Juan Ignacio: Según su experiencia ¿Por qué hoy los jóvenes desean ingresar a la universidad?
La masificación universitaria se debe esencialmente a tres factores: 1) el aumento de la escolarización del nivel secundario; 2) la incorporación de la mujer a los niveles educativos superiores, dejando detrás la tradicional discriminación que la confinaba a tareas domésticas como efecto de pautas culturales fuertemente instaladas; y 3) la percepción de que los estudios superiores generan mayores ingresos. Esto último, sumamente determinante, no opera en todos los casos, pero sí en la mayoría, con un promedio de salarios mayor en aquellos que accedieron a una mayor educación. Si en el pasado la universidad operaba como un mecanismo de ascenso social, un trampolín, hoy continúa esa visión, quizás no siempre como un trampolín que eleva sino como un salvavidas que impide un descenso en los niveles de vida.
2. ¿Qué dice la Constitución Nacional sobre las universidades?
La Constitución Nacional indica en su artículo 75 inciso 19 que corresponde al Congreso “Sancionar leyes de educación que garanticen los principios de gratuidad y equidad de la educación pública estatal y la autonomía y autarquía de las universidades nacionales”. Esto implica un régimen especial de las instituciones de educación superior que, en la práctica, se resumen en la elección interna de sus autoridades, la capacidad para emitir normas y decidir sus planes de estudios y proyectos de investigación. En términos económicos, las universidades administran su personal y distribuyen su presupuesto.
Las características de la autonomía y la autonomía mencionadas precedentemente tienen un consenso jurídico y social. Sin embargo, la gratuidad resulta controversial. Para una parte de la biblioteca la Constitución impide el cobro de aranceles, pero otra mitad indica que pueden establecerse si se acompañan con becas. De hecho, la Ley de Educación Superior 24.521 en su formulación original lo permitía y el actual gobierno promueve el cobro a extranjeros. En la práctica las universidades públicas no los cobraron excepto en casos puntuales de carreras a distancia o de complementación curricular.
3. ¿Cómo ejecutan las universidades públicas su presupuesto?
El presupuesto universitario es otorgado a cada institución por la Ley de presupuesto Nacional aprobada cada año (o la prórroga de la vigente el año anterior). Luego, la Subsecretaría de Políticas Universitarias transfiere mensualmente los fondos a las instituciones y estas los ejecutan en función de lo dispuesto por sus consejos superiores.
Esta dinámica regular se altera en momentos especiales, que lamentablemente en Argentina son frecuentes, como los de elevada inflación o prórroga de presupuestos anteriores. La alta inflación hace que pierda valor lo aprobado por los Consejos Superiores y las universidades deban cambiar su ejecución en función de lo aprobado en las paritarias. Asimismo, los gastos de funcionamiento, al no tener un mecanismo de ajuste pierden valor en términos reales. Por otro lado, la reconducción de presupuestos de años anteriores cuando no se logra aprobar un nuevo presupuesto o el Poder Ejecutivo lo veta, deriva en que no se cuente con nuevas partidas sino con el ajuste de las anteriores, disminuyendo los fondos de las universidades.
En términos prácticos, loa desequilibrios macroeconómicos del país llevan a las universidades a funcionar como pagadoras de salarios y servicios públicos, con muy escaso margen para iniciativas de mejoras como la actualización tecnológica, los proyectos de investigación y extensión, etcétera.
4. En Argentina ¿Quién paga la educación Universitaria gratuita?
La educación universitaria gratuita es financiada a través del presupuesto público. En consecuencia, quién “paga” la universidad gratuita dependerá del sistema tributario que se disponga. En la medida en que éste sea más progresivo será erogado por los sectores de mayores ingresos y en la medida en que sea más regresivo por los de menores ingresos. En el caso argentino los impuestos más importantes cuantitativamente son los vinculados al comercio internacional, los aportes previsionales, el impuesto a las ganancias y el IVA (a los cuales habría que sumar el impuesto inflacionario). Estos dos últimos son muy relevantes en nuestro país y llevan a un sistema regresivo. En consecuencia, si el esquema resultante es injusto, la corrección de esta situación no está dentro de las potestades del sector educativo sino de la estructura del sistema impositivo.
5. ¿Las Facultades o las Universidad capacitan a los profesores?
Todas las universidades del país tienen programas de capacitación docente. Esta adquiere diferentes formatos. Por un lado, hay cursos frecuentes sobre tecnologías educativas, inteligencia artificial y temáticas afines para la adaptación a al avance tecnológico. Asimismo, hay cursos sobre metodologías de la investigación, escritura académica, etcétera, dirigidos a los investigadores.
Por último, hay carreras de especialización, maestría y doctorado en docencia universitaria, que en el caso de las universidades estatales se acuerdan con los sindicatos. Los cursos que menos presencia tienen son los de disciplinarios por el costo derivado de la variedad de campos del conocimiento. Estos se llevan a cabo financiados por la iniciativa individual de los docentes.
6. ¿Hay coordinación entre los contenidos de la educación secundaria y la universitaria? ¿No cree que muchas fallas sobre la coordinación son por no saber trabajar cooperativamente entre los niveles?
Coincido en que hay poca articulación entre ambos niveles educativos. Más allá de algunos espacios formales como los representantes del Consejo Interuniversitario Nacional en el Consejo Federal de Educación, en la práctica funcionan como espacios estancos con poca comunicación. Incluso dentro de la misma institución, como son los colegios secundarios dependientes de las universidades estatales o privadas, suele haber escasos vínculos.
La naturaleza acumulativa del conocimiento hace que sea inevitable el efecto de un nivel sobre el otro y deberían acordarse los requisitos para acceder al nivel siguiente.
Asimismo, los aportes recíprocos de ambos niveles serían positivos, pero solo se dan en términos nominales y no de forma sustantiva.
7. ¿Es la educación Secundaria, el principal problema por la cual los alumnos se hacen crónicos en las Universidades, tienen deficiente nivel académico o terminan abandonando?
La educación secundaria es sin dudas un problema, pero no el único problema. Discrepo con la visión que responsabiliza al nivel secundario de los problemas de la universidad. Con el mismo criterio (y alguna dosis de verdad) el secundario podría criticar al primerio y este al nivel inicial…Asimismo, si bien es verdad que la universidad es víctima de la mala formación de los estudiantes del nivel secundario, también es victimaria de esta situación porque la educación superior forma a los docentes del nivel medio. Creo que la educación tiene problemas como un todo y no asignando culpas entre niveles.
Es cierto que el nivel secundario tiene algunos problemas que no tiene el primario o están más atenuados, como la deserción de alumnos o el ausentismo de estudiantes y docentes, pero la universidad también tiene problemas de deserción y de organización propios más allá de la formación deficiente del secundario. En síntesis, creo que debemos trabajar en la mejora de los problemas específicos de cada nivel y en la relación entre ellos, pero mi diagnóstico no es que hay un solo nivel que sea culpable y el resto inocentes.
Gracias Juan Ignacio.
Perfil de Juan Ignacio Doberti: Profesor de la Universidad Nacional de Quilmes. Doctor en Ciencias Económicas de la UBA. Master en Public Administration de la Columbia University. Licenciado en Administración de la UBA
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