Sucesivos informes de think tanks locales, debates mediáticos a raíz de notas periodísticas, ensayos de especialistas en educación, dan cuenta de los problemas en el sistema educativo argentino.
Para el diagnóstico creo que tenemos suficiente, el tema está en cómo miramos ese estado de cosas y por otro lado la acción posible.
Por eso retomo a Alberdi, operación no sin riesgo de mi parte, pero si no nos atrevemos al riesgo del pensar…
Hay algo en su pensamiento sobre la educación que me interesa reflexionar. Tomo sus “Bases y punto de partida para la reorganización…” y es clara su desconfianza a la instrucción. Entiendo que es por su sentimiento anti hispanista ya que la escuela colonial estaba basada en la escolástica, un saber del último periodo medieval lejano a las necesidades de desarrollo de la nación.
Pero esa desconfianza indica que, a diferencia de nosotros, distingue educación de instrucción. En lo cotidiano confundimos resultados de aprendizaje medibles en evaluaciones estandarizadas con educación, entonces pésimos resultados de aprendizaje, pésima educación.
Desde la Didáctica sabemos que la relación entre instrucción y aprendizaje no es directa. Se aprenden mucho más cosas de las que se enseñan y esto no quiere decir que el docente no pueda intervenir para crear condiciones de aprendizaje.
De más está decir que los docentes nos comprometemos a hacer todo el esfuerzo posible para lograr aprendizajes, para ello construimos escenarios e intervenimos con un conjunto de acciones que nos permiten apoyar la construcción del conocimiento que hacen los estudiantes. Pero es parte del respeto al estudiante en su singularidad, que el paso decisivo lo da él.
Meirieu menciona por una lado la tolerancia pedagógica, que es respetar al sujeto en su singularidad, y también la obstinación didáctica, el intento incansable de construir los recursos que permitan aprender.
En Alberdi la educación depende de la “naturaleza de las cosas”, algo así como una especie de entramado social de fuerzas productivas, instituciones y sistemas de valores que sirven de trasfondo al sistema de instrucción.
Para la pedagogía clásica la educación es un efecto futuro, a la que contribuye la instrucción, pero es un efecto que se resuelve cuando el sujeto de la educación encuentra su lugar en el lazo social.
La crítica de Alberdi es a un currículum basado en saberes sin relevancia social, sin voluntad de incidir en las condiciones de vida de nuestra comunidad.
Muchos de nosotros experimentamos las deficiencias del sistema, pero también sabemos que hay otros actores que en el entramado social, contribuyen a la vinculación de los sujetos produciendo efectos de educación como los clubes, los espacios artísticos y culturales entre otros…Mientras nos quejamos de porcentajes de chicos no interpretan un texto una bookstuber como Anto Romano tiene más de 9000 suscriptores, por señalar otros lugares que la sociedad nos proporciona donde nuestros jóvenes se vinculan con la cultura y aprende categorías de crítica literaria que no son las académicas.
El caso de E-Legante es instructivo para pensar los efectos de educación , porque encontramos un joven que mantiene la cordialidad ante periodistas que lo agreden al entrevistarlo, y que halló su forma de vincularse socialmente y a la vez innovó en su arte. Es pedagógico porque vemos efectos educativos más allá del Sistema.
La situación desarrollada durante la ASPO, da lugar a un análisis que no se hizo. Virtualidad si o virtualidad no, exceso de zoom, o la pregunta de porqué no encienden la cámara. La cuestión era que emplazar un sistema en la virtualidad, implica desarrollar un saber hacerlo, en un escenario complejo, de falta de dispositivos y conexión, donde se debía sostener con diversidad de herramientas no destinadas en su origen a la enseñanza. Y desarrollar ese saber requiere crear las condiciones y los tiempos para que pueda darse. Ya de por sí se perdía tiempo, era el momento oportuno para que lo perdamos bien ¿no es acaso, según su etimología, la escuela una pausa donde nos permitimos el ocio?
Sostengo que las falencias del sistema deben ser una llamada para que quienes tienen un saber puedan ponerlo a disposición, construyendo un entramado solidario que permita a los docentes y familias, aprender en colaboración. Son actores institucionales, entre los que se hallan las públicas, que pueden generar comunidades de prácticas donde se democratice la apropiación de los saberes y superar las falencias.
Creo que esta es “la naturaleza de las cosas” a la que se refiere Alberdi, y que sea respuesta a los desafíos de nuestra época.
Ante las críticas reivindico el hacer, y no esa costumbre del intelectual que piensa que el debate apasionado cambia la sociedad, habitus scholasticus, según Bourdieu.
Pienso en las apuestas que se ponen en juego, en las instituciones y actores sociales que salieron al territorio poniendo a disposición el saber que tienen, transfiriendo así capacidades y dándole al conocimiento un valor social.
Con sus complicaciones, la salida es siempre colectiva.
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