Es imposible precisar de cuánto será, en realidad, la caída en el partidas educativas, si 15,5% como calcula Argentinos por la Educación o 19,53% como nos da a nosotros a partir de la última actualización, porque en todas esas estimaciones juega un papel preponderante la inflación, que es el drama de este país. Las correcciones a valores constantes están hechas a partir de la optimista proyección del Gobierno que, como pasó este año, está muy lejos de la realidad. Toda diferencia empeorará las cuentas.
Sí hay una cosa innegable: estamos ante un presupuesto a la baja, ante un ajuste. Ajuste que no solo se ve en el presupuesto enviado al congreso sino en las decisiones administrativas de este año que recortaron recursos votados, o las subejecuciones inexplicables en programas sensibles. Y lo que le queremos decir a este gobierno es que el recorte no debe ser por la escuela, como tampoco debe hacerse por los programas de asistencia a la infancia y a la adolescencia.
Los mayores recortes en este presupuesto educativo se dan en áreas como universidades, como becas para estudiantes. Sectores que ya hoy están manifestando dificultades no para desarrollarse, para crecer, sino para afrontar los gastos esenciales de funcionamiento como los servicios.
Mientras tanto, esa falta de recursos no se expresa en otras áreas que parecen estar viviendo un período esplendoroso, como las empresas del Estado. En ellas las plantas no paran de crecer, muchas veces los salarios promedio están por encima del mercado, la gestión es mala, crecen los déficits operativos y no hay transparencia en la información. Es ahí donde deben afinar el lápiz y no truncando el futuro de nuestros estudiantes, que es el de todos”.
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