Había una vez dos ranas que cayeron en un recipiente de crema.
Inmediatamente sintieron que se hundían; era imposible nadar o flotar mucho en esa masa espesa como arenas movedizas. Al principio, las dos patalearon en la crema hasta llegar al borde del recipiente pero era inútil, solo conseguían chapotear en el mismo lugar y hundirse. Sintieron que cada vez era más difícil salir a la superficie a respirar.
Una de ellas dijo en voz alta:
-No puedo más. Es imposible salir de aquí, esta materia no es para nadar. Ya que voy a morir, no veo para que prolongar este dolor. N o entiendo qué sentido tiene morir agotada por un esfuerzo estéril.
Y dicho esto, dejo de patalear y se hundió con rapidez siendo literalmente tragada por el espeso líquido blanco.
La otra rana, más persistente o quizá más tozuda, se dijo -No hay caso! Nada se puede hacer para avanzar en esta cosa. Sin embargo ya que la muerte me llega prefiero luchar hasta mi último aliento. No quisiera morir ni un segundo
antes de que llegue mi hora.
Y siguió pataleando y chapoteando siempre en el mismo lugar, sin avanzar un centímetro.
Horas y horas!
De pronto…de tanto patalear y agitar, agitar y patalear…la crema, se transformó en manteca.
La rana sorprendida dio un salto y patinando llegó hasta el borde del pote.
Desde allí, sólo le quedaba ir croando alegremente de regreso a casa.
“Las ranitas en la crema”- Jorge Bucay.
Quería comenzar con este cuento que leí, y me pareció interesante describir las acciones de poder y de pensar que la única lucha que se pierde es la que se abandona.
La educación es un fiel reflejo de la sociedad, o mejor dicho: es la sociedad con su ritmo vertiginoso y de cambios contantes la que produce en la educación pensamientos de cambios e incertidumbre por lo nuevo.Pero como expresa la ranita luchadora, no debemos rendirnos y seguir luchando hasta que nos llegue la hora. Luchar por una educación mejor, significativa y que deje en los niños y
adolescentes el verdadero desafío de ser sujetos autónomos durante su permanencia y egreso del sistema obligatorio.
Quiero compartir con ustedes una pequeña anécdota que ocurrió en la Escuela Secundaria N° 10 de nuestra ciudad y donde cumplo un rol docente. Pasamos un video de siete minutos a todos los estudiantes, el video se llama “Zombis en la Escuela”- lo pueden encontrar en YouTube- en el video se ve a un adolescente describiendo la historia de su
vida estudiantil y donde expresa con angustia esos años, donde se sentía acorralado, preso y automatizado.
Juli, es el personaje en cuestión, expresaba una y otra vez que todos sus días de escuela transcurrían de la misma manera, él decía “pizarrón-carpeta-examen”, y no existía participación de los estudiantes por algo que los motivara y los encendiera para seguir investigando; sólo debían acatar órdenes educativas de los adultos docentes todopoderosos
del saber. Sobre el final de la narración dejó un deseo para las generaciones futuras: “Si la escuela vuelve a ser el lugar de crecimiento personal en base a un desarrollo conjunto de necesidades e intereses entre docentes y estudiantes, la escuela será el hogar de todos”. Juli expresa en primera persona la necesidad del cambio, tema éste que se viene prolongando más de la cuenta y que está produciendo en la educación argentina y principalmente en la secundaria, una caída que no tiene fin. En el medio de todo este entramado de organizaciones sociales se encuentran las luchas de poder; logrando con sus miserias e intereses crónicos, prolongar la agonía educativa. Durkheim, sociólogo francés, describe a la sociedad y a los hechos sociales como “cosas”,habla de poder y se manifiesta a favor de colocar a la pedagogía en el centro de la educación, y en base a ello, la investigación como método para cumplir un rol o papel fundamental en la educación.
Queridos lectores Durkheim murió en el año 1917 y sus teorías estaban bien fundamentadas. Muchos de sus supuestos y posicionamientos están relacionados con la forma de educar que tenían los jesuitas.
Sin embargo al día de hoy seguimos discutiendo erróneamente si el cambio es posible o no. Y en esa discusión de poder, los tecnócratas, burocráticos y jerárquicos funcionarios de turno se imponen por sobre la realidad, la necesidad, la voluntad, el compromiso, la responsabilidad y el esfuerzo sistemático que muchos actores educativos quieren llevar adelante.
Existen en la actualidad ensayos de cambio en el sistema educativo pero esos cambios son aleatorios, no vienen acompañados por un proyecto integral; son esfuerzos sistemáticos aislados.
El cambio se debe producir en todas las esferas educativas, llámese plan de estudios, IFD, SISTEMA ORGANIZACIONAL ADMINISTRATIVO, descentralización de dicho sistema, etc. La pandemia, que aun transitamos, debe hacernos reflexionar sobre nuestro rol, sobre las necesidades de la sociedad y como damos respuesta, desde el sistema, a todos los
interrogantes. Basta de tener pocos halcones que con su poder absoluto tienen bajo su merced millones de palomas, dejemos que el poder lo tengan los verdaderos actores de esta historia (docentes y estudiantes). El cambio es posible sólo se necesita voluntad, compromiso y responsabilidad.
En la foto la Escuela Normal Superior «Martiniano Leguizamón»
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