Reconocemos a la educación como invitación libre a la participación de algún acto o acontecimiento. Para que esta invitación se realice es imperioso entender a la libertad como el punto de partida de todo proceso de crecimiento personal. La libertad permite lograr el desarrollo potencial ordenando la vida a los valores que le presenta la cultura a la que pertenece.
La educación siempre supone una persona libre, que desea transformarse porque madura y se hace más responsable La educación de cada ser humano se puede sintetizar en el desarrollo de la libertad, que facilita a cada persona humana alcanzar su proyecto de vida. Para ello, conviene presentar estrategias didácticas adecuadas con posibilidades de opción.
Proponer actividades didácticas pensadas con opción para despertar y mantener el interés de los estudiantes son las que le posibilitan la elección y, por lo tanto, se desenvuelve la libertad. Más aún, plantear propuestas didácticas pensadas con opción son las que le posibilitan la elección y, por lo tanto, se desenvuelve la libertad. No tienen una respuesta o solución cerrada o única. Estas propuestas implican un esfuerzo en conocer el contenido histórico, hacer una reflexión, tomar una decisión y presentar una respuesta o solución nueva para el estudiante. Estas opciones necesitan tener el mismo nivel de complejidad y de elaboración respetando el desarrollo que poseen los alumnos. Además, según las posibilidades de los estudiantes, también se puede trabajar estrategias que invitan a un autoconducción de la libertad de una manera más profunda, invitándolos a realizar opiniones fundamentadas, juicios críticos, valoraciones, proyectos concretos, solución de problemas, puestas en situación, etc. Todas estas estrategias, invitan a los estudiantes a tomar decisiones, en forma teórica o concreta de la vida cotidiana, lo importante es que puedan optar libremente y ser responsable de las consecuencias. Cabe aclara que siempre cuando una persona toma una decisión lo realiza desde su propia escala de valores.
Un aspecto indispensable para el desarrollo de la libertad en las aulas es la disposición y apertura que el docente debe evidenciar en cada clase. Lo más apropiado para el trabajo áulico es el diálogo, medio indispensable para la comunicación. Y para que este diálogo sea sincero y profundo es conveniente propiciar un clima democrático, que facilite a todos expresar sus ideas como también escuchar a los demás. De este modo se puede iniciar un camino muy rico para la reflexión y el crecimiento personal.
En este clima sincero es muy apropiado acercar a los estudiantes a tomar conciencia de la importancia de reflexionar sobre los valores que toda sociedad prioriza. Los valores pueden tratarse como conceptos y considerarlos intelectualmente; pero serán verdaderamente portadores de un sentido en tanto, signifiquen algún aspecto del bien para la persona concreta. Los valores poseen en sí mismos una doble función: son el principio que mueve a la realización con sentido y son, a la vez, el medio para alcanzar el mismo, es decir, desde el momento en que cada persona decide abrazar un valor completa un poco más su proyecto y descubre un auténtico sentido a su vida.
Con los puntos que hemos mencionados solo queremos destacar que las líneas vigentes en educación en nuestro país tienen en cuenta como finalidad la formación integral de los miembros de las nuevas generaciones. Esta concepción
resulta muy necesaria si bien es amplia. Entonces, para poder realizar su abordaje resulta imperioso el trabajo por medio del desarrollo de las capacidades que posee cada estudiante. Esta línea está presente desde hace años en muchos documentos oficiales. Un ejemplo de ello podemos citar el documento “Marco de Organización de los Aprendizajes para la Educación Obligatoria Argentina” (2017) de la Secretaría de Innovación y Calidad Educativa del ministerio de la Nación. “Garantizar el derecho a aprender en el siglo XXI implica que todos los/las estudiantes puedan desarrollar las capacidades necesarias para actuar, desenvolverse y participar como ciudadanos en esta sociedad cada vez más compleja, con plena autonomía y libertad.” (p. 4) Ahora nos corresponde a nosotros, profesores de Historia ponerlo en práctica.
Sé el primero en comentar