Conclusión
Hay épocas doradas, hay épocas de transformación del tango, en su música, en sus letras, hay épocas de denostación de determinados autores y compositores como no tangueros. El punto es que el tiempo pasa, la gente cambia, la vida, las ciudades, las culturas cambian, y el tango ha sido expresión de eso. De la vida del hombre en estas tierras y de su cultura, de su lenguaje, su modo de vivir y de pensar, su forma de transitar la vida, de habitar y de sentir. El tango es arte, en realidad una unidad de tres artes en una sola expresión y el arte manifiesta su época, por eso no es extraño que cambie.
Siempre el sonido que podemos encontrar, en la música de distintas décadas, nos transportan a ese momento, a los sonidos propios de esa época. Si podemos también incorporar alguna visión histórica, inclusive cinematográfica de ese pasado, podemos escuchar cómo ese sonido lo refleja, sus letras también por supuesto, las palabras que se usan; pero el sonido, permite adentrarnos en un mundo que, libre de conceptos, nos transporta a ese momento de una forma singular. Hoy por hoy el tango triunfa en todas partes, hay festivales de tango hasta en Japón, nuestros músicos han ido por todo el mundo a representarnos, como también los cantantes y bailarines. Las milongas siguen existiendo en este Buenos Aires y sus alrededores. Existen escuelas de baile de tango incluso oficiales, se sigue cantando, bailando, se sigue componiendo tango. Los rockeros llegan al tango, cuando la vida los acerca, se sienten atraídos por su misterio. Llegan y lo transforman y hasta se vuelven cantantes de tangos como el gran Omar Mollo o la misma Gata Varela que nos dice: “Mi llegada al tango proviene de la orfandad en que me dejó el rock en los’80, sigo escuchando el rock que me gusta, pero me expreso con esta identidad regional.” “El tango nuestro. La mujer y el tango”. Es decir que esta experiencia vital como ciudadanos de Buenos Aires, como rioplatenses, argentinos, está modulando nuestra existencia. Y nadie conoce el futuro, pero tenemos expectativas de que así continúe, lo vemos en los jóvenes y eso ya es una esperanza.
Dice una canción de estos tiempos, de otros puertos, también en 2 x 4. “…doy todo mi dinero por un tango…Doy todo mi dinero por una noche de figuras románticas en la pista, una mujer, un hombre y un dios…” Gia ena tango. Los puertos que pertenecen al lugar donde nació la filosofía allá en Grecia. ¿Qué hay en ese misterio, en esa música, en esa danza? ¿Qué dioses o arquetipos revolotean, nos poseen, nos transforman y nos transfiguran? ¿Cómo podemos a través de ellas y con letras de hace tantas décadas, seguir manifestando lo que nos pasa, lo que sentimos, lo que nos duele, lo que anhelamos, lo que perdimos…? Ese misterio seguirá flotando y fructificando, esperamos, en todos nosotros. La música y su poder transformador, la música y su poder convocante, su poder de generar comunión, proximidad. La danza como ese ritual donde alma, cuerpo y espíritu se encuentran y se dejan llevar por un sonido que se siente de punta a punta y buscan los firuletes que hagan posible acercarnos cada vez más a su misterio.
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