“Ser artista en el verdadero sentido de la palabra, con todas las consecuencias que implica, es una de las mayores formas de ser libre” (Antonio Berni).
“Si se condenase al artista al aislamiento, se volvería un estúpido. Su fe en sí mismo consiste en que el número de personas sumamente limitado al cual solo puede esperar dirigirse directamente, influirá a su vez sobre un mayor círculo de personas y así, paulatinamente y en el transcurso del tiempo, la gente asimilará su verdad y saber, pasando a formar parte de la cultura de su época” (Read, 1970)
Las emociones y los sentimientos del artista son individuales, sus ideas, preferencias estéticas, ideología política, filosófica y debe optar una forma de comunicación. La elección del artista se da simultáneamente al material, al tema, al lenguaje, a la difusión, al público que va dirigido y al tratamiento que da a sus creaciones.
Estas opciones son las acciones de cualquier artista (sea director de cine, músico, pintor, etc), pero debemos diferenciar entre un compositor y un intérprete, ambos deben elegir su propio estilo de acuerdo a sus influencias, vivencias, creencias, ideas e intenciones, ya que no se puede considerar a una persona sin tener en cuenta a la sociedad a la que pertenece.
Las elecciones individuales del artista tienen como marco la realidad social en que se forma, desarrolla y vive su historia. “Yo a Juanito Laguna lo veo y siento como arquetipo que es; arquetipo de una realidad argentina y latinoamericana. Lo siento como expresión de todos los Juanitos Laguna que existen…También es una parte de mí mismo, es un símbolo que yo agito para sacudir la conciencia de la gente. Juanito Laguna no pide limosna, reclama justicia”. (Antonio Berni).
Las elecciones individuales del artista tienen como marco la realidad social en que se forma, desarrolla y viva su historia, incluso varían de una generación a otra. También forma parte del marco en que el artista produce su obra y las instancias mediante las cuales éste “se gana la vida”.Con respecto a esto, Herbert Read señala: “durante todo este proceso creativo, el artista lucha no solamente con su propio problema técnico, sino con el no menos acuciante problema de asegurarse la subsistencia en un mundo que ha reducido todo trabajo a una cierta cantidad de dinero”…
Otro aspecto, es el rol social asignado al artista, tanto en el presente como en el pasado. Este desempeño requiere que el artista posea libertad de elección con respecto a su creación. Esta libertad, esta independencia, no tiene que ver con el aislamiento, sino con la identidad.
A esta incomprensión de que habla el sociólogo, se suma que a menudo los contenidos de las obras no siempre son representativos de su época en el momento de su creación, sino que son revolucionarios, cuestionadotes o críticos, o responden a una necesidad todavía no actualizada de cambio. Esto hace que muchas veces las obras de arte y los artistas sean rechazados por sus contemporáneos.
Ejemplo de esto, son los impresionistas, el caso de Monet que debió esperar hasta el final de su vida para desarrollar su idea mural.
También en el arte contemporáneo hay ejemplos de este tipo, como así también por el contrario alcanzan el reconocimiento mientras están desarrollando su obra con total libertad y forma revolucionaria: entre otros, Pablo Picasso o Marc Chagall. Picasso alcanzó gran fama y fortuna, fue considerado un genio y pudo disfrutar de este reconocimiento en vida y plena actividad y su última frase antes de morir, a los 92 años, fue “la pintura debe todavía ser inventada”.
Por otra parte, el caso de Vincent Van Gogh es ilustrativo de los paradigmas del artista incomprendido de su época.
En el arte, la relación valor/precio es especialmente subjetiva, ya que se trata de objetos cuya función es simbólica.
El productor cultural y el público.
Los artistas, científicos, pensadores, escritores, tienen la capacidad de captar y desarrollar lo que ocurre en la época que les tocó vivir y al mismo tiempo, estimular el cambio. De alguna manera, son los encargados de simbolizar la realidad de su época.
En ocasiones, las producciones de artistas de vanguardia se apartan del público y llegan a mantener una posición independiente tanto de los dictados de la opinión y la aceptación del público, como de los mercados, la academia y las modas. Esta independencia permite que los lenguajes artísticos se expresen, ya sea con la palabra, el color o el sonido, con la mayor libertad, por más inesperados que pudieran parecer sus resultados.
Esta situación produce que en muchos períodos exista una incomunicación o incomprensión entre los productores y los receptores de los productos culturales. A esta situación contribuye la falta de educación estética, de apreciación artística y de historia del arte, que es muy incompleta.
“Lo primero es poder hacer una obra, lo segundo es poder mostrarla. Sé bien que el ciclo se cierra cuando la obra se expone públicamente, cuando se integra a la cultura y cumple su función social”. (Antonio Berni).
Hay producciones culturales en las que no es fácil mantener una posición independiente de los gustos, la concurrencia o el consumo del público, ya que tienen como objeto y como fuente de financiamiento el público masivo. Son sobre todo las producciones ligadas a la industria del espectáculo, en especial el cine, que requieren de inversiones muy grandes para su producción y sus riesgos estéticos pueden significar un riesgo económico.
Una vez que la obra de arte se presente ante el público, éste reaccionará de acuerdo con su propia recepción de ésta. La lectura, la interpretación que haga de la obra será individual. Es decir, habrá tantas reacciones como personas que la observen, aunque algunas interpretaciones serán más parecidas entre sí. La reacción de cada uno irá desde la aceptación, el disfrute, la crítica, la reelaboración del contenido y de la forma, hasta el rechazo.
“… en tanto noción estética, la recepción comporta un doble sentido, activo y pasivo a la vez. Se define como un acto de doble faz que incluye el efecto producido por la obra de arte y el modo en que su público la recibe (su respuesta si se quiere). El público (el destinatario) puede reaccionar de maneras muy diferentes. Puede ser completamente consumida, o además ser criticada, admirada, rechazada. Se puede gozar con su forma, interpretar su contenido de manera ya dada o inventar uno nuevo”. (Robert James).
Umberto Eco, añade que la obra es realmente comprendida cuando el intérprete la reinventa, y que el autor no sólo debe aceptar esta posibilidad de interpretación distinta de la propia, sino que debe aspirar a ella. La obra de arte es siempre ambigua y alberga la posibilidad de ser observada desde perspectivas infinitas. El artista que tiene en cuenta múltiples interpretaciones de su obra, inicia un verdadero diálogo, un intercambio de experiencias y un juego de preguntas y respuestas.
Bibliografía ampliatoria:
Umberto Eco, “La definición del arte”.
Velichak Victoria, “El ojo del que mira. Artistas de los noventa”.
Artículos provenientes de diferentes fuentes (diarios, revistas, páginas web).
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