«Escuchamos caer una bomba, y otra, y otra, y otra… Aquello parecía no tener fin. Y cuando salí del refugio antiaéreo, encontré ante mí un paisaje aterrador. Todo mi pueblo estaba ardiendo, convertido en una gigantesca bola de fuego».Luis Iriondo cuando tenía 94 años. Lo sucedido aquel día fue tan atroz, tan inhumano, que Pablo Picasso decidió que no podía quedarse de brazos cruzados. La tragedia lo empujó a pintar el cuadro más famoso de los más de 45.000 que realizó en sus 91 años de vida: El Guernica, que es parte de la colección permanente del museo Reina Sofía de Madrid, y lleva el nombre del pueblo en español.
El cuadro fue un encargo del gobierno de la Segunda República en España para el pabellón español de la Exposición Internacional de París de 1937, en pleno contexto de la Guerra Civil española. Picasso no recibió ninguna petición acerca del tema
Los primeros bocetos de esta creación los realizó el autor el 1º de mayo de 1937. Luego, y no conforme, continuó con otros 44 estudios y bocetos hasta que finalmente comenzó a pintar la obra de 349 x 777 cm que quedó finalizada el 4 de junio de dicho año. Por lo tanto, la obra le llevó a Picasso 35 días de creación. Se debe comprender que no cuenta el bombardeo a Guernica. No es una ilustración del mismo, sino es simplemente tomar dicha destrucción como símbolo del terror y la guerra que por esos años sufría su patria natal
La mayoría de las fuentes señalan que el cuadro Guernica representa un episodio enmarcado en el contexto histórico de la Guerra Civil española. Para entonces, Guernica —ubicada en Vizcaya, País Vasco—, estaba bajo el control de la Segunda República y tenía tres fábricas de armamento.
En consecuencia, el 26 de abril de 1937, la población de Villa Vasca de Guernica fue bombardeada por la Legión Cóndor de las fuerzas de aviación alemanas, apoyadas por la aviación italiana. El bombardeo dejó un saldo de 127 fallecidos, despertó la reacción popular y repercutió en la opinión pública internacional.
Las dos mujeres que claman al cielo por justicia están una en cada extremo del cuadro enmarcando el sufrimiento. La mujer de la izquierda clama por la vida de su hijo, quizá símbolo del dolor psíquico, y nos recuerda la iconografía de la Piedad.
La mujer de la derecha clama por el fuego que la consume. Representa probablemente el dolor físico. Picasso consigue aumentar la sensación de encierro al circunscribirla en un cuadrado.
Las otras dos mujeres crean movimiento desde la derecha hacia el centro de la obra. La mujer más pequeña parece absorta con la luz que emana la bombilla en el centro de la sala, por lo que su cuerpo (en diagonal) completa la composición triangular.
El toro
El toro al lado izquierdo del cuadro está sorprendentemente impasible. El toro es el único que mira al público y se comunica con él en una forma que los otros personajes no lo logran.
Pablo Picasso, en la década de los 30, hace del toro un animal recurrente en su iconografía hasta convertirlo en el símbolo del laberinto de su vida.
El pájaro (paloma)
El pájaro está muy sutil entre los dos animales fuertes del cuadro: el toro y el caballo. Pero eso no le impide graznar a los cielos de la misma manera que hacen las mujeres que se enmarcan a cada lado del cuadro.
Segun Paloma Esteban Leal El Guernica ha suscitado numerosas y polémicas interpretaciones, circunstancia a la que contribuye indudablemente la voluntaria eliminación del lienzo de cualquier tonalidad ajena a la grisalla. Al analizar su iconografía, uno de los estudiosos de la obra, Anthony Blunt, divide a los actores de esta composición piramidal en dos grupos, el primero de los cuales está integrado por tres animales: el toro, el caballo herido y el pájaro alado que se aprecia tenuemente al fondo, a la izquierda. Los seres humanos componen un segundo grupo, en el que figuran un soldado muerto y varias mujeres: la situada en la zona superior derecha, que se asoma por una ventana y sostiene hacia fuera una lámpara; la madre que, a la izquierda del lienzo, grita llevando al hijo muerto; la que entra precipitadamente por la derecha; y finalmente, la que clama al cielo, con los brazos alzados, ante una casa en llamas.
En este mismo contexto, tampoco hay que olvidar que dos años antes, en 1935, Picasso había grabado al aguafuerte la Minotauromaquia, obra sintética que condensa en una sola imagen todos los símbolos del ciclo dedicado a este animal mitológico y que es, a la vez, el antecedente más directo de Guernica.
Los acontecimientos de la vida privada de Picasso, junto a los sucesos políticos que atribularon al continente europeo en el período de entreguerras, se fusionan en los motivos creados por el pintor en estos momentos, para dar lugar tanto al propio Guernica como a sus bocetos y post scriptum, considerados como unas de las obras de arte más representativas del siglo XX.
https://www.museoreinasofia.es/coleccion/obra/guernica
Sé el primero en comentar