expectativas. Tantas ilusiones rotas y vidas perdidas, pero también tantas convicciones sostenidas frente a la adversidad, merecen ese esfuerzo.
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