En la vasta tierra de Argentina, la educación, pilar fundamental para el desarrollo nacional, está sumida en una profunda crisis que afecta tanto a las escuelas públicas como privadas.
La realidad de muchos estudiantes argentinos es alarmante. Salen de la escuela primaria sin haber adquirido las habilidades fundamentales de lectura y escritura. La incapacidad para realizar operaciones básicas en matemáticas se suma a esta problemática, dejando a los jóvenes desarmados ante los desafíos académicos y limitando sus oportunidades futuras.
Esta problemática educativa, que afecta tanto a las instituciones públicas como a las privadas, refleja un sistema que no está cumpliendo con su misión esencial: brindar una educación de calidad y equitativa para todos. Mientras las escuelas privadas enfrentan sus propios desafíos de accesibilidad, las escuelas públicas luchan por proporcionar los recursos básicos necesarios para un aprendizaje efectivo enfrentando desafíos multifacéticos, desde la falta de acceso a tecnologías educativas hasta aulas superpobladas que dificultan el proceso de aprendizaje.
La situación económica del país también incide directamente en la educación. La inflación constante y las crisis económicas afectan la capacidad del sistema educativo para proporcionar recursos básicos y salarios dignos a los docentes.
Las sucesivas administraciones no han logrado implementar políticas educativas sostenibles que aborden de manera integral los problemas existentes. La falta de continuidad en las estrategias y la falta de un enfoque a largo plazo han dejado a la educación en un estado de constante desatención.
La educación deficiente no solo es un problema escolar, sino también un problema social urgente. La falta de habilidades básicas afecta no solo el desempeño académico de los estudiantes, sino también su capacidad para participar plenamente en la sociedad y en el mundo laboral. Este ciclo perpetúa la desigualdad y obstaculiza el progreso colectivo.
Prueba de ello es el resultado de las pruebas PISA, desde la perspectiva latinoamericana, los resultados de las pruebas PISA 2022 posicionan a Argentina en una situación desafiante, colocándola por detrás de Chile, Uruguay, México, Perú, Costa Rica, Colombia y Brasil. Este informe, basado en las respuestas de 690.000 estudiantes en 81 países y territorios, subraya que en matemáticas, lectura y ciencias, Argentina ocupó los puestos 65º, 58º y 59º, respectivamente, integrándose en el grupo de rendimientos «por debajo del promedio».
En contraste, seis naciones y economías asiáticas exhibieron una destacada proporción de estudiantes con niveles de rendimiento más altos, liderando un panorama educativo alentador: Singapur (41%), Taiwán (32%), Macao (29%), Hong Kong (27%), Japón (23%) y Corea (23%).
Los resultados de PISA 2022 trascienden la esfera nacional, evidenciando una tendencia global preocupante: una caída sin precedentes en el desempeño estudiantil, marcando un hito histórico en la narrativa de este informe. La disminución en la capacidad de aprendizaje se presenta como una «caída sin precedentes» y como una «tendencia preocupante».
Argentina, participante en los exámenes PISA desde 2001, se enfrenta a un escenario complejo. En esta última edición, 12.111 estudiantes de 15 años de edad, provenientes de 457 colegios argentinos, fueron evaluados. Los resultados, con un promedio de 378 puntos en matemáticas (dos menos que en 2018), 401 puntos en lectura (una disminución de 1 punto en comparación con la medición anterior) y 406 puntos en ciencias (un aumento de dos puntos en comparación con cuatro años atrás), reflejan un desafío significativo en el sistema educativo del país.
Es especialmente preocupante observar que 7 de cada 10 estudiantes no alcanzan niveles básicos en Matemáticas y que la mitad no logra niveles mínimos en lectura; por tanto, la educación en Argentina clama por un cambio sustancial.
La única cura para esta agonía es la educación y el compromiso de todas las partes. Es imperativo que tanto el gobierno como la sociedad reconozcan la urgencia de esta situación y se comprometan a implementar medidas efectivas.
Se necesitan políticas educativas a largo plazo, una inversión significativa en recursos y una capacitación continua para los docentes, en este contexto es crucial comprender que una educación de calidad no depende exclusivamente de la cantidad de horas que los estudiantes pasan dentro de la escuela, sino de la calidad educativa que se les brinda dentro de ella. Solo a través de un esfuerzo colectivo y sostenido se podrá rescatar a la educación de su actual estado crítico y proporcionar a los estudiantes las herramientas necesarias para construir un futuro más prometedor. La educación está agonizando; está en nuestras manos revitalizarla y darle un nuevo aliento, la educación no puede seguir agonizando; es hora de inyectarle vida y esperanza.
Hola…muy buen articulo. Acompaño en todo. Solo agregaría que para mejorar también la calidad educativa, hace falta más observación de clases de parte de los directivos a los docentes. Muchas veces ni sabemos a quien tenemos dentro de la aulas.
Gracias
Mi madre es docente y no se porque la sociedad( la mayoría )pretende depositar sus hijos en guarderías cuando son PROFESIONALES los docentes .
Además porque tanta desconfianza ? Nunca la entendí O acaso al dr que cura a tu hijo alguien o vos lo controla en su consulta ?
Hola Maximiliano, buen punto. Muchas gracias por tus palabras y por la lectura, seguimos en contacto.
Besos enormes
Muy muy muy buen artículo. Es muy triste la situación hay que comprometerse micho
Los padres sobretodo son los que se tienen que comprometer pero NADIE se los dice .