Las huellas no son solo lo que queda cuando algo ha desaparecido, sino que también pueden ser las marcas de algo que va a rebelarse.
La revista educativa El Arcón de Clío está dejando huellas. Sin lugar a dudas, mirar retrospectivamente estos 10 años de existencia implica recorrer los planos que han quedado marcados en nuestro devenir histórico-educativo en las redes, colegios, institutos, universidades de 10 países de Iberoamérica.
Si la educación y los docentes somos verdaderamente valorados se nos va a dar prioridad en cualquier plan de gobierno.
Cumplir años también significa brindar por lo hecho, por el hoy y por lo que viene con la convicción de que debemos continuar recreando pasión por educar y acompañar. Este logro es una conjunción de esfuerzos, de trabajo, donde todos los miembros colaboradores del Arcón de Clio y son importantes y necesarios, desde aquel sueño que comenzó el en abril de 2014.
Debo admitir que cuando surgió la idea de realizar esta revista, no imaginé que llegaría un día en que reflexionara sobre lo que significan 10 años de ardua labor editorial. Simplemente no visualizaba, no pensaba en el futuro.
Los docentes somos motores de cambio, somos formadores de ciudadanos libres, capaces de pensar por sí mismos, de tomar decisiones. Eso es lo que nos motivó a ser docente. Nuestros países deben convertirse en una escuela permanente.
Aunque es importante celebrar nuestros logros pasados, también debemos mirar hacia el futuro con entusiasmo y determinación. Agradezcamos a todos aquellos que han contribuido a nuestro éxito y juntos tratemos de forjar una educación de calidad que forme a los líderes del mañana.
Por último, pero no por ello menos importante, debemos recuperar la autoridad y el prestigio social del docente, del educador. Esa autoridad que confiere no sólo el saber sino también el saber enseñar, el despertar vocaciones y provocar el cambio.
A todos gracias y a seguir pensando en una mejor educación porque ella es responsabilidad de todos.
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