Durante mucho tiempo la política de neutralidad de la República Argentina, era motivo de orgullo para políticos e historiadores, casi un símbolo de soberanía. Otra mirada podría darnos una imagen de oportunismo y negocios haciéndose
los desentendidos del exterminio nazi con los judíos, mientras el banco central recibía lingotes de oro de un próspero comercio de carne y granos.
En el mundo de hoy va ser muy difícil ser neutral. Un breve listado de conflictos que potencialmente podrían desatar una guerra a gran escala incluirían seguramente a :
Israel, los palestinos e Irán.
Ucrania y Rusia.
China y Taiwán
La OTAN y Rusia
China y la Alianza EEUU, Australia e Inglaterra.
Japón, EEUU y China.
La Antártida con la certeza de descubrimiento de yacimientos de gas y petroleo.
Este último escenario es el que nos comprende mas directamente, al ser uno de los garantes principales de la navegación del Atlántico Sur con los respectivos accesos a la Antártida y al Pacífico vía Pasaje de Drake y Cabo de Hornos.
En esta “nueva” era bi polar con China y EEUU como actores centrales, ya no en una disputa de modos de producción y beneficiarios de la plusvalía, sino en una típica competencia de potencias capitalistas, ya no colonialistas (pues sale muy caro) sino con zonas de hegemonía de mayor o menor intensidad, pareciéndose mas al mundo de finales del siglo XIX que al del siglo XX.
La paz por el terror ante la imposibilidad de dar un primer golpe definitivo al enemigo que evito el choque nuclear entre la URSS y EEUU y que se conció como “guerra fría” parecería no funcionar en el siglo XXI entre otras causas por el avance tecnológico exponencial y la nueva multiplicidad de actores.
Daría la sensación que la posibilidad de enfrentamientos con uso de armas nucleares tácticas se vuelve posible por ejemplo en el listado de conflictos antes mencionados.
Nadie aún sabe quien impondría las “reglas de juego” en ese caso, pero empezaron abundar ejercicios teóricos de “juegos de guerra”.
El uso de la IA complica mas las cosas aún en la factibilidad de acrecentar choques bélicos desarrollando tácticas y estrategias de guerras en el mundo digital, donde los virus informáticos y las violaciones a la seguridad de los sistemas de defensa de los países o sus secretos bancarios, aparecen diariamente en la información de los medios.
En este contexto la Argentina mediante el gobierno de Javier Milei declara una alineación automática con EEUU e Israel.
El alineamiento con EEUU tiene un factor de razonabilidad dado por “el barrio donde vivis” en una forma pragmática y una adhesión a los valores occidentales y el sistema democrático, desde el plano ideológico.
El de Israel parece ser exclusivamente símbolico.
Mas allá del interes natural de Norteamérica en el Atlántico sur, los países directamente involucrados son ademas de Argentina, Brasil y Chile.
Con ellos se debería avanzar en el diseño de una política de defensa regional común compartiendo objetivos estratégicos de mediano y largo plazo para la Antártida y el control del Pasaje de Drake.
La compra de los cazas multirol F16 y los Orion P3 de patrullaje naval, que se debieran complementar con la compra de submarinos y reequipamiento de la aviación de caza y ataque naval, le premitirán a la Argentina contar con los
instrumentos básicos para efectivizar el control dela zona en cuestión. Chile y Brasil ya cuentan con una aviación y armada para dicha tarea.
Este sin duda será nuestro escenario en el conflicto global, con paz o guerra: el Atlántico sur.
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