Sueño y Aprendizaje. Contacto estrecho. Salta

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CRUZ ANTÚNEZ, BELÉN ITATÍ

Estudiante de Licenciatura en Psicopedagogía, Universidad Católica de Salta-UCASAL.
La memoria implícita es incidental o inconsciente, está relaciona-da con aprendizajes condicionados y habilidades motoras. Incluye res-puestas emocionales, habilidades, hábitos y respuestas a estímulos.
La memoria permite que se recuerde un aprendizaje y el sueño favorece la consolidación de la memoria. Además un sujeto descansado adquiere nueva información más rápido ya que puede permanecer atento.
Otro aspecto fundamental que permite la adquisición de aprendi-zajes es la plasticidad neuronal que es la “capacidad del sistema ner-vioso para modificarse o adaptarse a cambios. Este mecanismo permite a las neuronas reorganizarse al formar nuevas conexiones y ajustar sus actividades en respuesta a nuevas situaciones o a cambios en el entorno” (Manes; Niro, 2014).
Considero fundamental mencionar el papel de las emociones en los procesos de aprendizaje ya que nuestros sentimientos influyen en nuestro rendimiento educativo y por ende en lo que aprendemos o no; junto a nuestros ciclos de sueño y nuestra alimentación.
“Los procesos emocionales son necesarios para que las habilida-des y conocimientos adquiridos en la escuela puedan ser transferidos
a situaciones nuevas y a la vida real” (Immordino-Yang, 2016).
Nos encontramos frente a una sociedad globalizada, poblada de tecnologías que nos “dan” el mundo en nuestras manos las 24 horas del día, los 365 días del año sin importar el lugar en el que nos encontremos siempre y cuando tengamos acceso a internet.
Ese gran abanico de posibilidades provocó un aceleramiento en nuestras vidas con una disminución de los tiempos de sueño y un gran aumento de los tiempos de vigilia. No sólo los adultos que debieron aumentar su productividad en los trabajos y actividades sufrieron las consecuencias, sino también los niños y adolescentes del mundo.
Se fueron modificando las prácticas de sociabilidad, comunicación y acceso a la información. Nos encontramos en reuniones familia-res o distintos eventos con niños y adolescentes en los cuales el único vínculo entre ellos parece ser el celular o la Tablet para compartir juegos, redes sociales, etcétera. El regalo más esperado por un niño, en muchos casos, dejó de ser la bicicleta o la pelota y se convirtió en un celular porque desde hace unos años el no tener uno resulta totalmente “raro”. Sin embar-go, el problema no radica en que los niños tengan celular, sino en la falta de control y administración sobre el uso que hacen de los mis-mos.
La exposición a la luz de estos medios digitales en un horario en el que el organismo se prepara para descansar, altera los ciclos de sueño evitando la síntesis de melatonina, fundamental para el desarrollo.
Además, como se mencionó anteriormente, esa privación de sue-ño por la ansiedad de seguir conectados,de seguir expuesto a la luz artificial mientras se reproducen videos, series, juegos; provoca que el sujeto duerma cuando tiene que estar despierto o se mantenga des-pierto con fatiga, disminución en la atención,cansancio continuo, bajos niveles de respuesta físicos y cognitivos, alteraciones en los esta-dos de ánimo y en los modos de vincularse con otros.
Facundo Manes y Mateo Niro, en su libro “Usar el cerebro”, nos hablan de lo importante que es controlar y regular las horas de co-nectividad de un cerebro en desarrollo, ya que son más propensos a desarrollar un trastorno compulsivo. “La persona que transita largas sesiones conectada en detrimento de otras actividades, con necesidad imperiosa de conectarse y gran malestar si no puede, con dificultades para autolimitarse y con efectos nocivos en su estado de ánimo, tiene los síntomas más frecuentes de este trastorno adictivo” (Manes; Niro, 2014).
Axel Rivas (2020) nos invita a pensar y ser parte de la pedagogía de la excepción frente a una pandemia que ha cambiado la realidad de todo el mundo, en todos los aspectos. Este autor postula cinco transformaciones de la gramática escolar:
1. Se ha caído la presencia
2. Se ha caído el tiempo
3. Se ha desarmado el currículum
4. Se ha desarmado la motivación
5. Se ha desarmado la armonía

Es importante rescatar estos aspectos que se mencionan porque son la base y los porqué de las alteraciones en los ciclos de vigilia / sueño y en los procesos de enseñanza / aprendizaje.
Al perderse la presencialidad por la necesidad de estar confinados en nuestros domicilios, se acabó el contacto físico, la interacción y la dinámica de un salón de clases. Intercambios que mantienen activos y atentos a niños y adolescentes para aprender.
Frente a la incertidumbre de lo que sucedía e iba a suceder se perdió el establecimiento de los horarios de clase, los encuentros pasaron a ser asincrónicos sin claridad sobre los tiempos de aprendizaje.
En el caso que los encuentros escolares fueran sincrónicos, muchos niños y adolescentes no sentían la necesidad de conectarse o prender cámaras y micrófonos para ser sujetos activos en su formación. Otros niños y adolescentes que no tuvieron conectividad perdie-ron totalmente la regulación de sus horarios porque ya “no hacía fal-ta” levantarse temprano ni mantener una rutina.
La falta de claridad en cómo continuar en la virtualidad y por cuánto tiempo, complicó la enseñanza de contenidos, provocando a su vez una falta de motivación para seguir aprendiendo.
Es necesario establecer tiempos de sueño y tiempos de aprendizaje que nos permitan mantener equilibrados nuestros ciclos ya que es más fácil desequilibrarlo que mantenerlo equilibrado.
Tenemos que ser partidarios y portadores de estrategias que mantengan en orden nuestras rutinas y la de los demás. Debemos entender que cuidar el sueño de los que están en desarrollo es también nuestra responsabilidad.
En la realidad que nos toca atravesar, es necesario generar polí-ticas educativas claras que permitan regular la vida de los estudiantes, aun en la virtualidad. Volver a conectarse y a encontrarse para seguir acompañando, motivando y formando a niños y adolescentes.
“Entendemos por estrategias las secuencias integradas de procedimientos o actividades que se eligen con el propósito de facilitar la adquisición, almacenamiento y/o utilización de la información” (Pearson, 2020). Se deben generar estrategias que construyan estudiantes autónomos y organizados para incorporar hábitos y herra-mientas para lograr aprendizajes eficaces y significativos.

Bibliografía • Acosta, M. (2019) Sueño, Memoria Y Aprendizaje. Medicina Vol.79
29-32.

• Aguilar, Mendoza, L; Caballero, S. (2017) La importancia del sueño en el aprendizaje. Av. psicol 25(2) agosto -setiembre.
• Jové, R. (2006) Dormir sin lágrimas. El Ateneo. Buenos Aires.

• Immordino – Yang, M (2016) Emociones, aprendizaje y el cerebro. Aique Educación. Buenos Aires.
• Morgan, C. (1968) Psicóloga Fisiológica. Ediciones Castilla. Madrid
• Manes, F; Niro, M. (2014) Usar el Cerebro. Grupo Editorial Planeta.
Buenos Aires.
• Pearson, R (2020). Una forma diferente de aprender. Paidós. Buenos Aires.

• Pinel, J. (2007). Biopsicología. Pearson Educación. Madrid

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