Etica para la Revolución

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Ninguna revolución, ningún emprendimiento, ningún intento de cambio triunfa verdaderamente si no tiene un profundo contenido ético, aunque logre vencer los obstáculos. Esa es la diferencia entre el éxito y el triunfo
Cuando la Revolución de Mayo necesitó decisión porque el grupo de patriotas no se animaba a romper definitivamente los lazos con España, fue Belgrano quien aportó la fuerza para tomar la última resolución.
Ante las dudas de que el Virrey Cisneros se resistiera a dejar el mando planteadas por Saavedra, contestó “si se resiste lo tiramos por el balcón”. Fiel a ese pensamiento escribía a San Martín en 1813 “En las revoluciones y en las que no lo son, el miedo solo sirve para perderlo todo”
Cuando la Revolución necesitó militares, asumió el mando de la expedición al Paraguay, donde obtuvo victorias y derrotas pero sobre todo, plasmó con sus acciones el verdadero sentido de la revolución:
“Debemos tratar de inspirar sentimientos patrióticos no solo a los que somos oriundos de españoles sino con mucha particularidad a los naturales del suelo americano.” y luchó con las armas pero también contra la ignorancia y el desamparo de las clases dominadas, en especial los indígenas del litoral.
Fundó los pueblos de Curuzú Cuatiá y Mandisoví, abrió escuelas y dictó un reglamento por el que prohibió la explotación de los naturales obligando – por primera vez en el país – a que los sueldos se pagaran en moneda corriente.
Porque su fundamento ético de la Revolución, le hacía discrepar con aquellos que querían imponerla a sangre y fuego (como de hecho ocurrió con la expedición al Norte encabezada por Ocampo y Castelli). «Debemos hacer querer a la libertad, para eso hay que hacerla conocer…no es por la fuerza que los pueblos se liberan…, porque ésta nunca deja de ser pesada, aun siendo amiga»
Y reconocía mientras tanto que “Por casualidad o mejor diré, porque Dios ha querido, me hallo de General sin saber en qué esfera estoy, no ha sido esta mi carrera y ahora tengo que estudiar para medio desempeñarme y cada día veo más y más las dificultades de cumplir con esta terrible obligación…” (Septiembre de 1813)
Luego de las derrotas de Vilcapugio y Ayohuma manifestaba “Tan lejos estoy de admitir ser general, que ya pedí mi licencia absoluta al servicio militar…solo serviré en la clase de Soldado y jamás en la de jefe, basta ya de sufrir cuando de ello no resulta bien alguno para la patria”(carta a Tomas de Anchorena, septiembre de 1814 )
Fiel a sus principios cristianos, trató de obrar con justicia en cada uno de sus actos, castigando los excesos que bien podrían haberse justificado bajo la excusa de la guerra.
Ante una falta cometida por uno de sus oficiales contra una civil en su campaña al Paraguay, ordenó al gobernador de Corrientes: “Quiero que V: se instruya de los perjuicios que ha causado Bedoya a la Sra. nombrada y si son ciertos, que los mande a satisfacer, que no se oiga ya que los Ricos devoran a los pobres y que la justicia solo es para aquellos.” (Campamento de Tacuarí, noviembre de 1811)
A Feliciano Chiclana, le explicaba que había que impedir de alguna manera, que se iniciara una persecución indiscriminada contra los residentes españoles o los partidarios de la Corona en Buenos Aires ya que: “Los hombres de España son buenos y malos: atender a aquellos y castigar a estos debe ser nuestro objeto, ejecutándolo de modo visible para que no se nos acuse de parcialidad” (Jujuy, marzo de 1813). Cuando la patria necesitó de todos los dineros disponibles para equipar ejércitos libertadores, al igual que San Martín renunció a gran parte de sus sueldos, todo por la libertad, diciendo entre otras cosas: «en obsequio de esta, (la libertad de la patria) ofrezco a VE la mitad del sueldo que me corresponde, siéndome sensible a no poder hacer demostración mayor, pues mis facultades son ningunas y mi subsistencia pende de aquél, pero en todo evento sabré también reducirme a la ración de soldado si es necesario, para salvar la justa causa…» lo que bien podría servir de modelo a muchos , si asumieran la actual realidad del país y las necesidades de millones de personas, si tomamos en cuenta que hoy la justa causa debiera ser lograr el bienestar de la mayoría.
Cuando fué ascendido a Capitán General le manifestó al gobierno : “Para el bien de la patria ni para el bien mío, hallo conveniente el honorífico título de capitán general y no veo en él, sino más trabas para el trato social y mayores gastos y un aparato que nada importa…
Y al renunciar a los premios en dinero que el gobierno le ofrecía por sus servicios agradeció los mismos pero los rechazó diciendo “Ni la virtud ni el talento tienen precio, ni se pueden compensar con dinero, sin degradarlos. Nada hay más despreciable para el hombre de bien…que merece la confianza de sus conciudadanos en el manejo de los fondos públicos, que el dinero o las riquezas ya que estas son un escollo para la virtud. Si el hombre no sabe despreciarlas y se le adjudican en premio, son capaces de excitar su avaricia y la de los demás, dejando de lado el bienestar público “(al gobierno, marzo de 1813).

 

 

 

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Acerca de Julio Ruiz 58 Articles
Profesor de Historia. Colegio Cervantes y Jesús Sacramentado de Bolívar, Argentina. Ex Intendente de la Ciudad de Bolívar en la Provincia de Buenos Aires, Argentina en el período 1987-1991. Abogado. Integrante de la Asociasón San Martiniana en su caracter de presidente. Columnista en el Diario La Mañana. Obras Históricas entre otras: Blandengues, “La Odisea”, “Historias que hicieron cuentos”, “Paginas de una historia olvidada”. “Hubo un tiempo que fue Hermoso”una creación colectiva de ex alumnos, Bachilleres de la promoción 1972 del Colegio Nacional de Bolivar (Bs As). Los Negritos de San Martín. “La historia, un cuento y un libro”

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