En julio se cumplen dieciocho años que me dedico a la docencia; comencé de casualidad, sí, pero se fue convirtiendo en un trabajo en el que cada día lo revisto de pasión y responsabilidad.
El 2024 fue el más difícil de todos. Me llené de dudas, de miedos, de preguntas. Me invadió un gran desconcierto: padres, aula, inclusión, políticas educativas…Como nunca antes, en junio, cinco familias me pidieron reuniones. Sus hijos tenían como nota en el trimestre: 5. Es decir, un poco de esfuerzo y se aprobaba. De unos escuche: “cómo podemos hacer para que apruebe?” (hablando de cambiar lo que ya estaba en la libreta); de otros, solo insultos hacia mí, mi trabajo, atacándome a gritos. En varias ocasiones, la frase de los padres que llega, inevitablemente, a la charla es: “arreglamos, o de acá nos vamos al Ministerio”. Y para terminar el año, en diciembre, escribí cuatro descargos a una mamá: no es fácil escuchar que alguien te pida que “ayudes a su hijo”, cuando no importa si aprende o no, si comprende. Y los demás? Lo que hace que me pregunte porqué yo tengo que ser injusta con mis otros alumnos? Su hijo padece “déficit de atención” y me acusó que, como docente, debía recordarle lo que él tenía que hacer durante la mañana. Por él preparo las consignas una semana antes, selecciono, recorto, pienso estrategias, consulto con quienes
corresponde, le busco en el cuadernillo los números de páginas donde encontrar la información. Luego corrijo las respuestas y le tomo de forma oral los contenidos que, observo, falta intensificar. ¿Qué más puedo hacer? Cuando en ese caso realizo más veces mi trabajo que con los demás estudiantes. Desde mi lugar sugerí que, desde su casa, trajera a la escuela un cuaderno para poder cumplir con lo que vaya anotando (nunca lo trajo). Porque los estudiantes, más allá de diagnósticos y condiciones, y siempre teniendo en cuenta las sugerencias que tomamos para cada uno, repito, tienen derechos, sí, pero también, y sobre todo, responsabilidades, de las que, como docente de más de cien alumnos, no puedo hacerme cargo.
Acá en Santa Fe, el ministro de Educación José Goity, realizando un balance de su gestión después de un año del nuevo gobierno, dijo en una entrevista al diario El Litoral 1 :que la ecuación en educación le dio porque con el presentismo los docentes no faltan más. Está bien, ahora no se falta, no se adhieren a los paros (porque se descuenta el día); pero qué dijo sobre la calidad educativa, la inclusión, las herramientas con las que contamos en las
escuelas? Poco o nada.
Necesitamos funcionarios que además nos defiendan, que valoren nuestra labor. Que nos apoyen en el día a día. Que la prioridad sea la ecuación enseñanza-aprendizaje. Que los profesores podamos decidir qué es lo mejor para nuestros alumnos. Los conocemos, trabajamos con ellos, pero, a veces, también tenemos miedo: a no aprobarlos, a los padres, a las reuniones, a acusaciones falsas, etc.
En un curso tengo tres psicopedagogas (particulares) diciéndome qué enseñar, qué nota poner, cómo evaluar, más la orden de aceptar trabajos fuera de término, de un recuperatorio más que a los demás y de aprobar sí o sí. Cómo se hace? Una de las profesionales sugiere que las pruebas sean en formato oral: el alumno pide escrito… Y me surge otra pregunta: si dejamos que esto pase, si seguimos permitiendo que los demás decidan, que las escuelas abran demasiado las puertas, no habrá otro concepto para definirlo que: “educación a la carta”, donde cada uno pueda decidir lo que le conviene. En qué momento los padres y los psicopedagogos tienen todos los privilegios que antes correspondían únicamente a la escuela: disponer cómo, qué, porqué, cuándo y qué nota.
En esas condiciones no solo hablamos de una “alfabetización a la carta”, sino que los docentes en el aula, a veces, terminamos haciendo como si…
Y, entonces, otra duda aparece: hablamos de inclusión o mayor exclusión?? Los docentes no estamos preparados; pero los políticos, los funcionarios, quienes toman las decisiones, escriben decretos, reglamentaciones, tampoco. El día que salgan de atrás de un escritorio, entren al aula, hablen con docentes, sientan la realidad de las clases, ahí, recién ahí, van a poder entender de qué hablamos los que nos enfrentamos todos los días con la tarea de enseñar.
Qué responsabilidades se le piden hoy la escuela?… las que conocíamos seguro que no, ahora se le empezaron a reclamar otras muy distintas; menos, la exigencia de la calidad educativa. Siento que los límites se fueron perdiendo; donde ya no importa quién o cómo aprenda, las formas, el contenido, lo que se necesita para ser un ciudadano libre, con conocimientos básicos, con herramientas para la crítica, para decidir, para opinar, que le den el día de mañana una adultez autónoma, independiente. No, hoy la escuela debe cuidar, refugiar, dejar ser y aprobar.
Según la UNESCO 2 : “la responsabilidad principal de los docentes es garantizar la instrucción de calidad.” Creo que cumplimos con ello; a lo que tenemos le sumamos esfuerzo, dedicación, compromiso y disciplina. Pero como también leí por ahí, hoy “los docentes estamos desorientados en nuestro rol.” 3
La nota fue realizada por la docente María Candela Suárez para El Arcón de Clio. Licenciada en Comunicación Social, con orientación en Periodismo, y Profesora en Comunicación Social, ambas por la Universidad Nacional de Entre Ríos. Docente en nivel secundario, terciario y universitario, a partir del año 2007. Correctora de textos, desde 2001, en editoriales jurídicas (2001 a 2005) y universitarias (en la actualidad).
Desde 1998 hasta 2005, productora de programas de radio (tanto en magazine, como en transmisiones de futbol) y de televisión por cable. A nivel académico: curso intensivo “Construir la inclusión en la educación en la escuela: educación y diversidad”. Universidad Fasta (2021). Asistente al Foro “Niños y Jóvenes en la Red: riesgos y problemáticas del uso de Internet”. Concejo Municipal de Santa Fe (2017). Curso “Apoyos al aprendizaje ¿cómo? Estrategias pedagógicas para la diversidad”. A cargo de la Lic. Sandra Torressi. Ciclo de Conferencias “Aprendamos sobre Dislexia”. Asociación de Padres de niños con dislexia (2013).
1 Diario El Litoral, ejemplar del 15 de diciembre de 2024.
2 Responsabilidad en Educación: cumplir nuestros compromisos. Informe de seguimiento de la educación en el
mundo, 2017/2018.
3 https://ined21.com/echarle-culpas-a-la-educacion/
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