En 1985 en Nairobi, la Conferencia Mundial para el Examen y la Evaluación de los Logros del Decenio de las Naciones Unidas para la Mujer: Igualdad, Desarrollo y Paz, los gobiernos se comprometieron a promover la igualdad de género en todas las esferas de la vida política. Al 10 de enero de 2024, hay 26 países donde 28 mujeres se desempeñan como Jefas de Estado. Según la ONU al ritmo actual, la igualdad de género en las más altas esferas de decisión política no se logrará por otros 130 años.
¿Son importantes las mujeres en política y en qué medida? En Grecia, la mujer era vista como un “hombre, pero incompleto y débil”, lo pregonaba el gran Aristóteles.
La lucha por la igualdad de derechos y por la adquisición de “privilegios” antes solo logrados por varones, se ha ido desarrollando a través de siglos.
¿Qué diría Cleopatra, Aspacia de Mileto, Tánaquil, la visionaria Aurelia madre de Julio Cesar, etc. ¿Cómo podemos enseñar historia desde una mirada más abarcativa que no sea excluyente de las mujeres? Siempre hemos escuchado, estudiado los padres de la Patria y ¿nuestra patria no es una madre?
A mediados del siglo XVIII, con la Revolución Industrial, muchas mujeres se vieron obligadas a abandonar su lugar en sus hogares y comenzaron a trabajar en las fábricas. A esta situación se sumó a una idea que rondaba en el mundo de la época que proponían los filósofos de la Ilustración ideas basales de la revolución francesa de 1789: igualdad entre varones y mujeres.
A pesar de ello, todavía eran voces aisladas por ejemplo el trabajo femenino era equiparable al trabajo de los niños, y sus salarios eran controlados por sus padres, maridos y de menor cuantía en cuanto al valor del mismo.
Por estas tierras Manuel Belgrano siguiendo las ideas de la revolución francesa en el Siglo XIX fue uno de los primeros impulsores de la igualad de los derechos de las mujeres criollas y originarias, “El bello Sexo” las llamaba. En su periódico El Correo de Comercio propiciaba la educación a los indios pampas e interpelaba a los hombres de mayo a reflexionar sobre la educación de las mujeres, se dice que fue el “primer feminista”.
En Argentina el trabajo del Doctor Dalmasio Vélez Sarsfield quien redacto el Código Civil en 1869 fue producto de una época en que la igualdad de sexos aparece como una experiencia de laboratorio jurídico. Dentro del régimen del Código, la mujer soltera o viuda gozaba de absoluta capacidad de hecho con algunas incapacidades de derecho: así, no podía ser tutora de sus hermanos, salvo la abuela que se mantuviera viuda (art. 390); tampoco podía ser testigo en los instrumentos públicos (art. 990), ni en los testamentos (art. 3705). Para la mujer casada se mantiene la incapacidad como norma. Los bienes de la sociedad conyugal están bajo la administración del marido, que podía disponer de ellos a título oneroso, salvo cuando la enajenación fuera en fraude de la mujer, (arts. 186 y 1276).
El feminismo es un movimiento de soberanía que debate los valores y la estructura de una sociedad que quiere corregirlo para engrandecer, y darnos las diferentes posturas, a lo largo de los años, reformularlas y adaptarlas a la sociedad cambiante y globalizadora que nos está tocando vivir. “Si los hombres no fueran iguales, no podrían entenderse ni planear y prever para el futuro las necesidades de los que llegarán después. Hannah Arendt, 1969.
La carrera la igualdad de derechos ente varones y mujeres es un camino sinuoso, lleno de obstáculos para las mujeres se da en todos los órdenes, incluida la política. Es necesario identificar vías e ideas para re politizar el feminismo, no soy de la idea de un sexo sobre otro, puesto que nos convertiríamos en aquello que detestamos y luchamos.
En 1900 prácticamente ninguna mujer tenía prerrogativas electorales en ningún país, no tenía derechos políticos y Argentina no era la excepción. Las sufragistas del siglo XIX y XX señalaron la necesidad de luchar contra estas construcciones de privilegios por el sexo y pretender alcanzar la igualdad con respecto a los hombres.
El derecho a votar y ejercer la política estaba vedado para las mujeres en los inicios del Siglo XX, aunque no existían fundamentos legales para que la mujer fuese excluida del voto según la ley y constitución, pero quienes debían aprobar una ley que nos integraran eran los hombres que formaban el Congreso. Recién en septiembre de 1947, durante la presidencia de Juan Domingo Perón y por iniciativa y presión de Eva Perón, se dictó la ley 13.010 que concedía a la mujer derechos políticos, ser electoras y elegidas. Con esta ley la mujer consiguió la igualdad de derechos políticos respecto del hombre, para saber el desarrollo ya en 1927 la mujer votaba en Argentina, en San Juan.
Los liderazgos políticos de la mujer actual no pueden ser de carácter tradicional a los políticos masculinos de siempre, se debe cambiar. La mujer no puede ser machista en la política, los modelos políticos aún siguen siendo machistas, “hermana de…” “hija, hija de…”, “esposa de…”, muy pocas mujeres tienen peso propio, para muestra basta un botón dicen: observemos el gabinete del presidente, sindicatos, justicia y otros espacios de poder.
Florentina Gómez Miranda fue feminista en un partido altamente machista. Las mujeres hemos logrado avances notables en muchas profesiones, la política no es una de ellas. De hecho, en todo el mundo.
Florentina nació en Olavarría en 1911, poco después su familia se mudó a La Plata. En 1929 obtuvo el título de maestra en la Escuela Normal de Profesores Mary O’Graham, en 1945 se graduó como abogada en la Universidad Nacional de La Plata. Desde 1946 estuvo afiliada a la UCR hasta su fallecimiento en 2011.
Una vez el médico de la familia le dijo: “Vos de la frente para arriba sos varón, y de la frente para abajo sos mujer. Yo estaba chocha, pero al pasar los años me dije: me está engañando, porque dice que los que piensan son los hombres. Entonces ahí me entró la rebelión y empecé a estudiar Derecho”. Rindió libre en cuatro años todas las materias, mientras trabajaba como maestra.
Sufrió en carne propia la violencia de género. Su esposo, el millonario Raúl Barón Biza le desfiguró el rostro con ácido el 16 de agosto de 1964, en medio del trámite de separación, y enseguida se suicidó.
La historia y el futuro son los motores para transformar el presente. En los ochenta, Siglo XX en Argentina se comienza a instalar el debate acerca de la ciudadanía de las mujeres para exigir reformas legales y programas estatales, se da con el avenimiento de la recuperación democrática de 1983.
Florentina en 1983, asumió como Diputada Nacional, cargo que ocupó durante dos períodos consecutivos: desde 1983 hasta 1987 y desde 1987 hasta 1991. Desde 1945 fue una incansable defensora y luchadora de los derechos de la mujer. durante su labor parlamentaria presento más de 150 proyecto Se destacó en las intervenciones durante el tratamiento y la aprobación de las leyes de patria potestad (compartida, de igualdad de los hijos extramatrimoniales y de divorcio vincular, así como la ley de aborto, fue la primera diputada en presentar un proyecto de ley de despenalización efectiva del aborto para las mujeres violadas, que ya estaba en el Código Penal. Respecto del aborto decía claramente: “…yo tampoco quiero que la mujer aborte, pero no la combato con la ley, sino con la educación sexual, con los anticonceptivos”.
Fue una de las impulsoras de la nueva Ley de Matrimonio Civil. El 28 de junio de 1987 el Congreso de la Nación sancionó la nueva Ley de Matrimonio Civil que modifica la situación de la mujer en los siguientes aspectos: 4 domicilio de la mujer casada: se suprimió el viejo resabio de autoridad marital que facultaba al marido a elegir el domicilio conyugal (art. 90); 4 nombre: con la modificación del artículo 8º de la Ley de Nombre se eliminó la obligación de la mujer de usar el apellido de su marido precedido de la partícula “de” quedando ello como meramente facultativo.
Apoyó por el otorgamiento de rango constitucional a los Tratados de Derechos Humanos y es así como surge el artículo 75 inc 22 de la reforma de la constitución nacional de 1994.
La Comisión de la Mujer, la Familia y la Minoridad de la Cámara de Diputados, se creó también gracias a un proyecto suyo, la presidió durante varios años. Pensaba que el mejor camino era la educación e incluso llegó a afirmar que la profesión de maestra era lo que más le había servido en la vida, incluso para ejercer como abogada. Impulsó el derecho a pensión del viudo no reconocido en una sociedad que no concebía que fuera el hombre el que pudiera depender económicamente de la mujer.
Sus 10 mandamientos siempre circularon entre las legisladoras: “Tener vocación de servicio; ser inflexibles en los principios y dúctiles en los procedimientos” y «dar al partido en el que se milita, generosamente, tiempo trabajo, ideas, energías, renunciando si fuera necesario, a distracciones, comodidades, seguridad y bienestar”.
Entre sus tantas máximas, hoy hay una que sobresale y conviene reiterar: “Recordar que el pueblo, al que tanto se invoca, no necesita halagos, sino verdades, porque el halago debilita y la verdad fortifica».
La elección de una mujer primera ministra, o una sola disposición, como la implementación de cuotas de género electoral, no son suficientes para avanzar en dirección a una representación más inclusiva porque la ampliación de los derechos de las mujeres no siempre se produce a la par que la democratización.
La participación de las mujeres influye en la política. Las mujeres aportamos a la política puntos de vista, aptitudes que ayudan a conformar el programa político, somos parte de la sociedad.
La igual representación de hombres y mujeres en la política no es un problema ni una reivindicación de las mujeres, sino una necesidad de la Democracia y un instrumento para el desarrollo inclusivo. El Estado debe asumir que las mujeres constituimos la mitad de la sociedad y actuar en consecuencia.
Una democracia sin la participación equitativa de las mujeres no es una auténtica Democracia.
“Si de algo se acordará la gente –dijo una vez- es de mi lucha. No de mis triunfos. De mi lucha insobornable por los derechos, sobre todo, de la mujer». F. Gomes Miranda.
Bibliografía utilizada.
Ciudadanía política de las mujeres en Argentina. Valobra Adriana María. Eudem 2018
Florentina Gómez Miranda, militancia y compromiso. ttps://unlp.edu.ar/institucional/ddhh/perfil_gomez_miranda-5010-10010/
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