Manual de Apoyo Docente. Universiad Central de Chile

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Universiad Central de Chile
Metodologías activas para el aprendizaje

ELABORACIÓN
Roberto Espejo
Rafael Sarmiento

1. 1 ¿QUÉ SIGNIFICA APRENDER?
Como señalamos en la introducción, las metodologías activas de enseñanza-aprendizaje tienen como fin último maximizar las probabilidades de que los estudiantes aprendan en una cierta situación implementada por el profesor. En vistas a este fin es necesario considerar ciertos principios que nos permitan diseñar tales situaciones.
Una primera pregunta que puede hacerse el docente es: ¿qué significa para mí aprendizaje? Valdría la pena que el lector no siga leyendo y que se tome unos momentos para escribir su definición propia a este respecto.
Algunas definiciones que se han propuesto para aprendizaje y que parecen coherentes con el enfoque de competencias de nuestra casa de estudios podrían ser:
“El aprendizaje […] se refiere a los cambios de conducta relativamente permanentes (por tanto, no se trata de cambios irreversibles, pero tampoco fácilmente reversibles), que son consecuencia de la práctica o de las experiencias de la persona” (Bermeosolo, 2007, p.
El aprendizaje, por otra parte, en el contexto de la teoría constructivista se entiende como un proceso de construcción del conocimiento esencialmente individual e interno que depende del nivel de desarrollo cognitivo, de los componentes motivacionales y emocionales, y es inseparable del contexto social y cultural en el que tiene lugar (Coll, 2002).
Ambas definiciones contienen una idea que nos parece fundamental: el aprendizaje no es memorización. Por otra parte, y como señala Silberman (1998) la mayor parte de lo que memorizamos se pierde en cuestión de horas, de ahí la necesidad de generar espacios donde los estudiantes puedan discutir, preguntar, hacer e incluso enseñar a otros. A la base de la idea de las metodologías activas se encuentra la constatación de que el profesor no puede hacer el trabajo mental del estudiante. Puede promoverlo, puede apoyarlo, pero el estudiante debe – en algún momento – enfrentarse por sí solo al tema, las ideas o los problemas en cuestión. Si bien la memoria es relevante y es parte fundamental en el proceso de construir un aprendizaje, no es sinónimo del mismo.
Es importante tener presente que la cognición no consiste en un proceso lineal, a través del cual se llega a la solución de problemas previamente formulados o se alcanzan determinados propósitos dispuestos de antemano:
“El carácter situado de la cognición es el reconocimiento de la naturaleza necesariamente indeterminada de la actividad humana y de su poder creador: un mismo conocimiento o saber no establece patrones de acción fijos y predeterminados; los modos como se plantean los problemas dependen del significado atribuido por las personas a sus experiencias y modelan la forma en que sus saberes se construyen, se modifican y se ponen en juego, siempre en función de una situación concreta.” (Sagástegui, 2004, p.33).

El aprendizaje es concebido entonces, como un proceso de construcción social producto de la intersubjetividad, la confrontación y la reflexión colaborativa sobre la práctica.
Así entonces, los aprendices se apropian de las prácticas y herramientas culturales a través de la interacción con miembros más experimentados, o agentes educativos influyentes mediante prácticas pedagógicas deliberadas, a través de mecanismos de mediación y ayuda ajustada a las necesidades del alumno y del contexto. Dichas prácticas requieren ser coherentes, significativas y propositivas, ya que la autenticidad de una práctica educativa puede determinarse en función de su relevancia cultural y del tipo y nivel de actividad social que promueve. Es de gran importancia considerar, como planteaba Vygotsky, que el aprendizaje requiere de inter-acción social e intra-acción individual. Es lo que permite al individuo avanzar desde la zona de desarrollo real (los actuales aprendizajes, lo que hace sin ayuda) hacia la zona de desarrollo potencial (aprendizajes a lograr) caminado
por una zona de desarrollo próximo, que Vygotsky (1979) define como esa distancia que debemos inducir en el estudiantes para que “camine” hacia su zona potencial, hacia esos aprendizajes para los que requiere apoyo. Esta inducción o mediación puede ser apoyada o mediada por el docente e incluso por el trabajo colaborativo con sus pares y requiere de la integralidad del sujeto: actuar, sentir y pensar.

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