Octavio Augusto, conocido originalmente como Cayo Octavio Turino, fue el primer emperador de Roma y uno de los personajes más importantes en la historia de la Antigua Roma. Nació en el año 63 a. C y fue quien diera inicio al Imperio Romano marcando el fin de la República.
¿Te parece extraño que comencemos de esta manera un artículo para un blog de Finanzas? Puede ser, pero acompañanos hasta el final que Octavio Augusto tiene una enseñanza para dejarte si queres ser un excelente inversor.
Octavio era sobrino-nieto y heredero de Julio Cesar. Después del asesinato de Cesar en el año 44 a. C., Octavio, con tan solo 18 años, se convirtió en heredero principal.
Una vez en el poder, Octavio tomó el titulo de Augusto en el 27 a. C., marcando allí el inicio del Imperio Romano. A diferencia de Julio César, que había asumido poderes dictatoriales, Augusto fue más sutil en su consolidación del poder manteniendo las apariencias republicanas mientras controlaba efectivamente todas las instituciones importantes del estado. Te prometemos que vamos a llegar a vincular todo esto con las finanzas, no nos abandones.
Una de las formas en que Augusto dejó una huella duradera en Roma fue a través de sus proyectos de construcción. A Augusto se le atribuye la frase: “Encontré una Roma de ladrillos y dejé una Roma de mármol”, con la que refleja su idea acerca de la importancia de la monumentalidad en la arquitectura para transmitir la gloria y estabilidad del nuevo régimen.
En un momento de la historia en que la demanda de mármol era muy baja, Augusto tuvo la visión de comenzar a comprarlo en grandes cantidades. No se trató de una decisión compulsiva, por el contrario, se trataba de acciones que formaban parte de un plan estratégico de largo plazo.
El mármol era un material costoso y prestigioso, al cual se lo asociaba con la durabilidad y la grandeza. Al adquirir mármol cuando casi nadie lo hacía, Augusto se aseguraba de tener un abundante suministro y a un precio económico para sus futuros proyectos de construcción. Además, al controlar una gran parte del suministro, podría influir en el mercado y en la disponibilidad del material para otros proyectos que no fueran los propios.
La estrategia de Augusto comenzó a dar frutos cuando empezó a utilizar ese mármol para embellecer Roma. Se construyeron templos, foros, teatros y otras estructuras públicas, todos ellos con el esplendor del mármol. Estas obras no solo mejoraron la estética de la ciudad sino que también transmitieron un mensaje poderoso: Roma estaba entrando en una nueva era de prosperidad y estabilidad bajo el gobierno de Augusto.
El uso extensivo del mármol transformó la apariencia de Roma y elevó su estatus como la ciudad más magnífica del mundo antiguo. La gente común y los nobles por igual quedaron impresionados por la nueva imagen de Roma, y esto ayudó a consolidar el poder de Augusto y a ganarse el apoyo del pueblo y la élite.
La construcción no se limitó a los edificios públicos; también se renovaron infraestructuras como acueductos y rutas, lo que mejoró la vida cotidiana de los ciudadanos y aumentó el prestigio del emperador.
Su biógrafo Suetonio describe a Augusto como un líder de temperamento controlado y con una gran capacidad para mantener la calma bajo presión. Meticuloso en sus planes, paciente, y con la característica de poner en primer lugar la diplomacia y la astucia antes que la fuerza bruta para llegar a sus objetivos. Todas características necesarias para un buen inversor.
Augusto gobernó hasta su muerte en el año 14 d.C. Durante su reinado estableció muchas prácticas, instituciones y monumentos que aún se mantienen.
Su legado sigue siendo evidente en las ruinas de los monumentos que construyó y en la historia misma de Roma. El “Foro de Augusto”, construido para aliviar el congestionado Foro Romano y celebrar las victorias de Augusto; el “Mausoleo de Augusto”, el “Teatro de Marcelo”, el cual podía albergar hasta 20.000 espectadores; puentes y acueductos como el “Aqua Virgo” que aun hoy suministra agua a la Fontana di Trevi; estableció también el concepto de “Emperador”, y supo instalar reformas legales y administrativas que luego sentaron las bases para el desarrollo del derecho romano, que a su vez influyó en los sistemas legales de muchas civilizaciones posteriores.
Y si te parece que todas estas cosas que dejó Augusto están muy lejanas, te contamos una que nos incluye a todos. Una de sus contribuciones más duraderas fue la reforma del calendario. Aunque la reforma original del calendario juliano fue realizada por Julio Cesar, fue Augusto quien realizó ajustes adicionales para corregir algunos errores y tener un calendario con más precisión. Como resultado, el mes Sextilis fue renombrado a “Augusto” en su honor, agosto en el calendario gregoriano.
¿Qué debemos aprender de Augusto? La lectura de los ciclos y la gestión del Riesgo. El riesgo no viene de lo que estamos comprando, sino del momento en que lo estamos comprando y también de la cantidad comprada.
El primer paso para gestionar el riesgo pasa por reconocerlo. Cuando el precio de un activo se encuentra a valores muy bajos eso puede ser la consecuencia de una caída en la demanda de ese activo, o producto de la venta generalizada a causa de las opiniones negativas que las masas puedan tener sobre él. Cuando la manada considera que hay riesgo se desprenden de un activo hasta el punto en el que gran parte del riesgo ya esta descontado del precio. Por el contrario, una opinión positiva generalizada sobre determinado activo puede hacer que su precio suba en exceso a causa de una eufórica demanda. Es así que activos de alta calidad también pueden ser arriesgados, y los de una calidad menor pero comprados en el momento justo pueden ser más seguros.
Entender que el riesgo esta asociado a los ciclos, y que los ciclos son muchas veces consecuencia de los comportamientos en manada es tener aprobada la materia Gestión del Riesgo. Y Augusto nos puede dar cátedra de eso con su plan de compras de mármol en momentos que nadie reparaba en ese activo.
Hasta nos animamos a decir que el mismo Warren Buffett podría haberse inspirado en Augusto para trazar su estrategia inversora. Buffett sostiene que cuando el mercado está en crisis y reina el pánico, los precios de las acciones pueden caer significativamente, incluso para empresas sólidas y de alta calidad. Él aprovecha esta situación para comprar esas compañías con ventajas competitivas a precios más bajos de lo que realmente valen. Esta estrategia se alinea con su enfoque de inversión de largo plazo, donde espera que el valor de las compañías que adquiere aumente con el tiempo. En resumen, Buffett ve los momentos de crisis como oportunidades para comprar empresas de calidad a precios razonables, en lugar de ser motivo de preocupación. Algo similar a lo hecho por Augusto al comprar un activo de calidad como el mármol en momentos donde no había demanda.
Es importante trabajar la psicología financiera para mejorar nuestro “modo inversor”, de manera tal que nuestro cerebro no sea presa fácil de ciertos sesgos cognitivos como el de seguir a la manada. Tenemos que comprender que los ciclos existieron, existen y van a seguir existiendo, por lo que no debe esa volatilidad afectar nuestro plan de inversiones y ser capaces de operar con la frialdad del mármol.
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