UPD
Hace una década aproximadamente comenzó el inicio de lo que parece ser una nueva tradición, el UPD. Entendido como el Último Primer Día, los estudiantes que comienzan a cursar el último año del secundario se reúnen en la puerta del colegio, con bengalas, uniformes adornados, quizá murgas y música acompañan el festejo de ese Último Primer Día de clases, muchas veces ya vienen de la fiesta previa con lo que el alcohol los acompaña. No logro entender muy bien de qué se trata, por eso me propongo hipotetizar.
Una mañana te levantas y la ciudad se viste de olor a pólvora de los fuegos artificiales, los estruendos de los cohetes hacen que junto a los gritos de los chicos sumados a los uniformes decorados y rotos, el festejo del Último Primer Día de clases de secundaria se convierta en algo con tinte a exceso. ¿Exceso de qué?
No me canso de recordar un aspecto básico de la educación en Argentina: es obligatoria, para los chicos un Derecho, por ende es obligación de los tutores del menor, hacer efectivo el pleno uso de ese Derecho. He aquí en el contexto actual, donde tanto des-regule parece imponerse desde el Estado, que atender al UPD es una tarea que guste o no, debe incluirse en la agenda de políticas públicas educativas, en ese marco hay algo del orden de la regulación que no puede quedar por fuera en virtud de que dicha tradición es efectiva en secundaria y ya puede observarse en primaria, aún más en nivel inicial, sí, jardín de infantes. Entonces ¿quién promueve esta tradición? Digo, como sabe o mejor dicho ¿cómo puede teorizar un nene de 5 años que su último primer día del jardín merece un festejo?, en tal caso, ¿merece un festejo?
No me hace ruido festejar el fin de una etapa, a veces festejar da lugar a que el duelo de lo que perdemos sea un poquito más ameno, el duelo es un proceso y por tal hay que transitarlo, ¿será este UPD la puerta que abre al duelo? No lo sé. Lo que se, es que el exceso que acompaña el festejo rara vez no sea dañino para el aparato anímico.
Padres y madres exigiéndole a los colegios que regulen esta situación, mientras días antes al UPD bordan en los uniformes el año de egreso, con brillos y/o lentejuelas y hasta los ayudan con los carteles y pancartas, también en la compra de cohetes. Tampoco les falta la foto con su hijo o hija antes de partir al festejo. Colegios exigiéndoles a los padres que los chicos no pueden realizar semejante desmadre delante de su institución, pero si en plazas (los uniformes de todos modos revelan a qué institución pertenecen, así que el problema sería que el ruido no esté en la puerta). Control urbano a veces aparece, son menores. ¿Qué pueden hacer?
¿Qué molesta del UPD? A mi criterio, y sin saber mucho del tema, el exceso. La libertad de festejar como los chicos consideran que se debe festejar, si nadie que regule esa situación, tiñe el panorama de algo más grande, en esta nueva tradición puede verse una vez más como los pibes van cayendo de instituciones, de la familiar, educativa, estatal. No existe quien regule esta nueva tradición, a los padres los excede, a la institución educativa aún más, el Estado no regula y conforme pasan los años, el exceso de esa fiesta es aún mayor dejando secuelas a veces irreparables. Me pregunto, ¿por qué Argentina que sabe festejar a lo grande, se excede? ¿Por qué el UPD que puede ser hasta la ayuda de la entrada a un duelo de los pibes que dejan el colegio, se convierte en una actividad que hay que regular? ¿Qué hay detrás del sistema educativo que indique que este festejo grita mucho más que solo un Último Primer Día?
Lo voy seguir pensado a ver qué conclusiones saco, pero por ahora me quedo con esto, el Último Primer Día nos indica mucho más que solo eso y habrá que desenmascarar qué, no coartar un festejo, sino permitirlo en su justa medida sin privar el derecho a la educación, sin violentar los cuerpos de los pibes, sin molestar al vecino, sin hacer de esa fiesta un exceso.
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