Patriotismo, sociedad y escuela

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Manuel Belgrano (Buenos Aires, 1770-1820) es uno de los padres de la patria. Su figura da nombre a pueblos, escuelas, calles, clubes y plazas. Además, está impresa en los billetes, tiene murales que lo homenajean y un Monumento a la Bandera le rinde tributo en Rosario, lugar en donde se izó por primera vez la insignia nacional el 27 de febrero de 1812, a orillas del Río Paraná.

Reunió en sí mismo un conjunto de virtudes: fue -prácticamente en simultáneo- intelectual, abogado, periodista, político y militar. Le dio vital importancia a la educación y protagonismo a las mujeres.

Su participación resultó clave en el período independentista, tanto en el campo de batalla como en la Primera Junta de Gobierno el 25 de mayo de 1810, cuando fue designado vocal. Todo ello lo ha encumbrado al bronce de la Nación, un ápice al que sólo llegan unos pocos elegidos, que devienen modelo de ser humano a seguir, un ideal que se propone cada sociedad desde tiempos inmemoriales.

Sin embargo, sus valores morales -especialmente destacados- no sólo constituyen una cualidad suya; también son compartidos por otros referentes de un país que en muchas ocasiones parece asumirse huérfano de dignidad.

El Doctor René Favaloro (La Plata, 1923-2000) fue una eminencia mundial de la ciencia, un hombre sencillo que edificó una carrera inobjetable: pasó de ejercer como médico rural en La Pampa a completar su formación en Cleveland, donde creó el bypass coronario, una técnica que permitió salvar millones de vidas y lo catapultó al reconocimiento internacional. Su actividad profesional estuvo emparentada con un gran sentido de la ética y la solidaridad, vocación de servicio, compromiso social y preparación permanente.

Pudiendo convertirse en millonario, decidió volver a Argentina para crear su propia Fundación, que se rigió según tres principios: asistencia médica, docencia e investigación.

El trágico final -disparándose en el corazón- resultó un mensaje a un país que no solamente lo ignoró sino que también hizo lo propio con tantos damnificados que eran destinatarios de su ayuda. Ante la partida de ambos íconos, quedan los Excombatientes de Malvinas como testigos directos de un hito trascendental en la historia de la patria.

El pasado reciente es doloroso. La tristeza de la guerra en 1982 no debe dejar de lado un debate aún más profundo: la usurpación de las Islas en 1833, un proceder típico de los imperialismos para extender al máximo el alcance de sus dominios.

El Veterano no es una persona identificada con un rostro. Son varios y uno a la vez; parte de un colectivo que a la consigna de Memoria, Verdad y Justicia, agrega los conceptos de Soberanía y Paz. ¿Qué tienen en común estos tres actores sociales (Belgrano, Favaloro, Excombatientes)? ¿Cuáles son sus diferencias entre sí? ¿Por qué motivos es necesario recordarlos siempre, y especialmente hoy que es el Día de la Bandera?

El eje transversal que los vincula es el patriotismo. Todos ellos salieron de su comodidad y volvieron al barro de la adversidad. Fueron personas comunes que hicieron algo extraordinario. Belgrano, nacido en una familia adinerada, estudió en Europa pero decidió volver y hasta poner en riesgo su integridad física.

Favaloro, hijo de un carpintero y una modista, se graduó en la educación pública. Estados Unidos de Norteamérica quiso retenerlo, buscando convencerlo a partir de distintas propuestas como ponerle su nombre a la clínica donde brilló siendo el creador de una cirugía revolucionaria; pero su decisión de regresar a Argentina fue innegociable.

Los Excombatientes, a pesar de las condiciones infrahumanas que atravesaron -hambre, frío, enfermedades-, sienten orgullo por haber defendido al país de la usurpación extranjera. Y más allá de las dificultades, nunca ponen en duda su amor por la bandera.

Resulta insoslayable hablar de sus destinos. Belgrano murió pobre. Favaloro se quitó la vida porque ningún gobierno le tendió la mano para salvarlo de las deudas contraídas en su Fundación; en todo caso, los aportes eran interesados, invitándolo a una corrupción ante la que se negó. Los Excombatientes -cuyos 649 miembros cayeron en combate, otros padecieron trastornos psicológicos y hasta algunos se suicidaron luego- tuvieron la indiferencia de un Estado y una sociedad que luego de la guerra los miró con lástima y desprecio. Y aun así, el tiempo parece curarlo todo (o casi).

Belgrano está en lo más alto de las consideraciones; no hay grandes discusiones que lo pongan en duda. Favaloro fue tan grande que los ecos de su biografía van siendo paulatinamente apreciados. Los Excombatientes, desde comienzos de este siglo, reciben el cariño de un pueblo que cobra dimensión de su gesta. No es que la sociedad les dio una segunda oportunidad, sino todo lo contrario: sucede al revés, son ellos los que abrieron nuevos espacios de comprensión, respeto y cercanía. A Belgrano se lo estudia en las escuelas, teniendo un feriado en su nombre.

Lo mismo con los Excombatientes, aunque en los diseños curriculares oficiales se hace mayor hincapié en el conflicto bélico de hace 40 años y no en la historia que tiene su origen desde poco después de la Declaración de la independencia.

Favaloro, llamativamente, permanece todavía ausente en la cultura escolar, más allá de alguna eventual mención que distintos docentes decidan hacer por su cuenta. En una fecha tan especial como la 20 de junio, poder evocarlos en perspectiva comparada es devolver algo de lo tanto que han hecho por la comunidad; de manera tal que se impone como un derecho y una obligación dar a conocer el legado de su obra.

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Acerca de Adrián López Hernaiz 26 Articles
Docente y divulgador de Filosofía egresado en la UNLP. Estudiante de Posgrado en Ciencias Sociales por la misma institución; su tema a investigar se vincula con La Noche de los Lápices. Con Ediciones Masmédula (editorial independiente de La Plata) publicó dos libros: En 2014 escribió una obra de relatos llamada LAS PALABRAS QUE NOS TRAJO EL VIENTO (organizada en tomos: “Primavera”, “Verano”, “Otoño”, “Invierno”). Para 2016 presentó ALGO QUE SEPAMOS TODOS (textos de filosofía en dos volúmenes: “De la caverna al sol”, con contenido más humanístico; “De la lupa al telescopio”, orientado a las ciencias). Esta producción ha sido difundida en ámbitos académicos de México y Uruguay; circula por escuelas, institutos de formación docente y una materia de didáctica de una universidad nacional del país. Actualmente, el autor trabaja en un libro basado en entrevistas a gente del arte, la ciencia, la cultura; así como también a activistas de derechos humanos y demás referentes que contribuyen a un mundo mejor. Su exposición está prevista para fines de 2020. Se desempeña como docente en escuelas primarias y secundarias; también en nivel universitario. Participa de Jornadas y Congresos a nivel nacional e internacional. Es columnista del programa radial “El Buscador”, que se emite por La Redonda (FM 100.3) de la ciudad de La Plata. También, colabora con textos para la revista digital educativa “El Arcón de Clio” y el portal de noticias “Miravox.info”.

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