Relatos de un practicante
Al pensar en la práctica profesional o residencia de cualquier carrera, suele entendérsela como “la instancia final” que cualquier estudiante atravesará para así culminar los estudios y finalmente obtener el título. Pensando en analogías, puede ser entendida como una detrás de cámara, el back stage, donde cada uno de los que se encuentre allí prepara todo lo necesario para salir a escena, saberes, conocimientos, formas y contenidos, para luego ser mostrados y así legitimar el “rol como profe sional” pero ¿qué pasa si esto se desarrolla en un escenario desconocido?, ¿si el espacio en cuestión resulta ser totalmente nuevo?, o ¿si las formas y el libreto que se creían saber no son los correctos o acordes para la escena? Esto no se trata de ningún show ni de una puesta en escena, esto trata de algunos sentires y reflexiones vinculadas a la experiencia vivida en el marco de la práctica profesional como estudiante del último año de un profesorado universitario dentro del Colegio Secundario Domiciliario y Hospitalario.
Como cualquier otro escenario, el Colegio Secundario Nº 7215 Domiciliario y Hospitalario, posee sus propias características que hacen que sea un espacio único y diferente, desde el primer momento, se presentó como
un ámbito sumamente organizado, de trabajo arduo, lleno de actividades que todo el equipo conoce y realiza perfectamente. En este contexto surgió mi primera preocupación como practicante ¿Qué voy a hacer aquí? Sin duda alguna, no me sentí preparado para actuar en un escenario que a simple vista trabaja muy bien, de manera conjunta y organizada y sabiendo que “el tren está en marcha”. Con el correr de los encuentros la pregunta se intensificó, y la sensación de vacilación se acentúo aún más, pero fue a partir del encuentro con los demás que la incertidumbre y la “necesidad de actuar y hacer” empezaron a bajar. Esto, en gran medida, fue gracias a los docentes del espacio, que en cada encuentro entre charlas y mates, fueron dando las pautas de por donde se podía empezar a trabajar. En estos encuentros cotidianos se pudo advertir las necesidades y/o demandas presentes, pero para ello fue necesario salir de uno, “olvidarte de la letra, de los diálogos, de la escena que ya tenías preparada en la cabeza”, salir de la zona de confort y eso implicó una continua reflexión y reconocimiento del valor real del espacio y de los otro. El colegio hospitalario estuvo siempre abierto y disponible ante cualquier duda o necesidad, “con las puertas de par en par” , expresión constante en la institución, pero que no quedó solo en un discurso sino también fue demostrada en las acciones y justamente esta apertura resultó
esencial en un contexto de prácticas.
Como estudiante, la necesidad de tener todo bajo control siempre está presente y muchas veces las situaciones de incertidumbre son producto de la institución de alternancia y la apertura que pueda o no existir, en este caso la apertura fue real, cada una de las personas que trabajan en el colegio estuvieron disponibles para responder preguntas, conversar, compartir sus experiencias, aclarar interrogantes y, estos aportes y actitudes, fueron esenciales porque permitieron saber cómo es la institución desde el interior.
Conocer un nuevo espacio implicó salir de lo acostumbrado, fue inmiscuirse a un nuevo territorio con sus propias lógicas, y el desconocimiento personal hizo que estas lógicas muchas veces no fueran entendidas. Sin duda alguna, estas experiencias colaboraron con la formación, pero para advertir el valor de estas situaciones, fue necesario animarse a salir y vivir
las propias experiencias, en este sentido, la vivencia dentro del Secundario Hospitalario, resultó gratamente satisfactoria, si bien al principio siempre estuvieron presentes las dudas, este espacio brindó la posibilidad de poder proponer con libertad y en base a eso actuar, cada uno de los planteos realizados fueron bien recibidos, porque, como lo expresó el director “todo lo que se haga para nosotros es bien recibido, porque todo es para la formación”.
Al finalizar, advertís que adentrarte en estos espacios resulta ser altamente formativo, fue descubrir nuevas lógicas que muchas veces no son difundidas, pero que son sumamente importantes para la formación. Por otro lado, la labor de los y las docentes de la modalidad invitaron a reflexionar constantemente sobre la importancia de la tarea docente; el trabajo que realizan en los domicilios y hospitales, va más allá de una simple transmisión de los contenidos, en cada una de sus prácticas, ponen el cuerpo, la
mente y hasta el alma, en condiciones laborales que muchas veces no son las óptimas y que no son visibilizadas.
Con la sanción de la Ley de Educación Nacional Nº 26.206, en el año 2006, la educación Domiciliaria y Hospitalaria es incorporada al sistema educativo como una modalidad, sin embargo, en nuestra provincia es poco el conocimiento que se tiene sobre la misma y la gran labor que realizan en la provincia de Salta los docentes del secundario 7215.
El compartir y conocer estas experiencias en el marco de las prácticas, te exige repensar la complejidad de la tarea docente, dimensionar la práctica cotidiana y darle el valor que realmente se merece y adentrarte en estos nuevos escenarios te compromete también a dar a conocer la labor que se lleva a cabo día a día en el Colegio Secundario Domiciliario y Hospitalario.
El colegio hospitalario un escenario abierto para la formación.
Gustavo Navarro Profesor en Ciencias de la Educación.
Gracias por este artículo, el paso por el IE N°7215 de cada uno, nos deja a nosotros tambien un gran aprendizaje. Gracias por las palabras que describen nuestra labor diaria. Prof. Anabel Martinez. IE N°7215
Gracias por leernos. SALUDOS cordiales