Últimamente me pregunto: ¿Se puede ser docente sin tener vocación? ¿Por qué hay tanto desprestigio en la sociedad con los docentes y la carrera docente? ¿Por qué, a pesar de estas dificultades, muchas personas –igual– eligen estudiarla? Respuestas sociales se escuchan de todo tipo:
«Buscan asegurarse un sueldo antes de recibirse pero una vez que se han obtenido su plaza no es necesario continuar perfeccionándose».
«Tres meses de vacaciones»
«Si me recibí de una carrera universitaria y no encuentro trabajo, voy de docente».
Hay muchos que hacen de la educación un medio para sobrevivir económicamente y eso desprestigia la profesión. A todos ellos les digo de verdad: ¿Son conscientes de lo que implica educar y enseñar sin vocación? ¿Son conscientes de que ellos están formando el recurso humano futuro de nuestro mundo?
En efecto, soy capaz de advertir que nuestra sociedad ha cambiado, pero nuestros alumnos –que, quizás, también son, en muchos casos, nuestros hijos– no deben ser reflejo de una sociedad que se sienta invadida por el desorden y la sinrazón.La vocación no debe ser solo una cuestión ética y moral, deber ser una cuestión de permanente dinámica y de servicio público.
Sin vocación docente, NO hay calidad educativa.
Debemos amoldarnos a la realidad. Con todo, una cosa debe quedar clara: los chicos no son culpables, son víctimas; y nos necesitan más que nunca.
El ejercicio de la vocación no es un hecho solo religioso, tal y como sucedía en los albores de la religión cristiana, por ejemplo, y –andando el tiempo– en plena Edad Media. De la vocación nace el amor por la curiosidad y el placer por la realización de la tarea misma. De esta manera, se puede disfrutar de ser docente y no sólo actuar como lo haría un docente (solo por las retribuciones económicas).Todo lo contrario, el placer está en actuar por la satisfacción de que nuestro trabajo pueda trascender en la formación de los demás.Cuándo buscamos llevar a cabo nuestro plan de la realización vocacional, buscamos el camino adecuado que elegimos para toda nuestra vidas: la vocación es como una inclinación natural que se relaciona con las capacidades específicas innatas que uno tiene; porque, por ejemplo, si uno no tiene una inclinación natural a querer curar, no estudiaría una carrera que estuviese vinculada con la medicina.
Coincido plenamente con la frase que decía Aristóteles:
«Allí donde se cruzan tus talentos y las necesidades del mundo, está tu VOCACIÓN»
La educación como concepto básico no ha cambiado en el Siglo XXI, sino que se ha mejorado: no se trata ya solo de una actividad exclusiva de mujeres, por ejemplo; hoy la educación se piensa de forma El mundo ha cambiado: el paradigma educativo es otro porque la sociedad ha evolucionado. Hoy a la Vocación hay que ayudarla, no alcanza ya con que los docentes seamos meros transmisores de conocimiento; porque ocurre que, hoy en día, las escuelas funcionan como centros receptores de todo lo que pasa en la sociedad. En efecto, no están al margen de:
La conflictividad social.
La evolución de las tecnologías.
La crisis de proyecto futuro.
El deterioro de los lazos sociales.
Creo que la vocación docente –en mi caso– apuntaría también a la profesionalización, clave, ahora, para mejorar la labor de quienes se dedican a enseñar; en este sentido, la autorrealización es esencial para emprender y entregar lo mejor a la juventud, en una época en donde hay cambios radicales, tanto en lo social y en lo económico, como en lo relativo a la escala de valores y a lo cultural.
Hay que tener cierta sensibilidad profesional. Hay que pensar en una escuela que recupere su credibilidad. Acompañada de padres y de docentes excelentes. Debemos tener la convicción de que somos capaces de modificar realidades y hacerlas más favorables para quienes empiezan el camino de la vida, eso es la unión entre vocación y profesionalización.interdisciplinaria y todos son llamados a ejercerla en la casa, en las escuelas, en la vida… porque no solo se educa en las escuelas.La vocación y profesionalización docente debe ser un servicio público en un marco de consenso estable. No solo me profesionalizo cuando me recibo, sino también cuando estoy dando clases; por ende, cuando entro en el sistema educativo, me obligo a actualizarme constantemente.
La profesionalización del trabajo debe ser una actitud ante la tarea que realizamos día a día: Si no logramos, ¿acaso esto no repercute en la baja calidad educativa hoy día?.
Les sugiero el título de la película Ser y Tener, un documental francés que nos cuenta que, en Francia, sigue habiendo escuelas en las que se reúnen niños y niñas de todas las edades en una clase única en la que el profesor intenta adaptar la materia a los diferentes tipos de necesidades.
Bibliografía
BIRGIN, A. (1999): El trabajo de enseñar. Entre la vocación y el mercado: las nuevas reglas del juego. Buenos Aires: Troquel.
BOURDIEU, P. (1995): «Transmitir el oficio». Respuestas por una antropología reflexiva. Bourdieu y Wacquant. México: Grijalbo.
TEDESCO, J.C., Y E. TENTI FANFANI (2002): Nuevos tiempos y nuevos docentes. Conferencia regional: El Desempeño de los Profesores en América latina y el Caribe: Nuevas Prioridades. Brasilia: BID/UNESCO/Ministerio de Educación de Brasil.
Texto de Daniela Leiva Seisdedos para INED 21.
En acuerdo pleno que sin vocación no hay una buena calidad educativa y, por si os interesa, os ofrezco cuentos con valores para potenciar la inteligencia emocional de nuestr@s niñ@s.
https://lee-tus-cuentos.blogspot.com
Hola Rosario si queres darle a difusión te invito a que escribas al correo cliodanielaqgamil. Los envías y lo publicamos. Saludos cordaiels