El 27 de noviembre de 1973, durante la Presidencia de Juan Domingo Perón, se creó la Dirección Provincial de Educación de Adultos, de la provincia de Buenos Aires, a través del Decreto N° 4626/73.
Es por eso que cada 27 de noviembre, se celebra un hito que permitió dar autonomía a las escuelas de adultos, que hasta esa fecha dependían de las escuelas primarias y que, gracias a esa decisión, pasaron a ser parte de la Subsecretaría de Educación del Ministerio de Educación de la Provincia.
Reconocer la Modalidad de Educación de Adultos fue también un modo de fortalecer las prácticas educativas destinadas a los sectores populares, sus saberes e identidades culturales.
La educación de adultos es el tipo de educación orientada a adultos, institucionalmente, a quienes completaron o abandonaron la educación formal. Se fundamenta en un criterio aplicable a otros terrenos educativos: el de la formación permanente y continuada, a través de la cual cualquier persona se inserta en un proceso de aprendizaje y
reciclaje de los conocimientos a lo largo de su vida.
A nivel internacional el fomento de la educación de adultos se promovió tras el fin de Segunda Guerra Mundial con el
impulso dado por la UNESCO y desde finales de la década de los años 1970 se incorporó a las premisas del Estado de
Bienestar. Uno de sus objetivos, en general era ser un tipo de educación compensatoria, reingresar a los adultos al
sistema educativo. Para la década de los setenta, da un giro, sobre todo en América Latina, al considerar la tendencia de la Educación popular, de la cual se esperaba ser una arma de lucha para los más desfavorecidos.
En el año 2016, la UNESCO recomendó a los países miembros destinar el 3% de su presupuesto educativo a educación para adultos.
La Ley Nacional de Educación 26.206, en el capítulo N° IX, se refiere a la modalidad de Educación Permanente de Jóvenes y Adultos. La misma señala que “la Educación Permanente de Jóvenes y Adultos es la modalidad educativa destinada a garantizar la alfabetización y el cumplimiento de la obligatoriedad escolar prevista por la presente ley, a quienes no la hayan completado en la edad establecida reglamentariamente, y a brindar posibilidades de educación a lo largo de toda la vida”. (Art. 46).
Malcolm Knowles fue un docente y pedagogo norteamericano (1913-1997) pionero de la llamada Andragogía, que es el conjunto de técnicas de enseñanza orientadas a educar a personas adultas. En sus obras pueden encontrarse no solo fundamentos de la Educación para Adultos, sino también interesantes guías para la eficacia de los programas
destinados a la motivación de personas adultas para reiniciar su trayectoria educativa partiendo de que la educación es un proceso permanente que nos acompaña toda nuestra vida sin importar nuestra edad cronológica, Knowles hace hincapié en la generación de ambientes propicios para el aprendizaje. De acuerdo con este enfoque, existen tres principios fundamentales de la Educación para Adultos: participación, horizontalidad y flexibilidad.
La participación implica que es esencial que el adulto estudie en compañía de pares. No se trata de un mero receptor de información, sino de alguien que debe interactuar con los demás en el proceso de adquisición de conocimientos. Si bien este concepto se aplica a la educación en general, en el tema que hoy nos ocupa su lugar es aún más relevante. Sin esa comunidad, las dificultades se agigantan para quien da el enorme paso de retomar sus estudios. La horizontalidad remite a las características comunes entre docente y educando. En este caso, la adultez y la experiencia de vida conforman puntos de unidad entre ambas partes de la díada. Y eso debe ejercitarse en el aula.
Por último, el concepto de flexibilidad establece la cualidad de programas que se adapten a las necesidades y exigencias de la vida adulta, a sus tiempos y horarios. El esfuerzo debe estar centrado en la amigabilidad de la experiencia. Cada vez que escribo sobre esta fecha, se me vienen a la mente muchas historias, de superación de resiliencia, de personas valientes y ejemplos de vida.
La Educación de Jóvenes, Adultos y Adultos Mayores ha sido,es y será sinónimo de segunda oportunidad y ello la pone en un lugar significativo, y mucho se debe al trabajo que realizan sus docentes, a quienes hoy quiero reconocer.
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