1. Mariana: ¿Debido a que circunstancia comunicacional piensa usted que siempre se habla de gasto en educación y no en inversión en educación?
Parece una mera cuestión semántica, pero claramente no lo es. Suelen utilizarse como sinónimos, en ocasiones, por desconocimiento; y, en otras, para marcar una postura ideológica. Lo que está claro es que no invertir en educación es más caro que hacerlo. Hay sobrada evidencia que el estudio es rentable no sólo en lo individual -porque a mayor formación mejores sueldos y oportunidades- sino a la sociedad en su conjunto. Es decir que los beneficios de la enseñanza son mayores que la inversión que se hace. Eso explica por sí solo por qué no es un gasto.
2. ¿Piensa usted que a los docentes de aula se los considera poco en la toma de decisiones educativas?
Absolutamente. Aunque existen canales de comunicación entre las jerarquías y las bases, los docentes que están en las aulas no son lo suficientemente escuchados. Es paradójico porque son quienes conocen de primera mano la realidad de las aulas. Una manera simple de darnos cuenta de que las tomas de decisiones por lo general son ajenas al cuerpo docente, es analizar lo que ocurre con las reformas educativas que suelen ser concebidas de manera gerencial, pensadas de arriba hacia abajo. Aunque también es cierto que los mandos medios (supervisores, inspectores) están en diálogo permanente con los equipos directivos, pero estos no siempre representan la opinión del cuerpo docente. Por eso se entiende el reclamo de maestros y profesores que bregan por mayor participación y democratización de los procesos. El colectivo social que a diario gestiona el conocimiento, las tecnologías y las situaciones sociales, afectivas y personales que afectan al alumnado, piden atención y no siempre la encuentran.
3. A los alumnos que están por elegir la vocación y profesión de periodista ¿Qué mensaje les podría decir sobre el valor de esta profesión?
Gabriel García Márquez decía que el periodismo es el mejor oficio del mundo, y creo que en verdad lo es. Por una parte, como decía el Nobel colombiano te permite aprender en público y eso es un privilegio del que otros profesionales no gozan. El periodismo es gratificante, también sacrificado, y apasionante.
Siguiendo los dichos de García Márquez, obliga a ser “buena persona” para buscar la verdad con ética y profesionalismo.
A los chicos y chicas que piensan en estudiar para periodista le diría que si uno se compromete con la realidad, la profesión te transforma, te hace más humano. Te sirve en bandeja la posibilidad de hablar con gente de distinta condición y de llegar a lugares a los que de otra forma no lo harías. Te ayuda a ser crítico, a escuchar al otro, a no ser indiferente a la realidad, a conocer la diversidad y a respetarla, a defender las causas justas, a crecer, a correrse de los fanatismos, a aprender siempre y sin parar.
Mariana Otero es periodista especializada en educación y migraciones, aborda temas sociales relacionados con infancias y adolescencias, derechos humanos y discapacidad. Formada en el Colegio Universitario de Periodismo de la provincia de Córdoba. Ex becaria de Mashav, la agencia internacional israelita, con capacitación en educación en entornos vulnerables (en Jerusalén). Recibió 14 premios nacionales e internacionales de prestigiosas instituciones (entre ellas, de la Asociación de Empresas Periodísticas Argentinas, de la Universidad de Buenos Aires y de la Organización Internacional de Migraciones de la ONU) por sus publicaciones en medios de comunicación gráfica. Trabaja en el diario La Voz del Interior y es colaboradora freelance de Planeta Futuro, América Futura (El País, España), Revista Lugares (diario La Nación) y Revista Convivimos. Autora del libro Maestros de Alma, de Editorial Raíz de Dos.
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