Simplemente Evita

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evita-peron-1María Eva Duarte nació el 7 de mayo de 1919. Desde pequeña sufrió la pobreza y la injusticia, que se convirtieron en acicate para su espíritu indómito. Así fue que abandonó las pampas para venir a conquistar el gran mundo. “Para explicar mi vida de hoy, es decir lo que hago –confesaría en La Razón de mi vida-, de acuerdo con lo que mi alma siente, tuve que ir a buscar, en mis primeros años, los primeros sentimientos… He hallado en mi corazón, un sentimiento fundamental que domina desde allí, en forma total, mi espíritu y mi vida: ese sentimiento es mi indignación frente a la injusticia. Desde que yo me acuerdo cada injusticia me hace doler el alma como si me clavase algo en ella. De cada edad guardo el recuerdo de alguna injusticia que me sublevó desgarrándome íntimamente.
Con esfuerzo fue amasando su carrera como actriz hasta alcanzar la popularidad, pero el éxito personal no le hizo olvidar su origen, ni el sufrimiento de sus semejantes. El 22 de enero de 1944, en un evento organizado como cierre de la campaña para recolectar fondos para asistir a las víctimas del terrible terremoto que había asolado a la Provincia de San Juan, conoció a Juan Domingo Perón. A partir de entonces, juntos se propondrían torcer el destino de la Patria con la justicia social como guia. Perón, magistral lector de la realidad argentina en perspectiva mundial, ya había comenzado a abonar desde 1943 el camino de las reivindicaciones de los trabajadores.

Pero aun faltaba Evita…. Y seria imposible explicar al peronismo prescindiendo de ella. Así, mientras Perón fue el estratega y el conductor de un proceso inédito de transformaciones sociales, Evita fue la expresión de la sensibilidad y del afán de reivindicación de las mayorías postergadas. “Donde existe una necesidad nace un derecho”-sentenció. Y el pueblo le creyó y la transformó en leyenda.
Fue el grito desgarrado, revulsivo, visceral del pueblo del que provenía y al que nunca estuvo dispuesta a abandonar. “Cuando elegí ser Evita –afirmaba- sé que elegí el camino de mi pueblo. Nadie sino el pueblo me llama Evita.” Aprendió política a través de la praxis, de la enseñanza y el ejemplo de su compañero y admirado maestro; también de la observación de la devastada y miserable Europa de posguerra que recorrió en 1947 convertida en la Dama de la Esperanza. Y no dudó en seguir el consejo del futuro Juan XXIII, “Dedíquese sin límites”, sin importarle su premonición: “Y acuérdese que el camino de servicio a los pobres siempre termina en la Cruz.”

De este modo, mientras que Perón garantizaba la inclusión social a través del trabajo, Evita complementó esa tarea integrando a los mas débiles: ancianos, niños, embarazadas, mujeres y enfermos. La Fundación Eva Perón construyó hogares de tránsito para mujeres y niños sin techo, se ocupó del sistema penitenciario, sobre todo femenino, instalando guarderías y garantizando la enseñanza de oficios (peluquería, corte y confección, etc.), en vistas a su posterior reinserción social. En siete años construyó ciudades universitarias e infantiles y más de mil escuelas en todo el país. Los niños pobres recibieron por primera vez regalos adquiridos en las mejores tiendas y, a través de los campeonatos infantiles y juveniles, accedieron por primera vez a controles médicos y odontológicos. Los ancianos gozaron del derecho de ser asistidos, a un techo, comida digna, asistencia medica, vestimenta y seguridad.
La Fundación construyó doce hospitales, mientras que un tren sanitario brindaba sus servicios a lo largo de la Argentina. La calidad de las prestaciones, los remedios y prácticas gratuitas y los altos niveles salariales del personal corroboraron que la igualdad había llegado a nuestro país, y que los mas débiles no eran ya abandonados o apilados en depósitos inmundos, sino reconocidos en su condición humana.

También se puso a la cabeza de la reivindicación de género, y en 1947 vio concretada su empresa, con la aprobación del sufragio femenino. En 1951 las mujeres arribaron por primera vez al Congreso como legisladoras. No fue un hecho aislado, ya que, a su juicio, de “nada valdría un movimiento femenino en un mundo sin justicia social”. Sólo el peronismo presentó candidatas. Para las mujeres de la oposición, más allá de sus propios deseos, su lugar seguía siendo la casa y la subordinación a sus maridos. “Este siglo –había sentenciado durante su gira europea- no pasará a la historia con el nombre de siglo de la desintegración atómica sino con otro nombre mucho más significativo: siglo del feminismo victorioso.” También en esto había cumplido.
Pese a que nunca pretendió desempeñar ningún cargo ni honor personal – “Prefiero ser solamente Evita a ser la esposa del Presidente, si ese Evita es pronunciado para remediar algo, en cualquier hogar de mi patria”, había anticipado en 1947-, el 22 de agosto de 1951 la CGT y el Partido Peronista Femenino la postularon como candidata a Vicepresidenta, en el marco de una fabulosa movilización de más de 2 millones de personas reunidas en Cabildo Abierto del Justicialismo reunido en la Avenida 9 de Julio. La iniciativa motivó la inmediata reacción del Ejército y de la oligarquía. Pragmático, Perón escogió el camino del “renunciamiento” para tratar de evitar el derramamiento de sangre. También en este sacrificio siguió a su hombre, a su líder.
Sin embargo, la reacción no se hizo esperar. Algunos días después el Gral. Menéndez encabezó un fallido Golpe de Estado. Entonces la Evita que había aceptado las razones de oportunidad política dejó paso nuevamente a la conductora combativa, que reunió a los principales dirigentes sindicales y al Jefe del Ejército para organizar milicias obreras en defensa de la democracia, y adquirió armas en el exterior para repartir entre los trabajadores y así defender la revolución.
Pero el tiempo se acababa. La salud de Evita, deteriorada en los meses previos, se desplomó finalmente el 26 de julio de 1952, después de un terrible sufrimiento. La Argentina, una vez mas, explicitaba sus contradicciones, y así la lealtad de las mayorías populares, expresada en marchas masivas y desgarradoras a lo largo de los 14 días que duraron los funerales, contrastó con las pintadas que vivaban al cáncer, realizadas por una oposición que sólo deseaba ver restablecidos sus antiguos privilegios.
A partir de entonces, la Evita de carne y hueso se convirtió en mito, en Santa Evita, en el bálsamo y la llama de rebeldía que se mantiene viva en el corazón de cada necesitado, de cada víctima de una sociedad injusta, cumpliendo de ese modo la auto profecía pronunciada en su última aparición pública. La del conmovedor abrazo con su compañero que el registro fotográfico convirtió en inmortal. Fue allí cuando, después de pedirle al pueblo que “cuiden a Perón (…) si no llegara a estar por mi salud”, concluyó: “Y aunque deje en el camino jirones de mi vida, yo sé que ustedes recogerán mi nombre y lo llevarán como bandera a la victoria.”

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Acerca de Alberto Lettieri 35 Articles
Es Doctor en Historia por la Universidad de Buenos Aires e Investigador Independiente del Conicet, en el IELAC/FCS /UBA.Ha sido Director Académico del Instituto de Revisionismo Histórico Argentino e Iberoamericano Manuel Dorrego, 2012-1015. Director de las Diplomaturas Historia Argentina. Inst. Dorrego-Museo de los Trabajadores Eva Perón, La Plata, 2015 y Historia Argentina en Latinoamérica, Instituto Dorrego-Ministerio de Gobierno de la Provincia de Mendoza, 2013-2014. Co-Director: Especialización en Historia Política Argentina, UCES, 2014-1015. Director: Especialización en Historia Argentina y Latinoamericana, FFyL/UBA, 2006 y Director: Área Problemática del Mundo Actual, UAI, 2005-2008. Es Profesor titular regular UBA de las materias: Historia de los Sistemas Polìticos y Historia Argentina II Facultad de Filosofía y Letras y de Historia Social General/Facultad de Ciencias Sociales, y Profesor Titular: Historia del Derecho, Universidad de Palermo Ha dictado mas de una veintena de cursos de doctorado y posgrado en diversas instituciones del paìs y de América Latina. Ha publicado editoriales en Miradas al Sur, Tiempo Argentino, Ñ, Pàgina 12, Veintitrés, La Gazeta de Tucumán, El Dìa de Mendoza, Infobaires 24 y actualmente en CadenaBA, y en diversos medios del paìs y del exterior. Ha conducido el programa Claves Para Construir la Otra Historia entre 2013 y 2015 por AM 740, y ha sido columnista de numerosos programas de Radio y Cable. Principales Libros Publicados: - La batalla cultural y la mirada de la historia, Ross, Rosario, 2014. - La historia argentina en clave nacional, federalista y popular, Norma/Kapelusz, Buenos Aires, 2013. - Problemática del mundo actual. Globalización y capitalismo, Universidad Abierta Interamericana, Buenos Aires, 2007. - Seis lecciones de política, Prometeo, Buenos Aires, 2da. Edición ampliada, 2007. - La construcción de la República de la Opinión. Buenos Aires en la década de 1850, Prometeo, Buenos Aires, 2006. - Discutir el presente, imaginar el futuro. La problemática del mundo actual, Edición ampliada, Prometeo, Buenos Aires, 2006, Director. - Industrialización y desarrollo.un acercamiento a los procesos económicos contemporáneos, Biblos, 2004, ISBN: 950-786-411-3, 220 pgs., Coautor. . - La civilización en debate. Historia contemporánea de las revoluciones burguesas al neoliberalismo, Eudeba, Buenos Aires, 2003. - La vida política. Armas, votos y voces en la Argentina del siglo XIX, F.C.E., Buenos Aires, Buenos Aires, 2003. (coordinador, con Hilda Sabato) - Política y sociedad: pensamiento clásic,o Ediciones del Signo, Buenos Aires, 2002. - Los tiempos modernos, Ediciones del Signo, Buenos Aires, 2001, (autor principal). - La República de las Instituciones. Proyecto, desarrollo y crisis del régimen político liberal en la Argentina en tiempos de la organización nacional, El Quijote, Buenos Aires, 2000. - La República de la Opinión. Política y opinión pública en Buenos Aires entre 1852 y 1862, Biblos, Buenos Aires, 1999. - Historia contemporánea. De la revolución inglesa a la actualidad, EUDEBA, Buenos Aires, 1999, (co-autor). - Vicente Fidel López. La construcción histórico-política de un liberalismo conservador, “Estudio preliminar” y selección de fuentes, Biblos-Cuadernos Simón Rodríguez, 1995.

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