Estrés Laboral en la docencia. Chile

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No es reciente oír hablar sobre lo demandante que es la profesión docente. Sabido y conocido por muchos; este trabajo requiere de un sin número de habilidades, conocimientos y el cumplimiento de compromisos y responsabilidades para lograr de manera exitosa el proceso educativo. Múltiples actividades son requeridas; tanto dentro como fuera de la institución, exigiendo una inversión de tiempo y energía que, en ciertas ocasiones, y de no ser cuidado, desencadena complicaciones a nivel de la salud física y mental. Esta profesión no es como cualquier otra, ya que las exigencias son variadas y numerosas
(Rodríguez, Guevara y Viramontes, 2017).
Como corrobora Fernández (2014), el educador o el profesor posee una vida no solo sacrificada sino amenazada seriamente por riesgos para la salud mental. Situaciones en las cuales “no se escucha al profesor, sino que se le cuestiona, tomando como referencia segura el comentario del personaje mediático, la frase transmitida por la televisión o el dato detectado en internet, por parte de unos alumnos hostiles y unos padres acusadores”, (Fernández, 2014, p.21) son factores de ejemplo, que pueden incidir en una situación compleja, emocionalmente hablando, en donde se desvalorice el rol que cumple el docente. No hay dudas que hoy en día se promueve el pensamiento crítico y el debate, claramente habilidades del siglo XXI; sin embargo, cuando esto va acompañado de una actitud desafiante y descalificadora, someten al profesor bajo un ambiente tenso y de angustia que se añade a la carga laboral
académica, y las extensas jornadas.
Según la Comisión Europea, (2000 citado en Cembrero Masa et al., 2017) el estrés en el trabajo es un conjunto de reacciones emocionales, cognitivas, fisiológicas y del comportamiento ante ciertos aspectos adversos o nocivos del contenido, la organización o el entorno de trabajo. Es un estado que se caracteriza por altos niveles de excitación y de angustia ante diferentes situaciones.
En el caso de la docencia, “evidencias provenientes de la psicología y la educación han mostrado que las emociones del profesor influyen en sus prácticas docentes y en el aprendizaje de los estudiantes” (Bruna, D; Villarroel, V; y Hojman, V, 2021, p.2), lo que altera de manera negativa el proceso enseñanza- aprendizaje, cuando se involucra un docente en situación de estrés o problemas emocionales. Es más, “en los últimos años, los cambios técnicos y la necesidad de adaptarse y manejar nuevas herramientas de trabajo (dispositivos móviles, internet, teletrabajo, etc.), han llevado a la aparición de una nueva variedad del estrés: el tecnoestrés” (Cembrero Masa et al., 2017, p.50).
En un estudio chileno, realizado por Bruna y equipo (2021) en tiempos de Pandemia, y por ende de teletrabajo; los resultados arrojados fueron a lo menos preocupantes, reportándose alta frecuencia de emociones negativas experimentadas por los profesores. Al preguntarse sobre las emociones más comunes durante la educación remota en pandemia, el 77% de los docentes reporta sentir estrés, 49.8% frustración, 41% angustia, 31.4% impotencia, 27,1% inseguridad, 17.3 desorientación y 9,8% aburrimiento.
De todos modos, con o sin pandemia, es fundamental que las instituciones educativas se sensibilicen y tomen las medidas pertinentes para prevenir y manejar el estrés laboral en docentes (Rodríguez et al., 2017). Una de esas medidas, puede incluir el hacer uso del conocido salario emocional. Como se menciona en Cembrero Masa et al., (2017) la Agencia Española de Calidad define el salario emocional como un concepto, asociado a la retribución de la persona empleada, que incluye cuestiones de carácter no económico, cuyo fin es satisfacer las necesidades personales, familiares y profesionales de la clase trabajadora, mejorando la calidad de vida de la misma y fomentando la conciliación. Por lo tanto, ofrecer este tipo de medidas no sugiere un gasto elevado para la empresa. Al momento de diseñarlas, es importante considerar las necesidades y las demandas, tanto de las personas trabajadoras, como las de la propia organización. Algunos ejemplos de salario emocional son: transporte gratuito, participación en los beneficios de la empresa, disfrutar más tiempo de permiso de paternidad y maternidad, flexibilidad en la hora de entrada y salida, desayunos gratis una vez al mes, gimnasio, entre muchos otros.
No se debe pasar por alto que trabajar con personas, requiere de visualizar el bienestar de cada uno de ellos y ellas, más aún si se trata de una profesión tan altamente demandante, como lo es la docencia.

Referencias:
? Bruna, D; Villarroel, V; y Hojman, V. (2021). Emociones y salud mental de los profesores en la
educación remota en pandemia. Un estudio en el sistema escolar chileno. Centro de Investigación
y Mejoramiento de la Educación (CIME).
? Cembrero Masa, D; Díez Loisele, M.A; Gómez Martín, S; Hernández León, N; Molinos Zumel,
R. (2017) Buenas prácticas. Promoción de la salud mental en entornos laborales. Feafes
Valladolid “el puente”.
? Fernández; F (2014). Una panorámica de la salud mental de los profesores. Revista
Iberoamericana de Educación. N.º 66 (2014), pp. 19-30 (ISSN: 1022-6508) – OEI/CAEU.
? Rodríguez, J; Guevara, A; Viramontes, E (2017) Síndrome de burnout en docentes. IE Rev.
investig. educ. REDIECH vol.8 no.14 Chihuahua.

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Acerca de Carla Vargas 8 Articles
Carla Vargas, Educadora de párvulos de la Pontificia Universidad Católica de Chile (PUC), docente universitaria con más 12 años de experiencia en aula en Chile y en el extranjero. Magíster en Educación con mención en idioma inglés por la Universidad Central. Recibida de Magíster en Dirección y liderazgo educativo PUC. Certificada en Disciplina positiva y Masaje infantil. Fundadora de la agrupación Educadoras en Red y Directora del área social de la Fundación Educamos en el Sentir, Chile.

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