¿Sabías que el Mercado de Valores, ese lugar donde hoy se negocian acciones de empresas como Tesla, Apple, Mercado Libre o Nvidia, tiene más de 400 años?
Conocer el inicio de la Bolsa es interesante, tiene casos históricos llamativos que pueden ser hasta divertidos, y sirve también para entender el aporte que hace a la economía de los países, muy lejos de lo que muchos piensan acerca de que “la bolsa es una timba”.
La historia comienza en una ciudad portuaria de Amsterdam allá por 1602. En esa época, los Países Bajos estaban en pleno auge comercial y marítimo, pero financiar largos viajes a Asia para traer especias y productos exóticos para luego vender no era tarea fácil. Así fue como surgió la “Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales”, una empresa que decidió dividir el costo de sus viajes entre muchos inversores pequeños dispuestos a poner parte de sus ahorros en el negocio, ofreciendo a cambio algo muy revolucionario para la época: Acciones.
Las acciones permitían a cualquier persona invertir en una parte de la empresa sin importar si el ahorrista contaba con mucho o poco capital. Esta fue la primera vez en la historia que se creo un sistema donde cualquiera podía comprar parte de una empresa y participar de las ganancias surgidas del éxito de la misma. Las acciones son pequeñas partes de una empresa, y al comprarlas te estas convirtiendo en accionista de la misma. Como tal, te tocará disfrutar de las ganancias de la compañía pero también te tocará compartir las pérdidas que hubiese. Al fin y al cabo, sos dueño en las buenas y en las malas.
Este sistema permitió a empresas como la Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales financiar viajes costosos a Asia, pero también acabó siendo un gran paso hacia la democratización de la inversión, ya que gente común y con poco capital podía ahora participar en los negocios globales sin necesidad de ser rica, aristócrata, o con conocimiento técnico del negocio.
Así nació la bolsa. Ahora bien, ¿Por qué le llamamos bolsa? El origen proviene de la familia “Van der Buerse”, dueños de una posada en Brujas, Bélgica, donde los comerciantes se reunían para intercambiar bienes. En esa época era común que las familias tengan un escudo que los represente, y en el caso de esta familia su escudo tenia tres bolsas de cuero dibujadas que representaban riqueza. Con el tiempo, este lugar se convirtió en el punto de encuentro para comerciantes y financieros que se juntaban ahí para negociar y llevar a cabo las transacciones comerciales. La traducción de Buerse: Bolsa, pasó a ser el término utilizado para referirse a los sitios donde se realizaban negociaciones e intercambios. Nombre que perdura hasta hoy.
Momentos de la bolsa a lo largo de la historia
El 24 de octubre de 1929 parecía un día normal como cualquier otro, y terminó siendo conocido como el “jueves negro”. Ese día, la bolsa de Nueva York colapsó, iniciando una de las peores crisis económicas de la historia conocida como “La Gran Depresión del ´29”. Antes de la caída todos parecían estar ganando dinero en la bolsa, la gente pedía préstamos para comprar más acciones porque los precios no paraban de subir y todos eran cada día más ricos. El caso es que ese mismo comportamiento es el que lleva a incrementar el riesgo en las inversiones y al estallar la burbuja miles de personas lo perdieron todo. Tiempo después, cuando la depresión había dejado los precios por el suelo, pocos se animaban a invertir. En países como EEUU uno esperaría que la psicología inversora esté mucho más desarrollada y que los momentos de pánico terminen siendo los más aprovechados para comprar a precios de descuento. La verdad es que no fue así, ir en contra de la manada es difícil aun para países con cultura financiera. Por supuesto que aquellos que tuvieron frialdad de estómago para comprar en esos momentos hicieron muy buena diferencia.
La llamada “Burbuja de los tulipanes” es otra historia que llama la atención. En los Países Bajos, durante el siglo XVII, ocurrió algo curioso: la gente empezó a comprar bulbos de tulipanes con la intención de especular con la suba del precio. ¿Por qué? Los tulipanes eran una novedad en Europa. Originarios de Asia Central, sus colores brillantes y formas inusuales los convirtieron en plantas exóticas que otorgaban prestigio y estatus social a sus dueños. A medida que su demanda crecía, los tulipanes se convirtieron en objeto de especulación, es decir, ya no se compraban por lo que eran (una flor) sino como inversión. Se empezaron a vender no solo los bulbos, sino también contratos de futuro de tulipanes con el objeto de comerciar con la expectativa de las cosechas futuras.
Los precios de los tulipanes subieron de tal manera que alcanzaron niveles irracionales. Por algunas variedades exóticas se llegó a pagar lo mismo que el valor de una casa por ejemplo.
Tal como ocurre en muchas burbujas financieras, el mercado de los tulipanes se infló por demás de sus valores razonables y tal es así que en 1637 la confianza se desmoronó. El colapso del mercado fue abrupto y de repente, y antes que los tenedores pudieran salir, se encontraron con que un bulbo de tulipán no valía prácticamente nada.
Dos historias que muestran crisis de las cuales se salió. Existen casos más actuales que bien podrían compararse a los casos mencionados, en la década del 90 la crisis de las puntocom, compañías tecnológicas que por el furor de internet llegaron a convertirse en burbujas; y tiempo más tarde en 2008 la llamada crisis hipotecaria subprime fue otro de los eventos de pánico que la bolsa suele tener cada tanto.
Y ese es el punto. Si hay algo cierto en el mundo de los mercados financieros es que crisis hubo, hay y va a haber siempre. Debemos ser capaces de cambiar el chip y entender que una crisis sólo puede convertirse en oportunidad si se es capaz de actuar en contra de la manada. Algo que parece sencillo cuando lo leemos fríamente en un artículo, pero cuando estamos en medio de la crisis el pánico global no permite tomar decisiones con la frialdad necesaria.
Algunos casos insólitos
La bolsa no siempre fue un lugar para gigantes tecnológicos o grandes multinacionales. Hay algunas empresas curiosas que llegaron a cotizar y acá les dejamos algunos ejemplos:
Pets.com era una empresa que vendía accesorios y alimentos para mascotas por internet. Su logo era un calcetín con ojos, algo así como su mascota oficial, e invirtió millones de dólares en publicidad. Jamás logró ser rentable y quebró en menos de dos años.
The Singing Machine Company. Como algo deja ver su nombre, la empresa se dedicaba a fabricar máquinas de karaoke. Llegó a cotizar en los años 90 cuando el karaoke era una moda pero tuvo un auge muy breve.
The Boston Beer Compañy fue una empresa famosa por su cerveza artesanal. La parte llamativa es que en 1995 la compañía hizo una oferta de sus acciones donde los inversores podían comprar una acción con tapitas de su cerveza. Los interesados en comprar acciones debían enviar 12 tapitas de su cerveza y a cambio recibían una acción.
Long Island Ice Tea Corp. Fue una empresa originalmente dedicada a la venta de té helado. En 2017, luego el auge de las criptomonedas y el blockchain, la firma cambio su nombre a “Long Blockchain Corp.”. A pesar de no tener planes relacionados con las criptos, solo por cambiar su nombre, las acciones de la empresa subieron un 500%. Con el tiempo el cambio de nombre fue pura especulación y todo terminó en un desastre. Un caso que viene a demostrar que la bolsa pone a las cosas en su lugar con el tiempo. A la larga las cosas valen lo que tienen que valer.
La importancia de la bolsa en un país
La bolsa de comercio es vital para el desarrollo económico de cualquier país porque permite que las empresas consigan el dinero necesario para crecer y expandirse. Sin la bolsa, sería muy difícil para una empresa financiar proyectos importantes, contratar más empleados o desarrollar nuevos productos. Y cuando las empresas crecen, también lo hace el país con una economía que se dinamiza.
Es además el lugar donde pueden encontrarse las personas que tienen algún excedente de fondos (ahorros), con las empresas que tienen necesidad de fondos para crecer. Ese lugar es el mercado y a través de la bolsa, y de manera muy simple y segura, se pueden dar esas transacciones sin necesidad de ir a la posada de los Buerse en Bélgica.
En Argentina, la Bolsa de Comercio de Buenos Aires fue fundada en 1854 y ha sido clave para el crecimiento de muchas empresas nacionales. Esta institución permitió que compañías locales consigan el capital necesario para crecer, no solo a nivel nacional, sino también en el exterior.
La historia de la bolsa es un fiel reflejo de cómo las economías se han transformado a lo largo de los siglos. Desde los primeros inversores que financiaron viajes en el siglo XVII hasta las grandes empresas tecnológicas de hoy, el mercado de valores sigue siendo ese lugar donde la gente común puede colocar sus ahorros para invertir y que a la vez con ese aporte esté contribuyendo al crecimiento económico de su país. Y aunque a veces pueda haber depresiones, crisis de tulipanes y otros eventos de pánico, seguirá siendo el motor fundamental para el progreso. Los principales países desarrollados del mundo tienen una bolsa de comercio desarrollada, esperemos poder seguir ese camino.
Así que ya sabes, la bolsa no tiene nada de timba o azar. Solo requiere que se la trate con mentalidad inversora sabiendo que las crisis son parte de la historia y también del futuro. Y las podemos aprovechar. Eso sí, ni tapitas de cerveza ni tulipanes por favor, el tiempo a la larga pone las cosas en su lugar.
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