1. ¿Cómo logramos los docentes generar motivación, discusión, consensos, nuevas culturas de trabajo en las escuelas públicas en el marco de la Gestión Educativa?
M.G. Argentina ha avanzado mucho en los últimos años en materia de inclusión. Hoy tenemos el desafío de conseguir la permanencia, y una permanencia que vaya hacia la terminalidad con calidad. Incluir en la escuela es un medio, un paso. Me parece que el desafío es la inclusión en la sociedad, que los chicos puedan desarrollarse plenamente como personas para poder insertarse en el mundo adulto. Por eso a veces la mirada de la inclusión escolar como un lugar de destino, como un objetivo en sí mismo, a mi juicio es un error, porque hay que verlo como un medio, como una meta, que ayude a perseguir objetivos superiores: que los chicos puedan desarrollarse libremente como personas, madurando como ciudadanos libres, en sus derechos y sus obligaciones, y así poder ir construyendo un tejido social diferente.
La gestión escolar suele favorecer la calidad de la inclusión; es un articulador. Es entender la escuela y la sociedad en clave de enseñanza y de aprendizaje. En este sentido, uno de los grandes desafíos que tenemos como pueblo argentino es volver a celebrar un gran acuerdo nacional en torno a la escuela: asumir que la única manera de lanzarnos al futuro es a través de más y de mejor escuela; una escuela que genere igualdad de oportunidades. Como siempre dice el Ministro Esteban Bullrich, nuestro trabajo es hacer que, independientemente del lugar donde un chico nazca, todos puedan tener las mismas oportunidades educativas. Por eso “inclusión”, “calidad” y “equidad” tienen que ir de la mano. Sin igualdad de oportunidades, sin posibilidades de acceso a una educación de calidad, el sistema educativo en su conjunto se vuelve un gran reproductor de condiciones de ingreso: el chico que entra pobre sale pobre y el rico tiende a salir rico. El desafío es que podamos generar condiciones de equidad, poniendo la mirada en la primera infancia, articulando políticas públicas en torno a la niñez, que desde el embarazo hasta el ingreso a la escuela primaria los chicos puedan tener una buena nutrición y estimulación en su casa. Si no, la igualdad de oportunidades resulta simplemente una frase bonita.
2. ¿Qué ámbitos fundamentales de la escuela se necesitan para mejorar la calidad de la educación?
M.G. En el Ministerio de Educación y Deportes de la Nación, el Ministro Esteban Bullrich lidera un equipo y nos convoca a jugar en equipo permanentemente. Cuando uno mira hoy el organigrama o el esquema de organización ministerial, ve que hay una interrelación permanente entre la Secretaría de Gestión Educativa y la Secretaría de Innovación y Calidad Educativa, que lidera Mercedes Miguel, que es de alguna manera la que tiene que planificar, que generar el marco y las condiciones para que se pueda dar esta Revolución Educativa a la que el Presidente Macri y el Ministro Bullrich nos convocan permanentemente, con un sistema de evaluación que nos va a dar datos precisos para tomar las mejores decisiones. El fracaso escolar hay que entenderlo más como un fracaso del mundo adulto (padres, docentes, autoridades ministeriales) que de los propios chicos. Nosotros tenemos la responsabilidad de generar las condiciones de educabilidad en ellos. La motivación es un gran desafío. El primer punto para que podamos lograr motivación en los chicos es lograr docentes motivados. Hay que poner la mirada sobre la carrera docente, sobre sus condiciones de trabajo, sobre su reconocimiento social y salarial, para que puedan ser los líderes de la Revolución Educativa.
La educación es una responsabilidad del conjunto de la sociedad, aun cuando haya distintos niveles de responsabilidad en los diferentes sectores y entre distintos actores sociales. Entre todos tenemos que generar un gran consenso en torno a la escuela, para que ésta pueda llevarnos al futuro. Mientras tanto, hasta que logremos construir entre todos y para todos una escuela que nos lleve al futuro, al menos debemos poder tener una escuela que nos traiga al presente. Y para eso hay que animarse a innovar, y en esto la tarea que lleva adelante la Secretaría de Innovación y Calidad es enorme.
Estoy convencido de que es hora de asumir el desafío de empezar a formar personas del siglo XXII. Debemos darles a nuestros alumnos una educación que les permita innovar, crear, hacer del mundo un lugar mejor que el que nosotros les dejamos. Para lograrlo, la escuela tiene un rol protagónico e irrenunciable. Y el acuerdo social en torno a ella es fundamental para hacerlo posible.
Creo que la educación abre horizontes, que va corriendo las fronteras; nos permite a cada uno sacar lo mejor de nosotros. En este contexto, pensar y trabajar sobre la calidad de nuestra educación es comprometerse con el principio rector de que no importa donde nazcas, vos puedas tener las mejores oportunidades educativas para desarrollarte plenamente.
Gracias Max
Perfil de Max Gulmanelli.
Actualmente Secretario de Gestión Educativa de la Nación.
Sé el primero en comentar