Ambiente físico y aprendizaje en educación inicial. Chile

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Loris Malaguzzi (1920-1994) en las escuelas de Reggio Emilia dio inicio a la importancia de concebir al ambiente como un tercer educador. Esta forma de ver el ambiente implica considerarlo como una “herramienta pedagógica relevante para el aprendizaje y protagonismo de cada niño y niña, donde puedan aprender de manera autónoma…y donde este espacio educativo se transforme en un verdadero lugar de exploración, descubrimiento e innovación” (Subsecretaría de Educación Parvularia, 2019, p.20).
Es, por lo tanto, necesario poder ofrecer espacios en los cuales los y las estudiantes se perciban felices, puedan expresarse y también logren abstraerse de las problemáticas que los aquejan cotidianamente, posibilitando nuevas alternativas de interacción y desarrollo facilitado por entornos estimulantes. Se ha de tener en cuenta que las transformaciones físicas en el ambiente buscan promover cambios en las
atmósferas, procurando tranquilidad y seguridad en los educandos que favorezcan el aprendizaje. Esto es posible de conseguir inclusive en aquellas escuelas ubicadas en zonas vulnerables, que aun con grandes precariedades de infraestructura, se han convertido en verdaderos refugios para los niños y niñas que acceden a ellas. (Olivos, Triana, Gómez y Fornara, 2020).
Resulta fundamental que los educadores y las educadoras tengan una clara visión de hacia dónde quieren llevar a sus estudiantes, planteando tantos escenarios como sean posibles para facilitar el tránsito hacia el aprendizaje. Por lo tanto, el ambiente resulta determinante, ya que brinda significado a las prácticas educativas enfocadas en el  ducando y sus procesos de aprendizaje (Portillo, 2019). El rol del educador o educadora en este sentido es entonces, el de generar ambientes promotores de aprendizajes, “otorgando al espacio físico una intención pedagógica que invite al descubrimiento, la autonomía, la colaboración y la creatividad de cada niño y niña, donde además toda posibilidad de interactuar se convierta en la oportunidad de aprender y jugar” (Subsecretaría de Educación Parvularia, 2019, p.11).
Ejemplo de una excelente iniciativa en innovación relacionada con los ambientes de aprendizaje es el Sistema de Modelamiento del Ambiente Físico de Aprendizaje (MAFA), el cual corresponde a un proyecto que nace a partir de un diálogo interdisciplinario que considera el impacto que el ambiente de aprendizaje tiene sobre la calidad y equidad educativa de los jardines de infancia públicos. Dicho sistema se articula sobre una integración sinérgica de tres componentes: elementos materiales que favorecen y provocan variadas prácticas pedagógicas; una aplicación para dispositivos móviles que permite la generación de comunidades de práctica profesional y colaboración para los equipos pedagógicos y por último, un dispositivo de modelamiento a escala que corresponde a un recurso didáctico orientado para empoderar a los niños y las niñas permitiéndoles tomar decisiones y planificar el ambiente físico del aula (Adlerstein, 2016).
Implementar las aulas con material y mobiliario que potencie la creatividad y la autonomía es un gran paso. Pero también es necesario entender que el espacio educativo no se limita sólo a lo que conocemos como sala de clase, sino que plantear en cuanto es posible el “abrir la escuela al entorno, sacar la educación fuera del aula o, como mínimo, articular adecuadamente los tiempos y espacios interiores y exteriores” tal como lo señala Heike Freire (www.heikefreire.com), quién además agrega “el medio ambiente debería ser el medio del aprendizaje… todo se puede aprender al aire libre”. Queda la invitación entonces a replantear el ambiente físico de aprendizaje, replantear la distribución de los elementos en los espacios educativos, replantear el uso del entorno natural, incorporar nuevas
modalidades de estructuración de las aulas y cuestionarse qué rol está cumpliendo el ambiente en los objetivos de aprendizaje propuesto y de qué forma como docente facilito y promuevo al llamado tercer educador: el ambiente.

REFERENCIAS

  • Adlerstein, C. (2016). El ambiente físico de aprendizaje como tercer educador: physical environment of learning as the third educator. Base Diseño E Innovación, 3(2), 36–41. Recuperado a partir de https://revistas.udd.cl/index.php/BDI/article/view/216
  • Olivos, P., Triana, S., Gómez, I. & Fornara, F. (2020) El diseño físico de los ambientes de aprendizaje. En Páramo, P. & Burbano, A. (2020). El tercer maestro: la dimensión espacial del ambiente educativo y su influencia sobre el aprendizaje. 10.17227/op.2020.8681.
  • Portillo, S. (2019). La construcción de ambientes de aprendizaje en la escuela: una tarea permanente. Revista Electrónica de Investigación e Innovación Educativa-REIIE, 4(2), 57-67. Recuperado de https://www.researchgate.net/publication/352907120_La_construccion_de_ambientes_de_apr
    endizaje_en_la_escuela_una_tarea_permanente
  • Subsecretaría de Educación Parvularia (2019). Ambientes de Aprendizaje. Orientaciones Técnico Pedagógicas para el nivel de Educación Parvularia. Santiago, Chile
    https://www.heikefreire.com
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Acerca de Carla Vargas 8 Articles
Carla Vargas, Educadora de párvulos de la Pontificia Universidad Católica de Chile (PUC), docente universitaria con más 12 años de experiencia en aula en Chile y en el extranjero. Magíster en Educación con mención en idioma inglés por la Universidad Central. Recibida de Magíster en Dirección y liderazgo educativo PUC. Certificada en Disciplina positiva y Masaje infantil. Fundadora de la agrupación Educadoras en Red y Directora del área social de la Fundación Educamos en el Sentir, Chile.

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