¿Escribir es pasar del sonido a la grafía? ¿En qué se diferencian las sustancias del habla y de la escritura?
¿Cuál es el sentido y propósito de la escritura?
La oralidad y la escritura son dos prácticas complementarias y, en muchos aspectos, paralelas. No obstante, para establecer las implicaciones didácticas que devienen de cada una de estas prácticas para formalizar su enseñanza en el ámbito educativo es importante conocer exhaustivamente sus características y, sobre todo, sus diferencias. Un maestro alfabetizador 1 conoce las características de su objeto de enseñanza para poder tomar decisiones que acerquen este objeto a sus estudiantes de la mejor manera.
Oralidad
El habla, la oralidad, es una condición innata; biológicamente, los seres humanos llegamos al mundo para poder “adquirir” el habla. Nuestro aparato fonador fisiológicamente acompaña esta adquisición, que fundamentalmente requiere de un entorno en el que se hable una lengua.
Podemos decir que esta adquisición es natural. Con esto basta para que una niña o un niño aprenda a hablar. Luego, dependerá de otros factores contextuales o culturales, de qué “baño de lenguaje” reciban. Puede ser un propósito básico comunicativo meramente funcional, o puede ser una instancia que se enriquezca a través de baños sonoros intencionales, planificados, sostenidos en el tiempo, ricos en juegos con el lenguaje y frecuentes. Estas ocasiones deben ser creadas con claros propósitos de afecto, cariño, cuidado y enseñanza, en hogares en los que la cultura letrada y, sobre todo la literatura, tienen lugar. La literatura es uno de los mejores vehículos que prepara a una persona para ampliar universos vocabulares y nominar el mundo, enriqueciendo su repertorio de palabras.
Stanislas Dehaene, (2015), plantea que en las y los niños “hacia los 3 o 4 años, sus frases se vuelven elaboradas. A pesar de que su vocabulario todavía se incrementa a razón de más de una decena de palabras diarias, para entonces podemos considerarlo un lingüista experto”.
Escritura
1 Adhiero a la reivindicación de los derechos de género, más a los fines de facilitar la lectura se expresará hombre, maestro, niño, alumno, entre otros términos a modo genérico incluyendo todas las identidades de género.
La escritura, por el contrario, de natural no tiene nada. Es un invento, una convención social y cultural, es una tecnología complejísima que hay que aprender con mucho esfuerzo, de manera sistemática y con una didáctica específica que acompañe este desafío. Este es uno de los más grandes de toda la educación formal de cualquier persona que esté aprendiendo a leer y a escribir. De hecho, fisiológicamente el cerebro realiza lo que se ha denominado un “reciclaje neuronal” para que ciertas regiones se especialicen en la visión y análisis de cada uno de los rasgos distintivos de las letras y pueda así ir incorporando las palabras nuevas en lo que se llama “caja de letras o
palabras” del cerebro, donde se van almacenando las mismas.
Diferencias
Pensar que la escritura es una mera transcripción del habla es desconocer las características de estas dos prácticas del lenguaje, que tienen sus especificidades. Este desconocimiento suele devenir en algunas malas prácticas en clave didáctica. Es recurrente oír en muchas aulas aún que ante una pregunta de las y los niños sobre cómo se escribe cierta palabra, se incurre en respuestas que no aportan la información necesaria a los estudiantes para resolver un problema que es propio del sistema de escritura y su objeto de enseñanza.
Pongamos, por ejemplo, que un niño consulta sobre cómo se escribe “abeja”. La intervención didáctica del docente en ocasiones es que repitan la palabra en voz alta y que intenten auto dictarse. Es decir, se les pide que “escriban como les suena” ¿Cómo podríamos conocer la diferencia entre el uso ortográficamente correcto de una “v” o “b”
si el sonido que en el español de América normalmente no se distingue? ¿Qué problemas acarrea esta indefinición o falta de precisión de un docente? En la misma palabra, además, para quien está aprendiendo a escribir podría ocurrir que seleccione la grafía “g” en vez de la “j”, dado que hay muchas palabras que se escriben con “g” y suenan como “j”. Ni hablar si quien está aprendiendo a leer y a escribir tiene por nombre Genaro o Gianina, ya que las grafías de sus nombres propios suelen ser las primeras conocidas y las más seguras para quien se inicia en este aprendizaje.
Distinción y Planificación Didáctica
Para aportar más claridad y argumentos a la necesaria distinción entre oralidad y escritura, podemos avanzar en distinguir, planificar y orientar la cuestión didáctica para la enseñanza.
La oralidad tiene sustancia fónica, es efímera y necesariamente se da en contexto dado que sin la inmediatez de los hablantes no podría ser eficaz. La escritura cuenta con sustancia gráfica, es permanente, fija y puede trasladarse en el tiempo y en la distancia, lo que la hace autónoma en sí misma y eficaz para cuando los que desean comunicarse no están necesariamente presentes ni en el mismo lugar ni en un mismo momento.
Conclusión
Es importante considerar cada una de las características del sistema de escritura como objeto de enseñanza dado que de estas especificidades devienen las implicaciones didácticas que favorecerán u obstaculizarán el aprendizaje.
Fuentes de Referencia:
– BRASLAVSKY, B. (2005) Enseñar a entender lo que se lee. La alfabetización en la familia y en la escuela. España. Fondo de cultura económica.
– BRASLAVSKY, B. (2004) ¿Primeras letras o primeras lecturas? Una introducción a la Alfabetización Temprana. Bs. As. Fondo de Cultura Económica.
– DEHAENE, E. (2015) Aprender a leer. De las ciencias cognitivas al aula. Argentina. Siglo XXI editores.
– DEHAENE, E. (2021) ¿Cómo aprendemos? Los cuatro pilares con los que la educación puede potenciar los talentos de nuestro cerebro. Argentina. Siglo XXI editores.
– INFD – Alfabetización Inicial ¿un problema también para el siglo XXI? DOSSIER mayo 2011 – disponible completo en http://es.scribd.com/doc/97026242/Revista-Mayo-2011-Infd
– WOLF, M. (2008) Cómo aprendemos a leer. Historia y ciencia del cerebro y la lectura. Buenos Aires. Ediciones B.
– ZAMERO, M. (comp.) (2019) Alfabetización inicial y avanzada. Aportes y reflexiones. Paraná. Entre Ríos. Argentina. Editorial UADER
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