La escuela debe enseñar a pensar

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continuamos con la nota la Escuela debe enseñar a pensar. HACER

Siguiendo de algún modo la temática de las características de la sociedad actual también la escuela como institución social, desde el mismo Sistema Educativo, intenta responder. Los directivos y docentes se enfrentan hoy a múltiples desafíos. La sociedad le hace muchos reclamos a la escuela. Muchas de estas críticas son vividas como injustas por sus protagonistas. Los docentes percibimos que a la escuela se le pide o exige más de lo que le corresponde a su función. Pero, ¿cuál es la función de la escuela?; mejor dicho ¿cuál es hoy la función de la escuela? Creo que debemos redefinirla respondiendo a la sociedad argentina de comienzos de un nuevo milenio.

Una escuela que pretenda responder a este desafío debe crear: una atmósfera fértil, una pedagogía de la pregunta y una cultura dialógica que favorezca el aprender compartido. En esta escuela cada niño o niña es un ser humano único e irrepetible, en sus capacidades, potencialidades, ritmos, sueños, dolores, alegrías, saberes y no saberes.

La escuela debe enseñar a pensar, pero ha de enseñar a pensar mediante el diálogo. Debe educar a las personas para ser capaces de defender sus conocimientos y creencias presentando razones y teniendo en cuenta las razones de los otros. La escuela no puede ser otra cosa que una comunidad de búsqueda, de investigación en donde, por encima de todo otro objetivo, se aprenda cooperativamente a pensar por sí mismo. Y en donde los otros no sean vistos como una amenaza o mi éxito personal, sino como la condición de mi propio ejercicio de racionalidad.

En síntesis, es necesario preparar a los chicos para que sean capaces de pensar por sí mismos, favoreciendo su propio crecimiento creativo, para que puedan así renovar creativamente la sociedad en la que viven. El diálogo es un procedimiento y, a la vez, un valor en sí mismo. Es un medio que promueve el respeto por el otro y la autonomía de cada sujeto. El diálogo implica una apertura hacia los demás y el reconocimiento de que somos semejantes. Para dialogar es necesario que reconozcamos primero que somos falibles, es decir, que nos podemos equivocar y que a menudo lo hacemos. Estar dispuestos al diálogo es reconocer que no siempre tenemos razón y que necesitamos de los otros para acercarnos a la verdad. Tomando las palabras de Martín Buber, podemos afirmar que la verdad no está “en nosotros” sino “entre nosotros”.

Es recomendable que los docentes tomen el diálogo como contenido de enseñanza. El diálogo genera reflexión y constituye el eje que atraviesa toda la propuesta educativa.

Imagen. Escuela Rural Nro. 20 Bolívar

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Acerca de Adriana Passalia 12 Articles
Adriana Passalia es Profesora en Filosofía y Pedagogía por el Instituto Superior de Profesorado Sagrado Corazón, Licenciada en Calidad de la Gestión de la Educación, por la Universidad del Salvador, Especialista en Metodología de la Investigación Científica por la Universidad Nacional de Lanús. Y, en la actualidad, Maestranda en Metodología de la Investigación Científica, por la misma universidad.

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