A todos nos genera angustia el momento que estamos viviendo. Probablemente nunca imaginamos vivir un momento así, recluídos, sin poder salir de nuestras casas, sin poder ir a nuestros lugares de trabajo habituales. Nos sentimos aislados y aunque algunos estemos conviviendo con nuestra familia, hay otra parte de la familia, de los amigos, de nuestro entorno laboral, con los que no podemos estar.
Entonces, ¿qué nos sucede? Nos sentimos en medio de una tormenta emocional que nos afecta y nos hace sentir onmovidos, tal vez más de lo que nos damos cuenta. Porque en un abrir y cerrar de ojos nos cambió el mundo. Ahora, a partir de la cuarentena, la conexión con el afuera es mayormente virtual; y uno extraña el contacto directo con las personas con quienes compartía su vida diariamente.
De esta manera, este aislamiento nos hace sentir solos, y muchas veces más que solos, desolados, desanimados y sobre todo limitados. Ademássentimos la incertidumbre acerca de lo que va a pasar. De repente sentimos que se acabaron lasgarantías, se acabaron las certezas, y se acabó la seguridad, en la que creíamos vivir.
Cuando miramos a nuestro alrededor, podemos ver que hay personas a las que les cuesta más tolerar la cuarentena, porque se sienten encerradas, y esto las enoja, entonces intentan salir de su casa con cualquier excusa. Otras personas, se sienten extremadamente asustadas y por el contrario, evitan todo tipo de contacto con el exterior, pero no solamente por respetar la cuarentena obligatoria, sino porque viven con una sensación de peligro inminente.
Cualquiera sea la razón que lleve a este tipo de comportamientos, nos hace pensar que es porque todo este malestar, por momentos resulta intolerable.También, nos parece importante señalar que todos en cierta medida, antes de la irrupción en nuestra vida cotidiana de la amenaza de este virus, ya teníamos nuestros propios conflictos y nuestras propiasdificultades, pero, que toda esta situación pandémica, no cabe duda que los agudiza.
Lógicamente, la educación, no queda fuera de esta situación extraordinaria. Qué cambio, no? Ante la imposibilidad de contacto presencial nos tenemos que adaptar a la realidad del contacto virtual, un contacto inevitablemente más frío, más distante, que nos priva de la riqueza del encuentro directo con los otros. No es lo mismo entrar al aula que mirar una pantalla, no? No es lo mismo enviar la tarea a una dirección de mail. Ha cambiado notablemente el intercambio. Tampoco es lo mismo para los chicos estar solos, tratar de sostener la atención y seguir las indicaciones que les dictan a través de una computadora, o de un chat de whatsapp.
Si antes alguno tenía dificultades, ahora probablemente las cosas les cuesten aún más. Nos encontramos frente al desafío de enseñar y de aprender en un entorno de aislamiento. Lo que queremos es salir airosos. Por supuesto que lo importante ahora es que no se interrumpa el vínculo educativo, la posibilidad de seguir con el aprendizaje.
Por eso los colegios, necesitaron implementar con urgencia las herramientas virtuales.
Para algunos docentes, el cambio no fue tan dificultoso; o conocían la herramienta, o sabían manejarse mejor con la tecnología, incluso contaban con dispositivos para poder responder a los requerimientos solicitados. Para muchos otros, este cambio está costando más. Pero lo que sí estamos viendo que les pasa a todos, desde los directivos
hasta los profesores con menor carga horaria, es que todos están trabajando más que antes. Ante una situación excepcional como la que estamos viviendo, están haciendo un esfuerzo mayor, y lo hacen para poder superar las dificultades que este cambio representa.
También sabemos que a algunos padres les cuesta más darse cuenta del esfuerzo que realizan los colegios para poner en marcha la enseñanza virtual. Posiblemente, a raíz de tener a sus hijos en la casa, sienten que ahora son ellos los que tienen que hacerse cargo de la continuidad del proceso educativo.
Entonces sucede que algunos padres pueden sentir que el colegio “manda mucha tarea”, que “los chicos se cansan”, que ellos tienen que dejar de trabajar para ayudarlos. Otros padres, especialmente con hijos en los primeros grados, dicen “pobrecitos, les están exigiendo mucho!”. Pensamos que este tipo de comentarios contiene un malentendido.
Resulta una confusión muy común en algunos padres el pensar que cuando los chicos están enfrentando la dificultad de hacer la tarea, están sufriendo. Es más, piensan que cuanto menos tarea tengan para hacer, los chicos van a estar más contentos. Pero nosotros pensamos lo contrario, siempre teniendo en cuenta las situaciones de enseñanza donde prevalecen el sentido común y la mesura a la hora de impartir tareas escolares. Entonces, si bien algunos chicos se fastidian cuando se tienen que sentar a hacer la tarea, se frustran mucho más si no la pueden hacer, si no aprenden, si no desarrollan su potencial, si no ejercitan las habilidades que les van a posibilitar crecer bien.
Como cuando un músculo se fatiga, a primera vista se puede ver su sufrimiento, pero en realidad sabemos que favorece su fortalecimiento y su crecimiento. Es posible que como padres, nos olvidemos que a nosotros nos puede pasar lo mismo con nuestro trabajo. Podemos tener días donde nos cuesta más empezar a hacer lo que tenemos que hacer, y ni hablar cuando las cosas se complican. Pero si recordamos esas situaciones, seguramente nos vamos a dar cuenta que cuando pudimos enfrentar las dificultades nos sentimos mejor. Tal vez nos parezca increíble pensar que a nuestros hijos les pase igual con sus cosas. Entonces, tanto para los niños, como ara los adolescentes, y para los adultos, enfrentar las dificultades es la manera más eficaz de encontrar el bienestar.
En estos tiempos de gran desconcierto, recordamos una frase de Einstein que dice “En medio de la dificultad reside la oportunidad”. Y pensamos que hoy, más que nunca, la oportunidad consiste en poder afrontar esta crisis. Qué mejor modelo para los que nos miran y necesitan, que mostrales que estamos haciendo lo que tenemos que hacer, lo que sabemos y lo que debemos, poniendo esfuerzo en lo que más nos cuesta, aunque nos resulte muy difícil. Estamos convencidos que así nos sentiremos mejor con nosotros mismos, entusiasmados en nuestra tarea, sintiéndonos útiles para la sociedad y con más ganas de ayudar a quienes nos necesiten.
Queremos finalizar esta reflexión con un pensamiento del psicoanalista argentino Gustavo Chiozza (Algunas reflexiones sobre la dificultad, 2016a), que dice así: “El placer tan largamente buscado sólo se encuentra detrás de cada dificultad. Está en cada uno ver en la dificultad un obstáculo o un camino. La dificultad no sólo llena el corazón del hombre, también le da sentido a su vida”.
Lic. Marcela Giordano. Lic. Carmen Lorusso. @charlasparapadrespsi. Ellas son psicoanalistas.
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