El romanticismo, la formación de la conciencia romántica. Parte II

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index.jpggggPocas figuras hay en la historia de la música europea tan representativas de la conciencia romántica como la de Beethoven. Precisamente por su carácter transicional, encarna con notable transparencia los perfiles de lo que luego llegará a constituir el “artista romántico”. Tanto en su vida como en su obra, el creador desplegará los momentos de la formación de un EGO que, por un lado, conserva los elementos de voluntad constructora de la burguesía revolucionaria, y por el otro, los aspectos de frustración y autoaniquilamiento de su derivada romántica.

Al respecto dice Romain Rolland “La música, de acuerdo a la Crítica del Juicio, no pertenece a las bellas artes sino a partir del momento en que, afectando agradablemente nuestra sensibilidad, permite al mismo tiempo a nuestro entendimiento adquirir conciencia del juego regular de nuestras sensaciones y de la síntesis formal que allí efectúa nuestro juicio. Cuando el músico penetra en el misterio de las leyes que rigen los movimientos interiores del alma y llega a descubrir la analogía que reina entre las emociones humanas y ciertos fenómenos exteriores, pasa del dominio del capricho al imperio de la necesidad. Debe ahogar lo individual, y convertirse en la voz armoniosa, apaciguada, serena, impersonal, consciente y dueña de sí misma , de lo que hay de externo, de universal y de necesario en el género humano”. Estas palabras expresan el ideal mismo hacia el que tendió siempre Beethoven.
Existen dos testimonios sumamente significativos acerca de la sensibilidad beethoveniana: uno es el Testamento de Heiligenstadt y otro la historia con su sobrino Karl.

En el Testamento ya se perfila, tempranamente (1802, Beethoven tenía 28 años), la personalidad madura del maestro. Hay en ese testimonio elementos típicamente románticos. a) la oposición irreductible entre la sociedad y el YO en el cual debe recluirse; b) la enfermedad, que afecta su sentido más perfecto (el oído), debe ser ocultada, y conlleva la permanente amenaza de suicidio y de muerte; c) la culpa que Beethoven descarga sobre los otros para, de inmediato, perdonarlos lleno de amargura y resentimiento; d) la afirmación de únicamente el imperativo de la creación lo salva de sucumbir a sus desgracias íntimas y sociales; e) la promesa de una herencia que deja a sus descendientes, pero con la condición de que no la utilecen si no es absolutamente necesario. En este EGO existe una superioridad que le permite ser universal y trascendental, representar y expresar a la humanidad toda en su combate contra el destino. El mórbido patetismo del Testamento, lleno de amenazas y sobornos, manifiesta los entretelones de la conciencia romántica de un creador que ya no es un sirviente de la aristocracia sino un productor libre de mercancías, y con eso, se libera del yugo pero cae en la inseguridad y en la angustia del mañana. Esto lleva a Beethoven a desear de continuo una renta que le permita crear sin sobresaltos, especula con acciones de bolsa ,atesora monedas de plata, vende sus originales tanto a editores alemanes como londinenses, afirmando que tienen la exclusividad, compone obras de circunstancias como “La Batalla de Victoria” para el Congreso de Viena que lo erige en músico oficial de la Restauración Monárquica en Europa, luego de caída de Napoleón, lo lleva a disputar con su ama de llaves y sus criados y, en fin, lo sumerge en una rutina cotidiana mediocre y asfixiante. Este contraste entre la práctica real de un músico pequeño burgués acosado por las necesidades económicas, alienado por ellas, y una creación capaz de sintetizar el espíritu de su época, constituirá el desgarramiento esencial del artista romántico, que lo llevará a la locura y al suicidio. Será el mal del siglo.

El otro suceso significativo es la comedia patética que Beethoven vive con su sobrino Karl, un amor loco, tan obsesivo en su afán de poseer totalmente a su objeto, tan delirante en el celo que pone en vigilarlo, que desembocará en el desprecio por el otro y una ruptura que Beethoven podrá tolerar únicamente mintiéndose y echando toda la culpa a la “perversión” del sobrino que se negó a ser “su hijo” de elección. Esta historia de pasión y odio desbocados por un ser mediocre que sin embargo, era para Beethoven, el único sentido de su vida, describe la miseria de un alma que, cifrando su destino en la creación, no fue capaz nunca de superar la soledad y el fracaso sentimental.

Beethoven ha dejado el testimonio de la elaboración del tema de la Oda a la Alegría, que recorre como una obsesión toda su vida creativa. Romain Rolland lo considera el testimonio mas claro de que existe una secreta labor del espíritu en el inconsciente. Se trata de un infatigable trabajo microscópico que modifica giros, tonalidades, ritmos, manteniendo sin embargo el esquema general, de manera que es identificable a lo largo del tiempo. Ocurre como si Beethoven buscara la compenetración perfecta entre melodía y verso, su consustanciación recíproca. Esos materiales hacen posible una verdadera analítica del inconsciente creador.

Bibliografía general y ampliatoria:

Historia Universal de la Música, Sopeña Federico (1965) Editorial Noguer
Vida de Beethoven, Romain Rolland (2006) Editorial Losada
Biografía de Ludwing Van Beethoven, Enrique Añi (2012), documental youtube.com

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Acerca de Bettina Di Franco 21 Articles
Prof.Superior de Piano.Maestra de Música. Prof.de Artes en Música. Secretaria del colegio primario Nuestra Sra.de Lourdes Prof.de Construcción de Ciudadanía,Colegio sec.Nuestra Sra.de Lourdes Prof.Corporeidad y Motricidad Instituto de Teología. "El arte es la expresión de alma que desea ser escuchada".

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