Tiene 9 años, le encanta dibujar estrellas de mar, disfruta de los atardeceres desde la ventana del cuarto del Tata, tiene ojitos pícaros y se ubica dentro de la condición del espectro autista.
Aún no habla con palabras “conocidas”, habla con sus manitos y con esos increíbles movimientos apuraditos que solo su mami logra interpretar.
Aún recuerdo esas sórdidas palabras de la directora de la Escuela, cuando me dijo: “En tu clase habrá una niña autista”
Si me hubiese dicho en tu clase estará Sofi, la niña de ojitos pícaros que busca estrellas de mar por el mundo todo hubiese sido diferente…. Hoy Sofi, aprende los colores desde los atardeceres que registra desde lo del Tata, comprende la serie numérica contabilizando las estrellas de mar, y colecciona palabritas al formar parte de este salón de clase variopinto, dónde cada chiquitín me va regalando los matices del arcoíris.
Sofi me enseñó…,
que no es necesario acudir a cientos de libros de autismo, quizás algunos que no es necesario inscribirme en todas las conferencias, quizás en algunas que no es necesario sentir que es una misión imposible, quizás yo la haga posible Aprendí que tengo que aprender a conocerla a ella, a entender cuando su corazón va rapidito, y cuando sus manitos me están hablando de sus emociones.
Hoy le agradezco a la directora esas NO SÓRDIDAS palabras que me enamoraron de la singularidad de esta increíble personita.
A partir de hoy, las estrellas de mar ocupan un lugarcito de privilegio en mi corazón!
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