Una conversación entre el ágora y la nube. Sócrates, el filósofo ateniense, es conocido por su enfoque radical en la enseñanza, la mayéutica socrática: este método de aprendizaje no daba respuestas, sino que planteaba preguntas. Su método, se basaba en la creencia de que el conocimiento verdadero no se impone, sino que se descubre a través del cuestionamiento constante: La Pregunta reflexiva. Sócrates desafiaba a los jóvenes a pensar por sí mismos, a ir más allá de las respuestas superficiales y a buscar el entendimiento profundo de las cosas. En lugar de proporcionar certezas absolutas, su legado radica en el arte de preguntar para poder llegar a la verdad.
Más de dos mil años después, los estudiantes ya no caminan por el ágora, pero sí navegan por aulas digitales, y muchos han encontrado un nuevo interlocutor: Chat GPT. En medio de esta revolución tecnológica del siglo XXI, una pregunta me inquieta como aprendiz: ¿qué haría Sócrates con esta herramienta?
Imaginemos por un momento que Sócrates entra en contacto con Chat GPT. En un escenario simbólico encontramos al pensador griego frente al oráculo digital del siglo XXI.
S: Buenos días. ¿Cómo te llamas?
GPT: Soy ChatGPT, un modelo de lenguaje basado en inteligencia artificial. ¿En qué puedo ayudarte?
S: Dime entonces: ¿eres sabio?
GPT: No. Solo organizo el conocimiento disponible.
S: Si me ayudas a preguntar mejor, entonces tenemos un diálogo.
GPT: Estoy listo. Pregunta.
S: Muy bien. Empecemos entonces… ¿cómo se aprende a preguntar mejor?
Este imaginario no es mero juego: es por un lado una advertencia y por otro lado una invitación. El encuentro entre los jóvenes y la inteligencia artificial plantea una tensión fundamental: ¿se está empleando una herramienta para responder o pensar por nosotros mismos? ¿Para resolver problemas o para descubrir cómo resolver esos problemas?
Muchos estudiantes hoy recurren a Chat GPT para “sacar una duda”, “hacer la tarea” o “entender mejor” un tema. Y eso, en principio, no es negativo. Pero cuando la herramienta se convierte en un atajo que evita la exploración personal, se corre el riesgo de creer tener una ilusión de saber —precisamente lo que Sócrates denunciaba en los sofistas de su tiempo.
La diferencia entre un uso superficial y uno formativo radica en el propósito: ¿consultamos para repetir o para comprender? ¿Pedimos una respuesta o buscamos dialogar con ella?
Aquí es donde el paralelismo se vuelve fecundo. El Chat GPT, bien utilizado, puede ser un aliado del pensamiento crítico. No reemplaza al docente ni al estudiante, pero puede estimular nuevas conexiones, mostrar otras perspectivas y facilitar una primera aproximación a conceptos complejos. Al igual que Sócrates, no enseña directamente: desafía la manera de pensar las cosas. No impone un camino, sino que abre múltiples senderos posibles, siempre que quien lo use mantenga una actitud activa y reflexiva.
En este sentido, el uso de Chat GPT se vuelve especialmente potente cuando se lo integra con prácticas metacognitivas. Es decir, cuando los estudiantes no solo se concentran en qué aprenden, sino en cómo lo están aprendiendo. Reflexionar sobre sus propios procesos mentales, reconocer si entendieron o simplemente copiaron la informacion, identificar por qué una respuesta les resultó útil o no: todo esto transforma a la IA en una herramienta de desarrollo del pensamiento critico, y no en una simple calculadora verbal.
La clave está en cómo los docentes acompañan este proceso de aprendizaje si es que lo acompañan, si dejan que entre en el aula. Mi madre, gran docente siempre me dice: debe estar guiada por la pedagogía del diálogo, de la pregunta y de la ética para buscar la verdad. Mi padre me abre el horizonte: Más que una afirmación cerrada, una pregunta bien hecha tiene el poder de revelar lo que pensamos, lo que buscamos, incomodar y abrir caminos que aún no habíamos considerado.
Los jóvenes de hoy necesitamos que nos enseñen a preguntar, a contrastar fuentes y a dudar con fundamento sobre la información que nos aporta Chat GPT. En definitiva, a provocar con la pregunta como lo hacía Sócrates
Quizás, entonces, la verdadera pregunta para nosotros, los estudiantes de esta generación no sea “¿qué me responde el chat?”, sino:
“¿qué tipo de conocimiento estoy construyendo con él… y que es lo que estoy cuestionando?
Me sigo preguntando…
Juan Martín Medina es estudiante de Licenciatura en Ciencias Políticas (UCA). Columnista y Productor con experiencia en varios medios radiales. https://ar.linkedin.com/in/juan-mart%C3%ADn-medina-tonon-354590216
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