1. ¿Son los sindicatos docentes impermeables a los cambios que se manifiestan en educativamente?
Todos juegan su propio juego. Yo soy una convencida que los sindicatos deberían existir. Porque hay cuestiones que deben ser desarrolladas y tratadas en ciertos espacios. Pero los que existen están muy alejados de la realidad. Han perdido el norte y se han enfrascado en una lucha de poder político donde lo último que importa es defender derechos. Los sindicalistas, en su mayoría, se convirtieron en aspirantes a empresarios.
La política los ha atravesado, las discusiones partidarias les marcan el rumbo. Se defienden solo a sí mismos. No tienen en cuenta la lectura completa ni a todos los actores involucrados. Yo no creo que sean impermeables a los cambios. Creo que pelean los cambios que les convienen a ellos. Y eso no honra ningún espacio nunca. Pero onsidero que deberían existir y ser llevados adelante por profesionales de la educación. Al menos como fuente de consulta. Los sindicatos no funcionan hoy porque hemos perdido la fe. Eso sucede cuando los que debieran representarnos, representan solo sus propios intereses. Ese gran deterioro se ha interiorizado tanto en la población que está profundamente deteriorada la acción de los mismos. Dependerá de ellos, si quieren seguir siendo funcionales a los intereses de turno, o si velarán por los intereses de los que dicen defender. Pero lo que los sindicatos educativos no pueden olvidar jamás, es que primero está el interés de los niños.
2. ¿Cómo trabajan cooperativamente con el Consejo Escolar y la Municipalidad? ¿Qué actividades realizan?
Pertenezco al Bloque Juntos, que en el Consejo Escolar es minoría. La situación es muy compleja. Al ser minoría, nosotros no tenemos casi ni voz ni voto. El grupo mayoritario arbitra decisiones que considera de modo inconsulto, es casi una escribanía. No tenemos acceso a un cruce ordenado de información, recibimos los expedientes con muy poco margen para revisión, se trabaja casi sin invitaciones a cotizar en las emergencias, cosa que vemos con preocupación. Nos han vaciado de gente para trabajar. Mis compañeras han repartido ellas mismas los kits de limpieza a las escuelas. No nos han facilitado SPOTS, que son profesionales que desempeñan su trabajo en escuelas, y que se aplican para trabajar con los Consejeros. Solo el grupo oficialista puede contar con ellos. Son cosas que se aprueban en La Plata, pero que para nosotros tardan más o no llegan nunca. Los Consejeros Escolares, por ley, no tenemos ni asesores, ni ayuda de ningún tipo. Nuestra dieta es hoy, de alrededor de 40 mil pesos si se opta por la misma.
Si al momento de asumir, estamos en cargo provincial, se puede optar por percibir ese salario en lugar de la dieta. Nosotros nos pagamos la nafta, pintamos nuestras oficinas, hacemos todo. Hemos presentado proyectos, todos nos fueron denegados. Algunos con razones fuera de toda lógica. Sin embargo, en nuestro Municipio, el Intendente es de nuestro espacio. Y como no podíamos trabajar hacia dentro del Consejo Escolar, nos apoyamos en las herramientas que nos brinda la Municipalidad. Hemos implementado los Viernes de visitas a escuelas especiales junto al Director de Discapacidad, hemos inicio a un taller que sobre cómo ser proveedor del estado a través del Consejo Escolar, hemos articulado con Producción para acercar a las escuelas el Programa Despertar Vocación, hemos trabaja lo muy fuerte con Desarrollo Social del Municipio para articular un dispositivo de presencia en los barrios, donde estamos presentes. Pasamos mucho tiempo recorriendo escuelas, atendiendo a los requerimientos. Y también participamos en todas las comisiones propias que hacen a nuestro rol dentro del Consejo Escolar.
3. ¿Cuáles y porque son sus personajes históricos favoritos en la Historia de Mar del Plata?
Qué difícil. No soy buena para eso. Nunca mis personajes favoritos estuvieron lejos mío. Mis personajes preferidos son contemporáneos y anónimos. Hoy sigo mucho a un maestro que trabaja en Misiones, que tiene una Escuelita Ambulante “Caminos de Tiza”, fundada por Julio Manuel Pereyra. No es de Mar del Plata. Pero es una persona que admiro
profundamente a través de su intensa labor con los chicos.
4 . ¿Por qué la profesión docente ha perdido prestigio social?
Porque cambió la forma de relacionarnos y, en ese cambio, hemos perdido todos. No solo los maestros o los profesores. Muchos profesionales han perdido ese prestigio del que usted refiere. En el ámbito de la docencia, más allá de las cuestiones sociales que son muchas, no hemos sabido levantar banderas que valieran la pena. No hemos elegido convertirnos en héroes. Hemos sido cómodos. Hemos perdido la oportunidad histórica de haber salido a la calle a pedir por la vuelta a la presencialidad. No he visto muchas voces docentes levantando la voz. Los que sí lo hicimos, continuamos en contacto, sabiendo que somos una minoría. Hemos hecho demasiado silencio ante los avasallamientos reiterados de los últimos tiempos. Hay demasiado silencio en el mundo docente. Demasiado. Son muy pocos los que se animan a decir qué sucede si un director decide denunciar alguna situación que vaya en contra de la política de turno. Son pocos los docentes que han dicho NO, cuando sus directivos les indican que todos deben pasar de año, con o sin los conocimientos adquiridos. Los docentes nos hemos vuelto cómodos y silenciosos. Nunca vi un grupo de docentes reclamando en la puerta de una escuela que la comida que envían no alcanza, y decidiendo ponerle a esa lucha, a cualquier lucha, su nombre y su firma. No existen los héroes cobardes. Por eso hemos perdido el prestigio. Por cobardes.
5. Mar del Plata como ciudad universitaria ¿genera empleo?
Mar del Plata no está ajena a la realidad que estamos viviendo. En una ciudad donde el desempleo suele ser estructural, la generación de empleo es un eje transversal. Todas las acciones de gobierno tienen que ver con eso.
6. Por último, una frase para usted o comentario sobre la educación que le hay impactado últimamente.
«La solidaridad carece aún de espacio concreto dentro del sistema educativo. Generalmente se comprende como una materia aparte, con unos contenidos específicos planteados al margen de las demás asignaturas, incluso cuando se incluye dentro de los denominados ejes transversales. En muchos centros, educar en la solidaridad sigue siendo un compromiso personal de algún profesor o profesora voluntarios o de algún pequeño grupo. Siempre, una labor de siembra incierta. Un trabajo que, por intenso y tenaz que sea, es sólo un primer paso en lo que debería ser una opción global a nivel de centro, e incluso a nivel de concepción general de los planes educativos.»
Educación sin fronteras (El mundo en guerra. La educación para la paz -recopilación de propuestas-.
Editorial Graó. Barcelona, 2003).
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