Integrantes del proyecto de extensión: Natasha Picone (Directora), Daniela Franzoia Moss (Vice-Directora), Heder Rocha, Lorena La Macchia, Jorge Lapena, Luis Ramírez, Dino Mendy, Jazmín Ramírez, Ramiro Peralta, Juan Manuel Montoya, Agustina González.
Importancia de las salidas de campo en Geografía
Aprender Geografía implica contar con la posibilidad de ir al terreno o, dicho de otra forma, tomar contacto con el territorio, analizarlo en primera persona y, para ello, aplicar diversas técnicas de trabajo. Decimos que se trata de una salida de campo, aunque en las escuelas es definido como salida educativa.
Estas salidas fuera de la sede edilicia constituyen una etapa esencial en el proceso de enseñanza-aprendizaje.
A través de ellas verificamos y nos adentramos con profundidad a los contenidos de la materia de un modo práctico, expeditivo, vivencial y en equipo, siendo ello poco posible de imitarlo en el aula (Gurevich, 2005; Marron Gaite, 2000). En el caso de la Geografía reviste un carácter impostergable, ya que se produce un contacto en tiempo presente. Esto significa que intervenimos en una realidad en el mismo momento que se manifiestan los hechos y establecemos una apreciación personal sin influencia de terceros, actualizando o redefiniendo conceptualizaciones emergentes de lecturas previas, sobre todo, al cotejar aristas propias del lugar, entre otras situaciones que logran ampliar nuestra mirada sobre la realidad (Pérez de Sánchez y Rodríguez Pizzinato, 2006).
Entre las áreas de estudio, principalmente escogemos el espacio local, no solo por razones operativas y económicas, sino porque es la forma de reconocer y reexaminar nuestro entorno, saber más sobre él y sumar aportes de la comunidad, en aras de fortalecer la formación integral iniciada en un ámbito más áulico y de lecturas.
El trabajo en el territorio desde la experiencia universitaria
En la formación de grado universitaria, el desarrollo de estas experiencias es habitual, con viajes o estancias de varios días de trabajo. No solamente se realizan con una centralidad en la docencia de una materia determinada, sino que se desarrolla en los ámbitos de la investigación y la extensión. En este último caso, arribamos a un contacto más intensivo con el territorio, sobre todo, con la población más vulnerable e inclusive, aquella que es resiliente porque termina sobrellevando una realidad signada por diversas problemáticas, sin una expectativa sobre un futuro alterno. También pueden darse situaciones más complejas, asociadas a escenarios de riesgo inadvertidos por una parcialidad de las personas residentes, por ejemplo.
Entre las experiencias de extensión, citamos el proyecto titulado “La percepción de riesgo de las minas de arena de Tandil”, con asiento en la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires. El mismo está centrado en reconocimientos del estado de situación de las áreas expuestas a derrumbes y hundimientos por excavaciones abandonadas, las cuales se encuentran en la periferia Norte de la ciudad de Tandil, donde se comenzó a urbanizar en el presente siglo. Ante la ausencia de inventarios definitivos que exhiban cartográficamente estas localizaciones y su correspondiente evaluación de estabilidad estructural, se denotan riesgos conforme avancen las construcciones. No solo hacemos referencia a viviendas, sino más bien a un conjunto de unidades habitacionales, la adición de asfalto de hormigón y otra infraestructura de gran porte, sumado a la circulación de tránsito pesado.
A pesar de algunos antecedentes de derrumbes en el interior de viviendas y en algunas calles, veredas y predios con diversas instalaciones, la mayor parte de la población desconoce la dimensión y la espacialidad del riesgo; más todavía entre residentes recientemente radicados y con una expectativa de un techo propio, entre otros proyectos de vida esbozados en entrevistas realizadas. Por ello, es fundamental anticiparse al hecho consumado, dialogando con vecinos/as y demás actores locales, y así cotejar el estado de situación.
Articular con las comunidades educativas locales Además de las personas que componen un hogar en las áreas susceptibles, el trabajo extensionista tiene contemplado la vinculación con instituciones educativas, ya que por lo general ellas representan un universo más amplio que el conjunto de docentes y estudiantes: la comunidad educativa.
Mediante visitas, talleres y salidas de campo conjuntas se logra socializar una agenda socioambiental que no está instalada en el colectivo imaginario, o que no tiene la dimensión que debiera tener. Para ello, el equipo extensionista cuenta con algunos avances en la cartografía del riesgo por excavaciones abandonadas hace al menos 60 años, cuando la extracción de arena en el interior del sustrato rocoso era una fuente de ingresos, pero casi sin regulación, fiscalización y registro de sus pasivos. En parte, ese estudio iniciado por la Asociación Civil del Centro de Montaña se nutre de permisos de residentes, mayormente al detectarse derrumbes o hundimientos en su propiedad, sumado a los aportes de algunas investigaciones geológicas desde el CONICET (Gentile y Susena, 2021; Gentile y Villalba, 2008); mientras que en el presente año se han sumado los testimonios de vecinos que atestiguaron los trabajos en esas mina de arena o que en su infancia, jugaban en predios donde se distinguían las entradas hoy camufladas por la vegetación, el enterramiento de residuos o el relleno de hormigón, sin ser una solución definitiva.
Una de las visitas y salidas de campo conjunta fue realizada en el predio del Instituto Superior de Formación Técnica nro. 75, donde también funciona un Jardín de Infantes. Tras la recorrida con uno de los vecinos y un graduado que residió en su infancia en este barrio, se reconocieron localizaciones sujetas al riesgo, las cuáles eran ignoradas por el personal docente. Lo mismo aconteció en otras actividades realizadas en escuelas secundarias donde se viene articulando mediante salidas educativas integradas con la universidad.
Como conclusión de estas experiencias, se advierte que la población no percibe los escenarios de riesgo en su entorno próximo, ya sea por su intangibilidad, su poca difusión periodística y la ausencia de la voz oficial. Al autorizarse nuevas áreas de uso residencial, se interpreta la concreción de estudios en el terreno y, asimismo la viabilidad en la dotación de infraestructura y servicios urbanos, tanto como la circulación vehicular.
En el caso de las comunidades educativas, no está suficientemente desarrollado el concepto de riesgo ambiental, ni su vínculo con el ordenamiento territorial de la ciudad, en los términos que por ejemplo lo proponen Natenzon (1995), Gómez Orea (1994) y Roccatagliata (2001). Mayormente se analizan problemas ambientales tangibles, poco complejos y no siempre aquellos que implican debates, tensiones o conflictos en el espacio local. Esta misma apreciación fue expuesta en la Secretaría de Prensa de la Defensoría del Pueblo de la Nación, que fue uno de los canales de divulgación donde se formalizó el estado de situación.
Aportes bibliográficos
Gentile, R. y Sesuna, J. M. (2021). Procesos de remoción en masa e implicaciones ambientales (Partido de Tandil, provincia de Buenos Aires). En Actas de la XXI Jornadas de Geografía de la Universidad Nacional de La Plata.
Gentile, R. y Villalba, H. (2008). Antiguas;minas de arena; y daños en obras (Tandil, Provincia de Buenos Aires). Revista de Geología Aplicada a la Ingeniería y al Ambiente nro. 32.
Gómez Orea, D. (1994). Ordenación del territorio. Una aproximación desde el medio físico. Madrid: Instituto Geo-minero España.
Gurevich, R. (2005). Sociedades y territorios en tiempos contemporáneos. Una introducción a la enseñanza de la geografía. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.
Marrón Gaite, J. (2000). Enseñar Geografía. De la teoría a la práctica. Madrid, España: Editorial Síntesis.
Natenzon, C. (1995). Catástrofes naturales, riesgo e incertidumbre. Serie documentos e informes de investigación. N.º 197. Buenos Aires: FLACSO, 21 pp.
Pérez de Sánchez, A. y Rodríguez Pizzinato, L. (2006). La salida de campo: una manera de enseñar y aprender geografía Geoenseñanza, vol. 11, núm. 2, pp. 229-234. San Cristóbal, Venezuela Universidad de los Andes.
Roccatagliata, J. A. (2001). Las perspectivas del desarrollo a partir del fortalecimiento de la capacidad organizativa del territorio.Buenos Aires: Eudeba.
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