La pandemia de COVID-19 evidenció la urgencia de consolidar un sistema nacional de información educativa nominal, una herramienta clave para la gestión educativa y para el trabajo pedagógico, que facilita el acompañamiento de las trayectorias y la prevención del abandono escolar. Aunque en 2012 se definió crear el Sistema Integral de Información Digital Educativa (SInIDE), el país se encuentra atrasado en el desarrollo de un registro único nacional que permita hacer un seguimiento individual de cada estudiante, docente y escuela.
Argentina es uno de los pocos países de América Latina que no cuenta con un sistema nacional de información educativa nominalizada, es decir, capaz de hacer un seguimiento individual de la trayectoria de cada estudiante. Mientras que Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, México, Paraguay, Perú y Uruguay implementan sistemas de información educativa nominal, Argentina aún no ha podido consolidar el Sistema Integral de Información Digital Educativa (SInIDE), cuya creación se definió en 2012, es decir hace casi 10 años.
La conclusión surge del informe “Sistemas nominales de información educativa”, del Observatorio de Argentinos por la Educación, con autoría de Samanta Bonelli, especialista en políticas educativas. El documento releva el estado de situación de los sistemas de información educativa de las provincias y CABA, y señala los avances y desafíos en la nominalización de los datos educativos en Argentina.
Un sistema de información nominal permite identificar a cada unidad del sistema educativo (estudiantes, docentes, escuelas) y gestionar toda la información asociada a ella a partir de un registro único. Poder contar con datos oportunos y de calidad es una condición necesaria para forjar sistemas educativos inclusivos y resilientes, capaces de responder a las demandas del contexto en tiempo y forma. Entre otras funciones, los sistemas nominales permiten desarrollar sistemas de alerta temprana para prevenir el abandono y diseñar políticas para lograr el regreso a la escuela de los estudiantes que han abandonado.
«Los sistemas de información nominales son una herramienta fundamental para la gestión educativa en sus distintos niveles. La pandemia puso sobre la mesa la urgencia de fortalecerlos para poder acompañar y proteger mejor las trayectorias de los y las estudiantes», explica Bonelli.
El informe se basa en un relevamiento en línea a las 24 jurisdicciones del país, realizado entre septiembre y noviembre de 2021, y enfocado en las características de los sistemas jurisdiccionales de información educativa. De las 24 jurisdicciones convocadas a participar, fueron 18 las que respondieron el cuestionario: Buenos Aires, CABA, Catamarca, Chaco, Chubut, Córdoba, Corrientes, Entre Ríos, Formosa, Jujuy, La Pampa, Mendoza, Neuquén, Río Negro, San Luis, Santiago del Estero, Tierra del Fuego y Tucumán.
El 89% de las jurisdicciones que participaron del relevamiento (16 de 18) reportaron que implementan sistemas propios de información nominal. Sin embargo, en algunos casos se encuentran en vías de desarrollo, con bajos niveles de cobertura, o no disponibles aún para la comunidad educativa. En promedio, se registra un alto nivel de cobertura de estos sistemas en los niveles obligatorios: más del 90% en el nivel inicial y primario, y alrededor del 85% en el nivel secundario.
El Sistema Integral de Información Digital Educativa (SIniDE) hace referencia tanto a un sistema de carga que Nación pone a disposición de las provincias como a la base de datos homologada a nivel nacional. De las 18 jurisdicciones que respondieron el relevamiento, sólo Jujuy y Santiago del Estero utilizan el sistema nacional de carga provisto por SInIDE. Entre las otras 16 jurisdicciones, con sistemas propios de información, solo 9 (Buenos Aires, Catamarca, Chaco, Córdoba, Entre Ríos, La Pampa, Neuquén, Río Negro y Tierra del Fuego) cuentan con sistemas de información integrados o en vías de integración con la base de datos nacional del SInIDE. En cambio, los sistemas de CABA, Chubut, Corrientes, Formosa, Mendoza, San Luis y Tucumán no están integrados ni en vías de integración con el SInIDE. Esto implica que la consolidación de una base nominal homologada a nivel nacional sigue siendo una cuenta pendiente.
Irene Kit, presidenta de la Asociación Civil Educación para Todos, indica: “La búsqueda de quienes quedaron excluidos durante la pandemia sería mucho más eficaz si hubiéramos cumplido con el programa y las normas del SInIDE. En tiempo y dinero, y en las consecuencias emocionales para los estudiantes, una vez más prevenir –contar con información oportuna– es mejor que curar –tener que contratar cientos de personas para que salgan a buscar a los excluidos–. No obstante, el gran desafío es pensar cómo acoger y apuntalar a esos estudiantes cuando vuelvan. El propio SInIDE podría permitir dar seguimiento a trayectorias alternativas, personalizadas para que estos estudiantes se puedan reinsertar”.
Walter Grahovac, ministro de Educación de Córdoba, describe la experiencia de su provincia: “Como una de las premisas de la política educativa, desde 2015 el Ministerio de Educación de la Provincia de Córdoba trabaja sostenidamente para desarrollar el Sistema Integral de Gestión Educativa (SIGED) provincial. Esta iniciativa ha permitido ampliar la cobertura de información nominal provista por el Sistema de Gestión de Estudiantes. Este sistema, por su parte, permite conocer las trayectorias educativas reales, mejorar la gestión en el ámbito escolar, desarrollar nuevas funcionalidades complementarias que facilitan la comunicación con las familias, gestionar las convocatorias y designaciones docentes, y considerar asuntos relativos a infraestructura escolar”.
Martín Müller, presidente del Consejo General de Educación de Entre Ríos, señala: “La pandemia dejó expuesta la necesidad de contar con información precisa e inmediata del sistema educativo. Principalmente, para poder hacer un seguimiento de las trayectorias de los estudiantes, que fue la cuestión más crítica, porque había que dar cuenta de los procesos de desvinculación (en 2020) y revinculación (en 2021). Consideramos que nuestro sistema de información es eficiente y que está incorporado por las escuelas. Pero aún tenemos dos grandes desafíos: el acceso de las familias a la información, y completar la nominalización de los estudiantes”.
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