Es una escuela sin cuadernos y sin tizas. Es una escuela sin túnicas ni guardapolvos.
Es una escuela gigante, repleta de imaginación, con ganas e ilusiones que asoman por todas las ventanitas.
Es una escuela donde sin consultar, entran y salen preguntas, aparecen silencios, y corretean respuestas con inmensas pinceladas de corazón.
Es la escuela del día, de la noche, de las siestitas. Es la escuela de ahora, de ayer y de mañana.
Es la escuela de casa, la de mamá y papá. La que no cierra.
Es la CASA ESCUELA, donde somos aprendices de maestros y maestros de aprendices.
Donde nos caemos y nos levantamos, donde cocinamos aprendizajes, y lavamos incomprensiones con suavizantes hogareños.
Donde crecemos, en la “burbuja/escuela”, que nos cuida en pandemia, nos regala abrazo real, y nos enseña de abrazo virtual.
Donde recibimos caricias de aprendizajes, cachetitos de confianza y abrazos de “tú podés”
Mi escuela tiene una particularidad: siendo la escuela más chiquita, es la escuela más GRANDE DEL MUNDO!!
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