Estas fueron las palabras de Susana, la mamá de Guille al salir de la tercer escuela que le habían recomendado para su pequeña hija de 8 años: “la tercera no podrá ser la vencida”
Susana, llegó al Centro Educativo minutos antes que la estruendosa campana sonara. Campana que marca el inicio de una nueva jornada de clases, de una nueva posibilidad…….., para algunos?, para todos?
Fue recibida por la Directora de la Centro Educativo, directora con aspecto de _no mamá_. Directora con un discurso que evidenciaba su excelente memoria secuencial, donde cada palabra precedía a la siguiente sin posibilidad de movimiento. Discurso cerrado, discurso estático, discurso que calzaba perfectamente para el formato predeterminado de alumno. “¿Ud es la mamá de una niña de 8 años, que quiere formar parte de este centro, verdad?”, planteaba con una voz monocorde la directora de la escuela.
Ya había pasado más de un cuarto de hora, y continuaba describiendo las maravillas de la currícula académica, cuando tímidamente Susana interrumpe el relato y comenta:
“Mi hija Guille disfruta al contar cuentos inventados, aunque aún no logra escribirlos. Es muy buena sacando fotos, y está aprendiendo a tocar la flauta con su tío. Matemática no le resulta sencilla, aún se confunde con las tablas de multiplicar. Está aprendiendo a pagar solita su boleto de ómnibus cuando salimos a entrenar esos cálculos los domingos de mañana. Vamos conociendo recónditos lugares de la ciudad al subir y bajar de ómnibus aventureros, cada fin de semana.
La directora, escuchaba sin escuchar ese relato; miraba sin mirar el rostro de Susana, y acomodándose en su poltrona; desacomodó definitivamente la situación. Con un discurso menos cerrado, y menos estático sugirió continuar la búsqueda académica por otros caminos. “Hay escuelas que trabajan con niñas como la suya. Nosotros no estamos preparados, y ella no se sentirá bien aquí”. Nunca imaginó la directora que Susana tampoco estaba preparada para recibir esa respuesta y que tampoco se sintió bien allí.
Cuantas Guilles y cuantas Susanas, aún siguen llegando cuando suena la estruendosa campana, y se deberán de retirar de la Institución, sin la posibilidad de volver a escuchar la ESTRUENDOSA CAMPANA!!
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