1. Según su visión: ¿Qué debería reconocer hoy la escuela en su rol protagónico de construcción de futuro en este Siglo XXI en el uso de las nuevas tecnologías?
Considero que, desde al menos, los últimos diez años, el estado realizó innumerables esfuerzos para incorporar e implementar en las escuelas diversos dispositivos y contenidos de educación tecnológica, irrumpiendo en un sistema que no se caracteriza por tener la flexibilidad suficiente y la velocidad de adaptación acorde a los cambios tecnológicos. Desde esta mirada, la escuela en su rol protagónico de construcción de futuro en este Siglo XXI debería no solo reconocer el uso de las nuevas tecnologías solo con un enfoque académico e instrumentalista más, que nos va a ayudar a realizar operaciones complejas o reproducir contenido multimedia, sino como un enfoque más profundo, abarcativo y transversal en donde las nuevas tecnologías son parte de nuestra vida cotidiana, debiendo por lo tanto formar una ciudadanía digital responsable que comprenda que las diferencias de normas entre la vida real y virtual son mininas y que el respeto, la tolerancia, los valores también son aplicables a través de los dispositivos tecnológicos.
2. Las redes sociales, ¿son un terreno peligroso como nos muestran muchas veces los medios de comunicación? ¿o un lugar lleno de oportunidades y diversión? ¿por qué existen estas dos visiones tan diferentes sobre las redes sociales?
Voy a retomar el ejemplo de la televisión. Si bien durante el último cuarto del Siglo XX, la utilización de la televisión como herramienta didáctica fue creciendo por las múltiples posibilidades pedagógicas que ofrecía (y ofrece) el contenido multimedia, todavía se solía escuchar a muchos padres y docentes quejarse por los efectos y resultados de la llamada “caja boba”. Estos detractores afirmaban (y posiblemente aún hoy lo hacen) que los valores habían cambiado, que ya nadie quería ser médico o abogado, que para tener éxito alcanzaba con ser modelo o deportista, etc.
A mi entender hoy sucede algo similar, solo que el medio en vez de la televisión pasó a ser internet y las profesiones pasaron, de modelo a youtuber y/o de deportista a instagramer. Las redes sociales simplemente son eso, un espacio virtual de contacto con la particularidad de no tener límites horarios o de distancia. Que sean un espacio de peligro o lleno de oportunidades dependerá del uso, los contactos y el ejercicio de una ciudadanía digital plena y responsable.
3. ¿Cuándo hay que dejarles usar un dispositivo con conexión a Internet y cuándo hay que darles su propio Smartphone?. ¿Esto se puede medir en edades?
Hasta no hace mucho tiempo, unos 20 años aproximadamente, podíamos encontrar en la esquina de la casa de algún amigo, un teléfono público que nos permitía llamar a nuestros padres para avisarles que llegábamos un poco más tarde o que íbamos a ir a visitar a otra persona. Un poco más acá en el tiempo, hace unos 10 años comenzaban algunos estudiantes a llevar sus primeros celulares a la escuela para “mantenerse comunicados con la familia” y casi desde los últimos 5 años se volvió un requisito que todos los jóvenes de nivel medio y los de los últimos años de la escolaridad primaria tengan un teléfono móvil con conectividad a internet. Como hemos mencionado antes, las leyes de protección de datos afirman que para ser usuario de aplicaciones y redes sociales se debe tener 13 años de edad. A pesar de esto, se observa con preocupación que, cada vez a más temprana edad (6 y 7 años), niños y niñas comienzan a tener su primer smartphone. Desde Grooming Argentina sostenemos que la madurez emocional y técnica se inicia desde los 13 años o cuando el niño o niña tienen la necesidad de transportarse solos en sus quehaceres diarios, coincidiendo con los estándares internacionales. Previo a ello, sería aconsejable, si es una necesidad imperiosa, dar los niños un teléfono celular sin conectividad a internet, es decir, que solo cumpla la funcionalidad de la comunicación telefónica.
4. Una frase que representa para usted la palabra educación en nuevas tecnologías.
Una de las frases que quizás me llama la atención es “La tecnología es solo una herramienta. Para conseguir que los niños trabajen juntos y motivarles, el profesor es lo más importante” Bill Gates. Y justamente la siento representativa por quién la dijo. Bill Gates, justamente un nombre que representa la tecnología aceptando que solo es una herramienta y dando un lugar de preponderancia al profesor. También a la frase agregaría el concepto de “aprendizaje ubicuo” Dicho concepto está condensado en la expresión: aprendizaje “en cualquier lugar, en cualquier momento” difundido y analizado por el Dr. Nicholas Burbules.
5. Ante nuevos casos de violencia por medios de las redes sociales que se evidencia en las escuelas hacia los docentes y alumnos actualmente, ¿Está roto el contrato emocional ante el malestar que se genera entre padres y docentes? ¿Cómo podemos trabajar desde todos los ámbitos para que esto cambie y que el freno no sea una ley?
Todos los días se toma conocimiento de alguna situación de violencia escolar en algún lugar del mundo. Indudablemente, la incorporación de los dispositivos tecnológicos permite que dichas situaciones tengan rápida difusión y alcance. No me atrevería a afirmar que hay un contrato roto entre docentes y familias, de hecho creo que es el vínculo que aun permite el sostén de la escuela pública por el apoyo que se brindan mutuamente, sin embargo considero que tal relación podría mejorar y ser mucho más fuerte aún. En mi experiencia, el contrato vincular entre familias y escuela se fortalece a partir de la sinceridad, frontalidad, confianza mutua y participación, entre otras actividades.
Es esperable que cada elemento de la comunidad educativa, familias, docentes, directivos, vecinos y personal no docente sean protagonistas en la vida institucional. La formulación de propuestas, los consensos y acuerdos sostenidos con la comunidad educativa son factibles de alcanzar con el compromiso de las partes. Solo de esa manera considero posible generar modificaciones de manera significativa sin que una ley actúe como intermediaria.
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