Los pueblos siempre recuerdan su pasado de gloria y de ellos debemos aprender. Un discurso puede ser un montón de palabras buenas, lindas pero a la vez vacías. Un discurso debe ser una postura ante la vida, un ejemplo a observar, a seguir.
San Martín fue un activo participe de la libertad americana, nos enseñó que no es posible encarar un proyecto común de un país sin unidad nacional. José de San Martín es uno de los hombres más nombrados y más homenajeados de nuestro país y a la vez, paradójicamente, uno de los menos conocidos en toda su dimensión, solo dos o tres frases lindas y listo.
A fines del siglo XVIII la corona española decide expulsar de América a los jesuitas y casi al mismo tiempo crea el Virreinato del Río de la Plata, en el extremo litoral la población del área conocida como Las Misiones en terrenos ganados a la selva no superaba las 90 mil almas. Precisamente una de ellas es Yapeyú, lugar de nacimiento de nuestro héroe José de San Martín un 25 de febrero de 1778, nieto de un famoso general español que atravesó el Chaco en memorable recorrido e hijo del entonces teniente gobernador del lugar.
En Argentina se lo reconoce como el “Padre de la Patria”. En Perú, se lo recuerda libertador de aquel país, con los títulos de “Fundador de la Libertad del Perú”, “Fundador de la República” y “Generalísimo de las Armas”. En Chile su ejército lo ha destacado con el grado de Capitán General.
Pero más allá de su gesta libertadora, San Martín es una pieza fundamental en la construcción de nuestra identidad nacional. A lo largo de nuestra historia las opiniones sobre nuestros héroes han sido siempre divididas, y no es fácil formarlas objetivamente. En este contexto dramático llevó adelante San Martín su causa. Y no faltaron, como siempre, quienes dijeron que su proyecto era impracticable e irreal. Tampoco faltaron difamadores que afirmaron que era un ambicioso y hasta un ladrón.
Cuando después de la victoria de Chacabuco el Cabildo de Chile lo recompensó con 10.000 pesos que él agradeció pero dispuso que se los destinara a la formación de la Biblioteca Nacional, o cuando recibió en su residencia en Santiago una vajilla de plata y la devolvió con las siguientes palabras ‘no estamos en tiempo de tanto lujo, el Estado se halla en necesidad y es necesario que todos contribuyamos a remediarla’ y en el mismo acto rechazó ‘el sueldo que se me tiene señalado por este Estado’ .Y cuando el mismo Cabildo le donó una chacra, asignó la tercera parte al Hospital de Mujeres y dotó un vacunador para frenar la expansión de la viruela”.
Rememorar su vida a partir de un nuevo aniversario de su muerte es recordar ese relato que escuchamos en los actos escolares de nuestra infancia, esa gran leyenda que nos conformó como comunidad y que debemos pensar y reconsiderar en nuestro camino hacia una patria justa, libre y soberana. San Martín comparte con Napoleón, con Aníbal Barca, con Alejandro Magno, el sitial de genio militar y estratega.
Según palabras de San Martín: “todo esfuerzo parcial es perdido”, aunemos esfuerzos, reflexionemos sobre lo dicho y busquemos una respuesta.
¿Qué leía San Martín? Allí donde lo llevaran sus travesías libertadoras iba acompañado de sus libros: Homero, Cicerón, Miguel de Cervantes, Francisco de Quevedo, Voltaire, Montesquieu, Jeremy Bentham, libros de viajeros y tratados sobre diversos temas. Esforcémonos para que “El Saber” nos haga más independientes…no negociemos el derecho de aprender.
José de San Martín un hombre que no tuvo desprecio por Argentina. José de San Martín no busco ser un espectador pero con el paso del tiempo si se convirtió en un protagonista de la nuestra historia y de América. No se lo puede honrar a José de San Martín sin luchar por los principios por los que él lucho.
Su obsesión fue la libertad de su patria. Ese fue el objetivo que lo desveló hasta el momento de su muerte.
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