Históricamente la escuela ha incidido en muchos procesos psicoeducativos de los alumnos que transitan por ella. La institución escolar como tal, arbitra los medios y fines necesarios para que se produzca en ese contexto y no en otro, cierta producción específica de conocimiento. La situación descontextualizada que se genera dentro del aula, permite la adquisición de saberes específicos, como así también de diversos aprendizajes. Es dable aclarar que ambos por fuera de ella no podrían darse. Existe entonces un tipo de actividad en la cual se pone de manifiesto el desarrollo educativo de cada alumno, desarrollo que se da en ese contexto escolar.
Bajo esta perspectiva, es importante considerar que todas las prácticas escolares se enmarcan en actividades que responden a la lógica cultural en la cual están inmersas. En nuestra la cultura, la escuela como tal y como institución, exige algunas condiciones para la permanencia de los alumnos en ella. Condiciones que responden a cierta organización espacio temporal. Como ser, la presencialidad donde se fija un régimen de tiempo y horas en el cual los alumnos deberán permanecer en la institución y cantidad de días por año en los que deben asistir a la misma. Suponiendo así que las inasistencias injustificadas podrían dar lugar a la posibilidad de perder a bacante en la escuela.
La no permanencia y el no egreso de un alumno puede deberse a diferentes factores, como ser que no ingrese a la escuela, o bien que lo haga pero que en un momento determinado comience a faltar y con ello supere las inasistencias permitidas. Esa lectura es la que puede revelarse desde lo manifiesto.
Ahora bien, ¿qué sucede o porqué se da específicamente este suceso en nuestro país? Podríamos analizar qué relación puede establecerse entre las prácticas educativas, las dificultades del aprendizaje, contextos de vulneraciones de derechos, las exigencias que plantean ciertas instituciones, el nivel cognoscitivo de cada niño/a, entre otras variables. Lo cierto es que le corresponderá a cada comunidad educativa según su contexto, buscar y así localizar la problemática específica que le sucede para dar lugar así a la elaboración de un diagnóstico situacional acerca de la deserción escolar y con ello poder diseñar programas de reinserción.
No podemos olvidarnos hoy el carácter obligatorio que tiene la escuela. Obligatoriedad que se encuentra reglamentada en la necesidad imperante de amparar el derecho de los niños, niñas y adolescentes de poder acceder a dicha educación. La niñez como tal puede ser vivida entonces de diferentes maneras mientras que las infancias en general deben resguardarse. Hacer valer ese derecho es gestionar oportunidades para la permanencia y el egreso del alumnado. Pero el desafío estará entonces en que no se logre a cualquier costo, no permitiendo así el detrimento de la institución educativa como tal.
Sé el primero en comentar