El trabajo del docente enfrenta día a día situaciones más complejas que cuando no tienen canales adecuados de gestión, genera nuevos focos de estrés y tensión que llevan a enfermedades, ausencias entre otras consecuencias y se incide en la calidad de la educación tanto de alumnos como docentes.
El principal objetivo de la educación es la transmisión de conocimientos desde los conocimientos en valores, saberes curriculares y socialización en un marco adecuado de convivencia.
La escuela hoy, a pesar de todas las contrariedades mantiene una misión aceptada socialmente que es la educar. En ese proceso se conjugan contenidos, valores que son considerados logrados para el desempeño social.
Un buen clima áulico, proporciona un buen aprendizaje, pero hoy en día esto no se da. El clima áulico debe diferenciarse del clima escolar; este último es definido por Rodríguez (2004) como:
«Un conjunto de características psicosociales específicas de una institución educativa, determinada por aquellos factores o elementos estructurales, personales y funcionales de la misma»
El aula no son alumnos aislados, sentados en forma desordenada, haciendo lo que se quiera y el docente siendo árbitro de esa situación. Los problemas de comportamiento, de ambiente, se presentan en las aulas como una preocupación en aumento en el sistema educativo.
Las causas de estos comportamientos son múltiples: ruidos externos, asientos y mesadas en malas condiciones, infraestructra en decadencia, etc., todo por la falta de inversión. Deficiencia en iluminación y ventilación, superpoblación de alumnos y agentes externos: acompañantes terapeúticos y maestras para alumnos con PPI que se suman al aula.
Actualmente en las aulas se observan hasta 4 alumnos en los salones con proyecto de PPI y su equipo de apoyo. Un buen clima áulico no es solo no lograr la capacidad de concentración, sino también en el bienestar general de estudiantes y docentes, puesto que todos son factores que contribuyen a crear un clima de clase que puede influir significativamente en el aprendizaje.
Caminar la escuela nos ha demostrado que el clima escolar nunca es indiferente, hay personas que no son todos iguales, es necesario lograr que sea un espacio en el que se merece aprender y trabajar ordenado. El clima tiene diferentes espacios de la escuela en función a cómo se actúa, ya sea facilitando u obstaculizando los objetivos, de acuerdo a las propuestas que los diferentes actores van proponiendo.
Las condiciones de infraestructura y el mobiliario del salón de clase pueden influir en la calidad del ambiente, debido a que son parte importante del proceso de enseñanza y aprendizaje, teniendo en cuenta que es en el aula donde éste se desarrolla.
Tanto el salón como las mesas y las sillas deben estar en buenas condiciones, y en lo posible deben existir los materiales, tecnológicos y didácticos adecuados para entregar una metodología más dinámica y motivadora para los estudiantes. Esta forma de sentir las cosas de parte de los actores lleva a percibir el clima de una manera positiva o negativa.
Un clima escolar positivo permite que la persona se sienta acompañada, segura, querida, tranquila y fomenta su desarrollo. Esto repercutirá en el aprendizaje y en el establecimiento de relaciones positivas.
Por ello es necesario que:
Los espacios educativos inclusivos proporcionen un acceso equitativo al aprendizaje de todos los alumnos, incluidos los que tienen necesidades especiales. Diversas necesidades especiales exigen un diseño minucioso de las aulas para garantizar la accesibilidad y el apoyo.
Los niveles de ruido y la acústica influyen significativamente en el procesamiento cognitivo en entornos de aprendizaje, por ello es necesario contemplar la distribución del espacio y características físicas y arquitectónicas.
Es de suma importancia hacer hincapié en la metodología empleada por los docentes, que contemple el espacio físico donde se desarrolla y los recursos didácticos que se emplean.
Se debe contemplar las características socioculturales de los estudiantes; variables personales como la motivación, el sentimiento de pertenencia el grupo, sus estilos de aprendizaje, etc..
Y por supuesto las características del profesorado, su capacidad de liderazgo, las relaciones entre los docentes y con los estudiantes, donde sin duda las normas de respeto deben ser contempladas. Hoy se sabe que el currículum no sólo queda configurado por el contenido conceptual que se enseña en la escuela, sino por las actitudes y aportaciones culturales que le entrega la escuela a los niños y jóvenes.
La educación necesita transformarse para cumplir con las expectativas de una nueva sociedad, en la que día a día surgen cambios y que a razón de esto, se vuelve más compleja al igual que el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Durante cada puesta en escena muchas personas se sienten con derecho a modificar el guión sin anticipar suficientemente los efectos de estas modificaciones sobre los protagonistas. Los elencos son cambiados con frecuencia y los actores principales -los profesores y los estudiantes que son aquellos que le dan sentido a la obra-, no siempre son consultados para las modificaciones del texto ni para la puesta en escena.
Es necesario que los docentes seamos conscientes de la relevancia del tema y de los factores que afectan a la formación del clima de la clase. Definimos pues el clima atmósfera o ambiente del aula como una cualidad relativamente duradera, no directamente observable, que puede ser aprehendida y descripta en términos de las percepciones.
Sé el primero en comentar