El consenso sobre los cambios a implementar en el área educativa debe ser generalizado, y los docentes no pueden ni deben estar ajenos en esta reforma. Otros gobiernos lo intentaron y fracasaron. La opinión y el enfoque con el que los docentes pueden contribuir los convierte en verdaderos protagonistas de proceso: de ninguna manera deben ser “convidados de piedra” de los cambios a implementar.
La primera instancia de aplicación de una reforma sin dudas debe ser la de los institutos de formación docente, que deben preparar y capacitar a los futuros educadores en base a contenidos y estrategias de enseñanza previamente consensuadas. La capacitación a docentes en actividad debiera darse en forma paralela y coordinada. Es necesario que la reforma se vaya aplicando gradualmente, en base a un proyecto perfectible y a largo plazo, que considere el nuevo perfil de alumno al que nos estamos enfrentando: un ser diferente, nacido en un entorno digital, con otros tempos, otras motivaciones y marcada autonomía en el proceso de aprendizaje.
Docentes bien pagos, con salario en blanco, mayor presupuesto asignado a educación, inversiones en escuelas, sin dudas garantizan también el éxito de la reforma. Si queremos aspirar a escuelas de excelencia que preparen alumnos de manera eficiente como el Colegio Nacional Buenos Aires, tenemos que imitar el modelo de inversión educativa que esta prestigiosa institución representa: cantidad y calidad de profesionales al servicio de logros académicos que se repiten generación tras generación.
La vuelta al Polimodal o ciclo de orientación vocacional más específico servirá para que los alumnos se preparen para una instancia de educación superior o para formarse en diversos trabajos, pudiendo complementarse con prácticas laborales solamente coherentes con la orientación que el alumno ha elegido.
La reforma educativa a implementar debe ser equilibrada en cuanto a contenidos. Es deseable que se preste especial atención al desarrollo corporal, por medio de actividades como danzas, educación física, cuidado del cuerpo, alimentación, etc. La escuela tiene un fin social, y por esta razón deben fomentarse las actividades deportivas como precursoras de competencias sociales tales como el respeto, el compromiso, el cumplimiento de consignas, el trabajo en equipo; es también fundamental destacar la importancia del arte en las escuelas, como medio de expresión de los chicos y para fomentar su creatividad. La música, la pintura, las letras, y todas las manifestaciones artísticas inspiran el potencial creativo y estimulan la capacidad de imaginación de los chicos. El resto de los contenidos, sin dudas, deben contribuir a una educación de calidad, que prepare a los alumnos para el mundo que nos toca vivir. No debe perderse de vista el objetivo fundamental de la escuela pública, que debe ser formar hombres libres, garantizando igualdad de condiciones entre los ciudadanos.
MIGUEL ANGEL DIAZ
SECRETARIO GENERAL DE UDOCBA
PROFESOR DE DIBUJO Y PINTURA
ARTISTA PLÁSTICO
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