Este relato pretende partir de la experiencia, hablar desde la vivencia, desde los recuerdos. Seguramente el pensamiento, la filosofía, estarán presentes porque es inevitable en mi caso. Pero sobre todo, el material con el que estará construido vendrá desde esos lugares, de la sensación, de la sensualidad. Hasta ahora quizás nos hemos centrado más en los aspectos históricos del tango o en sus letras, en lo que dicen los tangos. Me gustaría demorarme más en la música, el tango como música, como sonido. El tango como danza, el cuerpo en el tango, la cuestión de los cuerpos, de cómo es esa música y esa danza. Cómo repercute en el cuerpo, en el alma, en el espíritu. La música de por sí, solemos decir, es un lenguaje en sí mismo, como plantea Schopenhauer: “En efecto la música, si la consideramos como expresión del mundo, es una lengua universal elevada a su más alta potencia, que mantiene con la generalidad de las ideas una relación parecida a la que existe entre estas ideas y las cosas concretas.” F. Nietzsche, El origen de la tragedia, p91.
Otra frase popular dice, donde mueren las palabras nace la música; entonces quisiera explorar desde ese lugar, desde el lugar de la música. El tango me llegó de chica, en una casa, donde se escuchaba todo tipo de música, con un papá músico de vocación, no de ejercicio mientras yo fui niña, pero si en su juventud y en su vejez. Siempre el tango estuvo presente en las radios y en la voz de mi papá. Al tango se llega se nos dice, con el tiempo, con el paso de la vida, con las distintas heridas que la vida nos trae. Una se va acercando a esas vivencias y empieza a deleitarse, a transitar, a sufrir, a gozar, a llorar sus penas con él.
Mi encuentro revelador lo tuve con la maravillosa experiencia de cantar con una compañera, verdaderamente tanguera, muchos tangos y milongas, y al hacerlo, sentí que es una música que me atraviesa de una manera totalmente distinta a otras o quizás parecida a alguna de mi infancia venida de otras tierras, en las que también fue criada. Porque el tango y su experiencia de cantarlo implican todo el cuerpo, toda el alma puesta ahí, en lo que se dice y en lo que se siente cuando esa música inunda todo tu ser, y esa música te ata a una raíz que a veces para nosotros, está difuminada. No vivimos en épocas tangueras, mi vida no transitó esas épocas, donde el tango nació, se desarrolló y tuvo su gran florecimiento, sin embargo, me siento tocada por él de una forma única.
Todos conocemos la frase de Nietzsche que se popularizó como “[…el mundo sin música seria un error]” aunque dicho pensador admite en realidad que “el mundo sin música sería un suplicio” J. L. Chover, F. Nietzsche, Correspondencia VI, frase más de acuerdo con su pensamiento y que nos hace pensar en el consuelo que buscamos en la música del tango.
La música en el derrotero del pensamiento nietzscheano aparece muy temprano, en los comienzos de su pensamiento y de su escritura. En El origen de la tragedia en el espíritu de la música, en La visión Dionisiaca del mundo. Allí, tratando de encontrar cuál es la manera que el ser humano tiene de tocar la verdad, de llegar a la verdad fundamental de la realidad, que para él es un abismo, explora la música y el gesto como elementos por fuera del lenguaje tradicional, por fuera de la conceptualización. Se pregunta si ellos pueden acercarnos y *Texto publicado en “De sabihondos y suicidas. Contrapuntos sobre el tango”. Ed. Docta ignorancia. 2022
hacernos uno con esa última verdad de la realidad.
En la música aparece el elemento dionisiaco por sobre todo, si bien lo apolíneo lo encuentra en las formas, en las figuras, en las proporciones; en la música irrumpe Dionisos con todo su poder, con todas sus fuerzas y nos descentra, nos saca de nosotros mismos, nos vuelve extraños, nos transforma en seres extasiados. La música siempre la concibió como algo que es un pathos para el ser humano “La esencia misma de la música dionisíaca y de toda música, la violencia conmovedora del sonido, el torrente unánime de la melodía y el mundo incomparable de la armonía, estos elementos fueron cuidadosamente separados como no apolíneos.” F. Nietzsche, op. cit. p91. Un toque de ese dios (Theia manía diría Platón) hace que nosotros nos transformemos; con la música del tango en este caso. Música que trae nostalgias, ansias, dolor, deseos, expectativas, pesimismo hacia el futuro.
Y Dionisos trae también a Eros como acompañante, trae su fuego, su necesidad y carencia, su deseo de otro cuerpo, el contacto a través de la danza, su necesidad de goce. Evidentemente en el tango transitan los dioses, estamos poseídos por ellos, en la música y en la danza. Una posesión y una vivencia que va más allá de lo que esa letra esté diciendo.
De hecho, el tango, como otros géneros populares, como son el jazz y el blues, nació en los márgenes, en las orillas, no de los centros. Casualmente como se produce siempre la renovación filosófica, históricamente esas renovaciones aparecen fuera de los centros de poder, alejadas, en las orillas del pensamiento, extraviadas, en el exilio y en la soledad, pensamiento marginal, descentrado del poder. Quizás justamente porque las filosofías nacen de los pueblos, las culturas generan filosofía como generan arte. El arte pertenece a un pueblo y a una cultura y la filosofía también nace de ella, siguiendo a Nietzsche en La filosofía en la época trágica entre los griegos, compartimos la idea de enlazar al filósofo a una verdadera civilización.
“Existe una férrea necesidad que encadena al filósofo a una verdadera civilización; pero ¿cómo será posible algo así cuando no exista tal civilización? En ese caso, el filósofo es tan sólo un cometa imprevisible, que parte atemorizado, mientras que en los casos más favorables brilla como un astro de primera magnitud en el sistema solar de la cultura.” F. Nietzsche, La filosofía en la época trágica entre los griegos, p39/40.
Y podemos agregar “¡Tened primero una verdadera cultura, entonces comprenderéis qué pretende la filosofía y cuál es su poder!” F. Nietzsche, op. cit. p.41.
Desde el espíritu de Alberdi, quien en las lejanías de América Latina en su Fragmento preliminar al estudio del Derecho nos recuerda la necesidad de los pueblos de conocerse a si mismos para tener una verdadera filosofía. En dicho Fragmento, que funciona como reflexión
previa y necesaria al establecimiento de un Derecho americano, Alberdi nos habla de hacer la “metafísica del pueblo”: “Es preciso pues conquistar una filosofía, para llegar a una nacionalidad. Pero tener una filosofía es tener una razón fuerte y libre; ensanchar la razón
nacional es crear la filosofía nacional, y por tanto, la emancipación nacional” Fragmento preliminar al estudio del derecho, p7/8.
Plantea que previo a fundar un Derecho hay que tener una Filosofía, pero no habremos de copiarla, sino lograr el conocimiento y reflexión sobre nuestra cultura, con los caracteres de nuestro pueblo, sus valores, creencias, costumbres, arte, sin ellos no habrá filosofía propia y, en consecuencia, un Derecho propio. No es la Filosofía la que funda a un pueblo, sino el pueblo a la Filosofía y ésta al Derecho, en su pensamiento.
Parece ser que el tango y la filosofía, ambos han abrevado en los márgenes, en experiencias de exilios, de soledades, de extranjería, en experiencias de extrañamiento, hay por allí alguna coincidencia. Tal como lo muestran los derroteros vitales y filosóficos de Aristóteles, Agustín de Hipona, Descartes, Kant, Marx y el desarrollo de la filosofía latinoamericana, sus pensamientos aparecen en los márgenes del poder central y muchas veces, por fuera de la Academia.
Para Enrique Dussel, filósofo argentino, los que tienen la mente limpia para pensar la realidad, diríamos, los que tienen perspectiva suficiente respecto de los centros de poder, son los que hacen surgir la filosofía, la renuevan. En su libro Filosofía de la liberación, nos ejemplifica, desde la propia historia de la filosofía esta situación.
“Lo cierto es que pareciera que la Filosofía ha surgido siempre en la periferia, como necesidad de pensarse a sí misma ante el centro y ante la exterioridad total, o simplemente ante el futuro de liberación. Desde la periferia política, porque dominados o coloniales, desde la periferia económica, porque colonos, desde la periferia geopolítica, porque necesitados de los ejércitos del centro, apareció el pensamiento presocrático en la actual Turquía o en el sur de Italia y no en Grecia. El pensar medieval emerge desde las fronteras del imperio; los padres griegos son periféricos, e igualmente los latinos. Ya en el renacimiento carolingio la renovación viene desde la periférica Irlanda. De la periférica Francia surge un Descartes, y desde la lejana Königsberg irrumpe Kant. Los hombres lejanos, los que tienen perspectiva desde la frontera hacia el centro, los que deben definirse ante el hombre ya hecho y ante sus hermanos bárbaros, nuevos, los que esperan porque están todavía fuera, esos hombres tienen la mente limpia para pensar la realidad.” Filosofía de la liberación, p15/16.
Excelente artículo de la profesora Meza que nos invita a pensar desde todas las expresiones artísticas. Gracias por acercarnos a la filosofía de manera simple y profunda
Muchas gracias Silvia por tus generosas palabras. Un cordial saludo para vos.
Excelente e interesante articulo!
Gracias Natalia por leer el articulo. Te invitamos a seguir leyendo otras entradas de la revista educativa El Arcón de Clio.
Muchas gracias Natalia!
Excelente a medida que avanzamos en edad el TANGO comienza a penetrar en las fibras y huesos de nuestro cuerpo y nos llena el alma y espíritu nos traduce en nuestra vida todo lo vivido
Así es Ruben, muy buena descripción, muchas gracias por leerlo.