Tomás Cochrane:» mezcla de guerrero, pirata, patriota y salteador de caminos…»

Loading

Francisco Miranda, el precursor, intentó comenzar la independencia de América española. Para ello trató de convencer a los británicos y, luego de recorrer todas las cortes europeas buscando apoyo a su proyecto, recaló en Estados Unidos donde sus amigos Jefferson, Adams , Madison y Knox le retacearon apoyo directo pero no le impidieron que realizara preparativos para una invasión militar a Venezuela.
Vendiendo su biblioteca particular y con un préstamo de su amigo Willam Smith consiguió armar una pequeña flota con los buques «Leander», «Bacchus» y «Bee» y 200 soldados norteamericanos e ingleses. La pequeña flota fué destruída por los españoles a la altura de Puerto Cabello.
Luego del fracaso de su primera expedición libertadora a Venezuela, Miranda huyó en una corbeta a la Isla de Trinidad.
Refugiado en las Antillas inglesas, toma contacto con el jefe de la escuadra Británica de Barlovento, Lord Alejandro Thomas Cocrhane, escocés nacido en Annsfield en 1775, a quien interesó de sus planes libertadores y con quien firmó un contrato de corso, donde se preveían algunas ventajas para la Corona Inglesa en caso de triunfar la revolución en Venezuela.
Cocrhane, quien se había destacado en la guerra de corso contra España por destruir las flotas españolas del Caribe, hizo armar una flota con suficiente armamento y personal (inglés en su mayoría) y se hizo a la vela rumbo a Venezuela.
Al llegar a Venezuela, en las costas de Coro, Miranda se encuentra con una zona desértica y totalmente abandonada por sus habitantes que, prevenidos por las autoridades españolas, estaban esperando una invasión inglesa, y por eso huyeron.
Sin encontrar resistencia al avanzar, pero sin comprensión de la gente, aislado y esperando en vano los refuerzos que le había prometido Cocrhane, el 13 de agosto de 1806 Francisco Miranda se reembarca en el puerto de La Vela, optando por retirarse a la isla de Aruba, para posteriormente regresar a Europa donde permaneció hasta que , iniciada la revolución venezolana en 1812, los patriotas concurrieron a buscarlo para que encabezara el gobierno independiente.
Al corsario escocés, volveremos a verlo cerca de nuestra historia, cuando San Martín prepara la flota chileno – argentina para iniciar la liberación del Perú.
A mediados de 1817, con naves atrapadas a los españoles, y al mando del almirante Blanco Encalada, San Martín pudo organizar una pequeña flotilla mas, ordenó la compra de dos goletas en EEUU ( «Curiacio» y «Horacio» ). Asimismo encomendó a Antonio Alvarez Condarco y Antonio Alvarez Jonte para que en Londres, adquirieran un navío artillado de primera clase ( el «Cumberland»)
Además, los comisionados contrataron los servicios de Lord Alejandro Thomas Cocrhane, el mismo que había participado en la frustrada invasión de Miranda en 1806 a Venezuela. «Sujeto que es preciso conocer para saberlo apreciar, a la cabeza de la marina será el terror de los españoles y el respeto de todos…» decía Alvarez Jonte.
Dice Pierre Chaunnu en su Historia de América Latina » éste señor, aventurero, que puso su habilidad al servicio de la independencia americana, fué el más interesante corsario de la independencia»
El 28 de noviembre de 1818, Cocrhane arribó a Valparaíso .Según San Martín era una «curiosa mezcla de guerrero y pirata, patriota y salteador de caminos, su indudable grandeza se vió empañada por su codicia de bucanero y falta de escrúpulos de que hace gala en la conquista de sus objetivos…» Bien sabía el Libertador, por qué decía ello.
Blanco Encalada le cedió inmediatamente el mando de la flota al escocés. En esos días, arribó a Valparaíso, la fragata «La Argentina» al mando de Hipólito Bouchard, luego de un exitoso viaje alrededor del mundo destruyendo naves y a todo el comercio españoles que encontró a su paso.
Cocrhane, amparándose en vagas imputaciones de piratería contra Bouchard, confiscó todas las naves de éste y a » La Argentina», apresando al francés (que también era corsario argentino), y desmanteló las naves utilizándolas para rearmar las suyas y la nueva flota chileno – argentina.
Esta situación desagradó a San Martín, quien había sido jefe de Bouchard en el Regimiento de Granaderos a Caballo (combate de San Lorenzo – febrero de 1813) Luego de varios meses de retardo en el juicio a Bouchard, los granaderos de San Martín, al mando de Mariano Necochea, ocuparon militarmente el buque «La Argentina» y pocos días después se le otorgó la libertad a Bouchard, a quien le fué encomendado por San Martín el mando de «la Argentina» en la nueva flota argentino – chilena, pero como transporte de tropas y no como buque de guerra.
En septiembre de 1819 Cocrhane ordenó un ataque a las fortalezas del Callao, en Perú, contra las órdenes de San Martín ,fracasando en su intento de tomarlas. Posteriormente inició un crucero de corso contra Guayaquil, el que también obtuvo escasos resultados, militares y económicos.
Su prestigio como Almirante estaba en juego por lo que, unilateralmente decidió atacar las guarniciones españolas al sur de Chile, en Valdivia. Esta era la plaza más fuerte del océano Pacífico, después del Callao, en manos de los españoles y en enero de 1820, Cocrhane, con una sola nave ( la fragata «O’Higgins» ) atacó un bergantín español que conducía 20.000 pesos para pagar los sueldos de los españoles y en Talcahuano consiguió el refuerzo de las naves «Intrépido» y «Moctezuma» junto con 250 hombres chilenos al mando del sargento mayor Beauchef.
En febrero de 1820 atacó las fortalezas de Valdivia defendidas por más de 120 cañones y 1600 hombres. Los defensores, pensando que eran atacados por un enemigo más fuerte, luego de un intento de resistencia, abandonaron la plaza fuerte.
Acto seguido, atacó la isla fortificada de Chiloé (febrero de 1820) pero no pudo quebrar la férrea defensa de los hispanos. Cocrhane se retiró y, si bien fué derrotado, el océano Pacífico quedó en manos de las naves patriotas. La isla de Chiloé resistió hasta 1826, fecha en que cayó en manos de los chilenos al mando de Ramón Freire.
«No tenía más que un buque y por consiguiente no había que consultar con nadie. La temeridad que se me haya imputado muchas veces como cualidad, no es inherente a mi carácter. Hay temeridad en aquellas empresas en que no se calculan las consecuencias…» explicaba en sus Memorias Cocrhane.
El congreso chileno puso al mando de las operaciones en el Perú como comandante en Jefe, al Gral. San Martín, lo que disgustó a Cocrhane ( designado como jefe de la flota) quien a partir de ese momento mostró su disconformidad desobedeciendo sistemáticamente cada una de las órdenes del general argentino.
El ejército libertador, bajo bandera chilena, financiado por Chile, partió en la flota libertadora el 20 de agosto de 1820
El 8 de septiembre comenzó el desembarco en costas peruanas, iniciándose una penosa guerra, con la situación empeorada por las fiebres tropicales que afectaron casi a los dos tercios del ejército libertador, y la «escuadra dividida entre los partidarios de Cocrhane y los partidarios de Guise…» como escribía San Martín al coronel Miller.
El vasto plan sanmartiniano «de puertos intermedios» se basaba en la campaña de crucero de la flota al mando del escocés, que debía atacar toda nave española que pretendiera ayudar con armas, alimentos o tropas a los españoles en Perú.
En noviembre de 1820 Cocrhane con una flotilla de barcazas y chalupas, atacó al mejor buque de la escuadra española fondeado en El Callao y, luego de sangriento combate, lo tomó para los patriotas.
Insistentemente el almirante reclamaba a San Martín que atacara el Callao, pero el plan del argentino era seguir la guerra en los puertos intermedios y dejar que el Callao cayera solo, por hambre. El interés del escocés estaba en tomar la fortaleza para reclamar para sí, parte de los tesoros del Callao, en cumplimiento del contrato de corso sin importar los costos en vidas humanas.
El interés de San Martín era terminar la guerra, sin importar el tiempo pero ahorrando la mayor cantidad posible de vidas, sobre todo patriotas ya que se encontraba en inferioridad numérica con relación a los españoles.
En marzo de 1821 San Martín encomendó a Cocrhane la realización de una nueva expedición al sur , a Pisco y de allí a los puertos intermedios, conduciendo la columna del Coronel Guillermo Miller. El 22 de abril al llegar a Arica , se intimó la rendición de la guarnición española y finalmente se rindió la plaza. Allí Cocrhane se incautó de 120.000 pesos enviados desde Lima y 300.000 e mercaderías, de los que dispuso a su absoluta libertad. Luego de dejar a la tropa libertadora en el puerto de Pisco, Cocrhane la abandonó para ir nuevamente a atacar el Callao, desobedeciendo a San Martín.

Foto del avatar
Acerca de Julio Ruiz 60 Articles
Profesor de Historia. Colegio Cervantes y Jesús Sacramentado de Bolívar, Argentina. Ex Intendente de la Ciudad de Bolívar en la Provincia de Buenos Aires, Argentina en el período 1987-1991. Abogado. Integrante de la Asociasón San Martiniana en su caracter de presidente. Columnista en el Diario La Mañana. Obras Históricas entre otras: Blandengues, “La Odisea”, “Historias que hicieron cuentos”, “Paginas de una historia olvidada”. “Hubo un tiempo que fue Hermoso”una creación colectiva de ex alumnos, Bachilleres de la promoción 1972 del Colegio Nacional de Bolivar (Bs As). Los Negritos de San Martín. “La historia, un cuento y un libro”

Sé el primero en comentar

Deja un comentario

Su dirección de correo electrónico no será publicada.


*