El informe fue realizado por Observatorio Argentinos por la Educación y con autoría de Gustavo Iaies (director de la escuela de Gestión Educativa de ESEADE). Este informe analiza los días de clase programados en cada provincia. Entre sus conclusiones, el documento señala que, en 9 provincias del país, el calendario escolar no cumple con la ley que establece un mínimo de 180 días de clase.
Los calendarios escolares de nueve provincias prevén menos de 180 días de clase, pese a que la ley exige ese mínimo desde 2003. La suma de feriados nacionales, provinciales y vacaciones impide alcanzar el objetivo.
Los datos pertenecen al informe “¿Los calendarios escolares provinciales prevén 180 días de clase?”, del Observatorio Argentinos por la Educación, con autoría de Gustavo Iaies, director de la escuela de Gestión Educativa de ESEADE. El informe analiza los días de clase programados oficialmente por los ministerios provinciales, no su cumplimiento efectivo.
Las cifras evidencian que nueve provincias no garantizan 180 días de clase desde la planificación misma, independientemente de los días que luego se puedan perder por diferentes causas (problemas edilicios, paros docentes, factores climáticos, etcétera). La propia definición de los calendarios escolares jurisdiccionales incumple la Ley 25.864, que desde 2003 establece un ciclo lectivo anual de al menos 180 días efectivos de clase para el nivel primario.
En el otro extremo, Neuquén (189 días) es la provincia que prevé más días de clase, seguida de Chubut (185), Buenos Aires (184), Chaco (184), Ciudad de Buenos Aires (184), Mendoza (184), Río Negro (184), Santa Fe (184) y Tierra el Fuego (184). Jujuy (182), La Pampa (182), Salta (182), Tucumán (182), Córdoba (181) y Santa Cruz (181).
Las cifras surgen de contabilizar la cantidad de días de clase previstos de acuerdo al inicio y finalización del ciclo lectivo en cada provincia. De este total se restaron los feriados nacionales (incluyendo los feriados puente), los feriados provinciales, el receso invernal, y el Día del Maestro.
Guillermina Tiramonti, investigadora de FLACSO, señala: “Que la escuela pueda brindar regularidad y previsibilidad en su calendario no solo impacta positivamente en la tarea estrictamente pedagógica y por tanto en la organización de los aprendizajes de los alumnos, sino que además, socializa al alumno en un ambiente institucional donde prima un ritmo de trabajo continuo y sin interrupciones”. Más allá de la cantidad de días de clase, Tiramonti subraya que es fundamental “el uso que se haga de ese tiempo y la riqueza de los aprendizajes de los alumnos”.
Es probable que en muchas escuelas haya incluso menos días de clase, ya que estas cifras no contemplan las jornadas institucionales o de planificación, del Programa Nacional de Formación Docente Situada, ni el día que se destinará al Censo 2020, ni el Día del Empleado Público (que en algunas provincias implica suspensión de clases), ni otras festividades locales (por ejemplo, aniversarios municipales). El informe incluye información respecto a las jornadas institucionales previstas para distintas provincias. En muchos casos, estas jornadas pueden representar todavía menos días de clase. Sin embargo, la incidencia de las jornadas en los días de clase es difícil de determinar dado que la situación varía entre provincias e incluso al interior de ellas. Hay casos en los que las jornadas implican pérdida de clases y otros en los que no.
Gustavo Iaies, autor del informe, plantea que es responsabilidad del Estado “buscar soluciones para cumplir sus propias normas: planificar días de recuperación de clases en el calendario escolar, plantear nuevas estrategias y mecanismos para que los estudiantes puedan continuar efectivamente su camino de aprendizaje fuera de la escuela, o generar espacios de trabajo institucional y capacitación docente sin minar el cumplimiento de los 180 días efectivos de clase”.
Al respecto, María Cristina Gómez, directora de la Red de Educadores Innovadores, afirma: “Resolver este tema implica pensar en soluciones que flexibilicen la tarea docente y abran espacios a la creatividad y al liderazgo. Con escuelas e instituciones que ofrezcan alternativas para recuperar los días perdidos, y redoblando la apuesta con directivos que se animen a diagramar sus propios calendarios, en función de las contingencias que siempre surgen a lo largo del año escolar. Escuelas y maestros que pongan en el centro de la escena al niño: el único protagonista, que no tiene voz para reclamar por las horas y días perdidos”.
Comentarios Finales
En el año 2003 se sancionó la Ley 25.864 que establece un mínimo de 180 días de clase en el país. Sin embargo esto no siempre se cumple debido a diferentes razones: problemas edilicios, fallas en los servicios públicos, paros de personal, factores climáticos, etc. Llama la atención el incumplimiento por diseño: aquellos casos donde el propio calendario escolar no garantiza 180 días de clase efectivos por los estudiantes.
? Al calcular la cantidad de días de clase previstos en los calendarios escolares se observa que, al descontar los feriados y días de receso escolar, hay nueve provincias que no logran el mínimo establecido de 180 días de clases. Al descontar también las jornadas institucionales o de planificación, son 14 las provincias cuyo calendario no cumple con la ley. La ley no es clara respecto a si estas jornadas deben contarse o no como días de clase, pero dado que se realizan sin asistencia de alumnos, se privilegia la jornada de planificación por sobre la continuidad del ritmo pedagógico. Esta cuestión no resuelta constituye un desafío y abre preguntas: las jornadas ¿podrían realizarse otro día (ejemplo, sábados a la mañana o en la semana luego del horario de clase)? En ese caso, ¿cómo se remuneraría la participación de los docentes y cómo se aseguraría el correcto funcionamiento de la institución por fuera del
horario escolar?
? Es claro que ofrecer un día más o menos de clase no va a impactar significativamente en el aprendizaje de los estudiantes. Sin embargo, es igualmente evidente que estamos frente a un sistema educativo que no puede cumplir sus propias pautas.
? Cabe preguntarse si nos encontramos frente a un sistema que tiene dificultades para pensarse a sí mismo y para pensar en soluciones por fuera de la escolarización como la conocemos. Dado que es responsabilidad innegable del Estado garantizar una educación pública de libre acceso, el mismo Estado podría buscar soluciones para cumplir sus propias normas: planificar días de recuperación de clases en el calendario escolar, plantear nuevas estrategias y mecanismos para que los estudiantes puedan continuar efectivamente su camino de aprendizaje fuera de la escuela, o generar espacios de trabajo institucional y capacitación docente sin minar el cumplimiento de los 180 días efectivos de clase.
Sobre el Observatorio Argentinos por la EducaciónEl Observatorio Argentinos por la Educación es un espacio de encuentro creado alrededor de los datos del sistema educativo, con el objetivo de involucrar a toda la sociedad en la mejora de la educación. La misión del Observatorio es contribuir a que la educación sea determinante en el debate público argentino, a partir de datos que permitan enfocarla en los desafíos del siglo XXI.
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