Historia Oral, un recurso para construir memorias compartidas. Laura Benadiba

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En numerosas ocasiones he afirmado que la Historia Oral es una metodología transversal a todas las disciplinas. Y si bien la construcción del documento oral- la entrevista- debe seguir los pasos establecidos relacionados con el método de la investigación en las Ciencias Sociales, su utilización puede proporcionarnar un camino más fácil para un verdadero trabajo interdisciplinario, sobre todo en la escuela.
Los docentes somos trabajadores intelectuales que si bien estamos la mayor parte del tiempo entre muchas personas, nos sentimos solos y presionados por un sistema educativo que prioriza lo que debe ser para los que lo elaboran, por sobre lo que es posible. Un sistema que, no tiene en cuenta, entre otras cosas, ni los contextos en los que viven los estudiantes ni los docentes.
Un sistema que cada gobierno parece cambiar pero que en realidad sigue siendo una forma política, como decía Foucault, de mantener los discursos, con los saberes y los poderes que implican.
¿Será porque aun formando parte de ese sistema y como compartimos con los chicos un espacio que conocemos bien, sentimos cada hora de clase como un espacio de tensión entre lo que está en los programas y lo que es realmente significativo para ellos?
Y esa tensión, que por distintos motivos no podemos inferir ni analizar con nuestros colegas, termina manifestándose muchas veces en desgano, enojo y frustración.

Libertad y compromiso

Hace más de 10 años que tomé la decisión de difundir la metodología de la Historia Oral en todos los espacios y colectivos a los que se pudiera llegar. Empecé yendo a ciudades de la provincia de Buenos Aires como Bolívar, Saladillo, Carlos Casares en las que contaba con personas que había conocido en algún curso y que tenían como objetivo difundir nuevas metodologías en el ámbito de las Ciencias Sociales para, gradualmente, transformar el aula en un espacio de construcción de conocimiento. Y como la Historia Oral como metodología puede utilizarse en distintos ámbitos, además del educativo formal, en todos estos años, trabajé también con pueblos originarios, grupos de excombatientes, artistas plásticos, trabajadores, adultos mayores, etc. En cada taller se iban tejiendo las redes que se harían visibles a la hora de concretar un proyecto horizontal y colectivo.
Cada encuentro con los docentes y los chicos se transformaba en un espacio para la sociabilización, para el diálogo, el debate y el reconocimiento, donde se veía que al trabajar con la metodología de la Historia Oral, la tensión que mencionaba antes, va desapareciendo para dar lugar a un espacio en el que se puede disfrutar de nuestra tarea al comprobar cómo nuestros estudiantes se apropian del conocimiento a partir de sus investigaciones.
Y nos sentimos relajados porque los vemos disfrutando de dicho conocimiento construido con libertad y compromiso.
Poder comprobar que los contenidos complejos y abstractos que se manejan en las Ciencias Sociales, pueden analizarse a partir de una entrevista de Historia Oral; que esos contenidos se pueden relacionar con el contexto en el que se desarrolla cuando escuchamos un testimonio; que éste ubica al estudiante en un mismo proceso histórico que comparte con él, son algunas de las variables que nos permiten trabajar en el aula con esa libertad que necesitamos.
Y entonces cada hora en el aula se transforma en un punto de encuentro en el que nos llenamos de energía y pasión por lo que hacemos.

Nuestro Primer Congreso

Cuando empezamos a construir Otras Memorias, partimos de la necesidad de abrir espacios de reflexión con respecto a la utilización de la Historia Oral, sobre todo en distintos ámbitos culturales, sociales y de capacitación.
De a poco, pudimos demostrar que lo que realmente hace el investigador al realizar una entrevista de Historia Oral es realzar el valor de las voces de los testimonios, fortaleciendo y reconociendo su identidad. Haciendo con ellas una denuncia social fundamentada en todo su trabajo para así, intervenir en el presente, superando la tradicional endogamia académica y su poca incidencia social.
El principal objetivo de la Asociación es promover, mediante la metodología de la Historia Oral y desde una óptica multidisciplinar, los estudios relativos a la oralidad, la historia, la tradición oral, la comunicación, y las manifestaciones escénicas, plásticas y literarias construidas a partir de la utilización de las fuentes orales, a la vez que la formación e intercambio de personas e instituciones que se dediquen a estos temas con la finalidad de investigación, exposición (por ejemplo, museos y sitios de memoria) y conservación (bibliotecas, museos y archivos).
Asimismo, la aplicación de la metodología de la Historia Oral en el ámbito educativo constituye otro de nuestros objetivos fundamentales, al partir de la certeza de que la Historia Oral es hoy, en todo el mundo, un área muy dinámica de producción de conocimientos en el campo de la Historia y de las Ciencias Sociales. Su utilización en el ámbito educativo ha dado resultados satisfactorios en muchos países, pero en el nuestro su crecimiento es reciente y, en gran parte, las experiencias desarrolladas carecen de sistematización y no se sostiene en el tiempo.
Para poder iniciar el camino hacia nuestros objetivos empezamos a difundir en todos los sectores y colectivos posibles. Y así, militando con la Historia Oral conocimos muchas otras realidades educativas en nuestro país y en el exterior.
Pero también nos dimos cuenta que mientras siguiéramos yendo varias veces al mismo lugar, los espacios iban a seguir siendo ricos y energizantes para todos, pero había que darle una vuelta de tuerca más para que las redes construidas pudieran hacerse visibles y comenzarán a rendir sus frutos.
No recuerdo exactamente cuándo decidimos proyectar este Primer Congreso. Lo que sí se es que era algo que estaba en nuestros pensamientos como esa música ambiental, que escuchamos en los consultorios sin darnos cuenta, que suena bajito, pero que está presente si pensamos en ella.
Lo que si recuerdo que fue en Pergamino, una de las ciudades de la provincia de Buenos Aires que más visitamos en estos años, cuando vimos en una docente una expresión de orgulloso asombro al escuchar como uno de sus estudiantes se levantó para explicar la forma en que había resuelto un ejercicio para aprender la metodología de la Historia Oral que les habíamos dado en el taller.
Esa expresión hizo que, esa música de fondo que sonaba suavecita pero persistentemente, se hiciera cada vez más fuerte.
Después de ese encuentro entendimos que la única situación en la que podíamos lograr instalar la metodología de la Historia Oral en las escuelas, era organizando un Congreso en la que fueran los estudiantes los que presentaran sus investigaciones con fuentes orales y explicaran qué les había aportado realizar su propia investigación utilizando la metodología de la Historia Oral.
Y así esa idea se transformó en un proyecto a realizar. Había muchos lugares donde se podía concretar el Congreso pero optamos por Pergamino porque es la ciudad más grande y cabeza de región de otras ciudades donde habíamos trabajado en varias oportunidades.
El 22 de noviembre de 2015, fuimos a Pergamino, propusimos la idea y empezamos a organizarnos. Fue muy difícil plasmar el proyecto y mucho más, si el objetivo era trabajar de manera horizontal y colectiva. Eso requiere de un compromiso extra que es difícil de lograr.
Así desde la primera difusión, sin un peso pero con toda la ilusión, empezamos a recibir correos de Río Negro, Santa Fe, Sinaloa, y de muchas regiones que ni sospechabamos. Sin embargo hoy me doy cuenta de que todos estábamos relacionados. O tenían mis libros, o habían estado en algún taller. La red tejida durante años rendía sus frutos.
Y empezaron a sumarse personas que no estaban en la organización, profesores, amigos, y cuando nos quisimos dar cuenta había cerca de 300 o 400 chicos anotados.
Sabíamos por ejemplo, que los chicos del Instituto Jesús Obrero de Mar del Plata iban a participar porque compartimos espacios con ellos y conocemos a sus docentes que siempre estuvieron presentes en los proyectos comunes.
Pero cuando nos empezaron a llamar de escuelas a las que nunca fuimos, para que los ayudemos a armar un proyecto, nos dimos cuenta que de esta experiencia iba a constituirse un colectivo en el que todos – cada uno con su estilo- tuvieran el mismo objetivo.
Más allá de que conseguimos varias declaraciones de interés, el auspicio del Ministerio de Educación y Deportes de la Nación y la declaración de interés universitario de la UNNOBA (donde finalmente se realizó el Congreso) pensábamos que la falta de recursos económicos iba a ser un problema. Pero no sólo no lo fue si no que se transformó en una ventaja porque el entusiasmo de los chicos, la ansiedad por participar iba a ser el motor que movería a los adultos a concretar este sueño.
Y así fue, a unos días del congreso había casi 600 chicos anotados y que en algunos casos venían con sus padres porque los tiempos y las trabas de la burocracia del sistema habían impedido la autorización del viaje.

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