En la docencia, la enseñanza como proceso de transmisión y apropiación de conocimiento, se perfila como proyecto pedagógico y como apuesta ética. Ser docente implica, “no sólo aprender a enseñar” sino también aprender las características, significado y funciones sociales de la ocupación. Son los pilares que sostienen las tareas educativas, responsables de pensar, diseñar y desarrollar propuestas significativas que enriquezcan los procesos de aprendizaje. La práctica docente no es decidida individualmente, una práctica deliberada, sino una experiencia social internalizada, una internalización de estructuras sociales. Es un hacer social que implica una “experiencia práctica”, que es la “aprehensión del mundo social como dado por supuesto, como evidente” (Edelstein, 1995: 25).
Partiendo de esta concepción, el docente no debe actuar como educador una persona con prejuicios raciales. Debe actuar como agente educativo, considerando los diversos sectores sociales. Debe promover igualdad de oportunidades educativas. Debe atender a la diversidad, analizando la repercusión de las condiciones culturales y socioeconómicas de los alumnos, en las decisiones y prácticas. Los prejuicios de cualquier tipo son un elemento que excluye mucho más que integra, la educación del hombre tiene como finalidad última la integración del mismo al seno de la sociedad, jamás el prejuicio debe estar presente en la manera de obrar del docente, lo contrario sería aceptar que hay categorías diferenciales entre los seres humanos.
Los docentes representan el motor de la institución para que los cambios esenciales de la mejora educativa se lleven a cabo. Es imposible crear buenas escuelas sin buenos maestros, como también es imposible crear comunidades de aprendizaje sin docentes que actúen como profesionales. Las comunidades de aprendizaje son un modo de profesionalización docente, de socialización de saberes, de cooperación mutua y de lazos interpersonales. Por último y no menos importante, en ese proceso de profesionalización no debemos descuidar la pasión y vocación sin perder la razón. Las empresas actuales si desean sobrevivir a un mercado en constante cambio, requieren innovar, arriesgarse a la generación de ideas nuevas. El fomento de la creatividad entre sus miembros permitirá a las empresas identificar alternativas viables, comprender y evaluar a fondo los problemas que de otra manera no se reconocerían. Lo mismo ocurre antes los constantes cambios metodológicos que se producen desde los teorizados de la moderna pedagogía.
La tarea de educar es paralela a la existencia de la humanidad; el educador de hoy es fruto de la educación de ayer, con una matriz fuertemente marcada; si es capaz de educar al niño que será el hombre de mañana, esa capacidad la ha recibido de los educadores de ayer. Hay que salvar los sanos principios filosóficos de la educación y eliminar los erróneos, y actualizar los instrumentos y técnicas, siguiendo el cambio de los tiempos, en la medida en que se juzga que ayudan a perfeccionar y agilizar la acción educadora, sin desmedro de la finalidad a que apunta la educación del hombre.
El docente tiene la obligación de estar actualizado, estar abierto a la innovación creativa, debe estar atento a la diversidad cultural para dichas propuestas. Una posición de espera, y escucha atenta, evaluar con tiempo las propuestas, escarbar en lo profundo de las propuestas para determinar cuál o cuáles son los objetivos que persigue y adoptar solo aquellas que se ajustan a lo que su conciencia le dicta. Muchas veces los teóricos de escritorio en su afán por «permanecer» crean propuestas de laboratorio que luego el tiempo se encarga de demostrar como ineficaces y absolutamente dañinas. No copiar lo novedoso por novedoso sino por bueno y adecuado.
Sería valiosa también partir de la idea de docente como profesional que debe saber para poder enseñar, conocer para poder elegir, reflexionar para poder decidir. Prever las propuestas a realizar, permite toma de decisiones y la elección dentro de un abanico de posibilidades.
Debemos poder entender que aprender a mirar nuestras prácticas educativas es promocionar espacios de reflexión sistemáticos, donde la pregunta como interrogante, tendría que ser un ruido constante. La significatividad se centraría en docentes comprometidos, trabajando en equipo, buscando alternativas frente a problemáticas, recuperando el interés de enseñar y el interés de aprender, diseñando conjuntamente a las Instituciones recorridos posibles. Con docentes que ponen en juego acciones y decisiones que dan prioridad al respeto por lo que cada niño y niña es, desde el marco de la diversidad sociocultural.
¿Qué educadores pueden desarrollar significativamente estos recorridos? Aquellos que “miren” a la tarea educativa desde la ética y el conocimiento, para el bien de la infancia. (Cullen, 2004)
Y me quedo con estas palabras, ser docente… es solamente educar y enseñar? ¿Qué opinan Ustedes?
Hasta la próxima… Nos seguimos leyendo!!
Me quedo con esta frase: «Es imposible crear buenas escuelas sin buenos maestros, como también es imposible crear comunidades de aprendizaje sin docentes que actúen como profesionales.»
Sucede en ocasiones que muchos docentes se han quedado con su formación inicial, sin tener voluntad o posibilidad de ir actualizándose o capacitándose para una escuela del Siglo XXI, con niños/as y jóvenes que vienen hiperestimulados por medios audiovisuales y un aprendizaje ubicuo, donde estos permiten tener un fuerte acceso a la información. Seducir en el deseo por aprender resulta complejo en los tiempos que corren, sin capacitacion mediante…
Y en relación al interrogante de Mariela. «ser docente… es solamente educar y enseñar? » opino que el docente de hoy debería estar capacitado para más que educar y enseñar. Muchos factores se fueron sumando a tener en cuenta: emociones, integración, nuevas estructuras familiares, maltrato infantil, violencia en las aulas, diversidad cultural, nuevas tecnologías…..y se podría seguir sumando aún más…. Se necesitan muchas herramientas pedagógicas para abordar en el andamiaje de cada uno de los factores mencionados, y la capacidad de diagnosticar señales que indiquen que algo en un niño/a afecta su aprendizaje, para así dar una señal de alerta al equipo directivo y/o gabinete, anticipando otros desenlaces que puedan afectar al niño/a o jóven….
Creo que nos debemos como Nación un debate profundo sobre Educación, calidad educativa, pedagogía…..que permita ir problematizando cada uno de los aconteceres dentro del aula y dentro de cada comunidad educativa.
Buen post Mariela! que invita a una continua reflexión y por qué no a una auto crítica de nuestras prácticas como «profesionales de la Educación»…… me gusta pensarlo en esos términos….